Mucho se ha dicho —y malinterpretado— sobre la juventud actual. Se les acusa de ser apáticos, frágiles, impacientes o desconectados. Sin embargo, detrás de ese juicio simplista hay una verdad más compleja: estamos frente a una generación que ha decidido no seguir los caminos tradicionales sin antes cuestionarlos.
Los centennials y posmilénicos crecieron marcados por la incertidumbre, la inmediatez y el exceso de estímulos y también son una generación más consciente, más crítica y más determinada a encontrar coherencia entre lo que piensan, sienten y hacen.
– No aceptan verdades impuestas, jerarquías automáticas, ni discursos vacíos. Prefieren ir más lento si eso significa ser más fieles a sí mismos.
Esta generación busca reformular y aunque a veces no entendamos sus formas, quizás eso sea precisamente lo que más necesitamos: dejar de entender para empezar a escuchar. Este apenas es el inicio de un diálogo necesario, porque comprender a quienes vienen detrás … es una evolución pendiente.
Podemos iniciar escuchando sin imponer, orientando sin invalidar, acompañando sin controlar, y tal vez lo que nos toca ahora como generaciones adultas es crear el espacio para que ellos, con todo lo que traen, también puedan construir.
En las próximas semanas compartiré una serie de cuatro entregas con el propósito de que sea una invitación a observarlos sin prejuicios, a comprender su lenguaje, sus decisiones y su forma de vincularse con el trabajo, la familia, la autoridad y la comunicación…no como una amenaza a lo conocido, como una oportunidad de evolución colectiva.
Belma Polonia González
Profesional en Gestión Humana, enfocada en el desarrollo del talento, la cultura
organizacional y el bienestar laboral. Se caracteriza por crear experiencias que conecten a las personas con su propósito profesional y humano.
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