EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. – Un día como hoy, 4 de enero, pero de 1643, nació Isaac Newton, uno de los científicos más influyentes de la historia por sus contribuciones a la física y las matemáticas, como la formulación de la ley de la gravedad.
Newton también tenía una visión espiritual profunda: para él, la ciencia y la fe en Dios no eran opuestas, sino complementarias. Veía al universo como una obra divina que podía ser entendida a través de las leyes matemáticas.
Newton consideraba a Dios como la “geómetra supremo”, el creador del mundo que había diseñado un universo ordenado y predecible.
En su opinión, el estudio de la naturaleza era una forma de acercarse a la mente divina. Cada descubrimiento científico, según él, no hacía más que confirmar la grandeza de Dios y su inteligencia infinita.
Newton creía firmemente que la ciencia y la religión podían coexistir, según él, la exploración científica no era una amenaza para la fe, sino una forma de profundizar en el entendimiento del plan divino.




