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25 de diciembre 2025
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OpiniónJulián PadillaJulián Padilla

¿Un bajadero para la nueva derecha?

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El derecho a la propiedad privada y a la libertad, son de naturaleza humana racional y lógica. Pretender que un modelo o sistema cualquiera, intente sustituir estas prerrogativas es sencillamente inaceptable.

Sin embargo, de ahí a establecer regímenes que basados en una simple creencia casi religiosa de los fanáticos libertarios, es una provocación que no guarda relación con la pobreza en la que los políticos de siempre han sumido a los pueblos latinoamericanos.

Para nadie es un secreto que el modelo neoliberal hace rato fracaso. Que solo ha traído más pobreza a las grandes mayorías de los pueblos, una ampliación de la brecha, gobiernos más ricos, pueblos más pobres, menor calidad de vida para la mayoría, menos democracia, mas corrupción, más irritación social, y más entrega de la soberanía a través de una supuesta apertura de la economía.

Nos parece que luego del fracaso del neoliberalismo, querer volver a imponerlo, provocaría un hundimiento de la sociedad que lo aplique, y sobre todo traería una convulsión social indetenible. Por lo tanto, un franco deterioro del clima de negocios y con ello, un efecto contrario a lo que supuestamente perseguiría el ideal de creación de riquezas.

Los mercados no son perfectos, las formulas mágicas no existen, pero cuando se habla de ser realmente democráticos, no se puede pretender que un pequeño grupo sentado en la torre de marfil y auto considerados dioses modernos, definan e impongan la miseria y el abuso de poder contra los mismos conciudadanos que engañados le votaron.

La crisis a la que sumará el nuevo presidente de la Pampa a su pueblo, será tal, que todo el ideario libertario quedará cuestionado, y el ciclo de vida de la propuesta política de la nueva derecha, será tan breve, como aquellos productos que se lanzan y mueren mucho antes de crecer.

La cultura y las características de los pueblos no se redefinen por decretos. Y mucho menos ignorando el parecer de las cámaras legislativas, sobre todo cuando hablamos de separación de los poderes del estado y de democracia.

Pretender en el siglo XXI dar inicio a una nueva dictadura en la tierra del tango y del mar del plata, no es más que una locura, que ni siquiera los mismos beneficiarios que defenderán lo indefendible, podrán tolerar por mucho tiempo.

Las protestas no cesan ni cesarán, no se trata de comprar conciencias para callar voces, como hemos vivido en la República Dominicana, las locuras envueltas en decretos presidenciales, causaran más y más irritación y las calles de Buenos Aires no dejaran de transpirar violencia, oposición y luto.

Es lamentable ver como la gente sale con lógica a protestar por medidas que lesionan a la familia y a la clase media de Argentina.

Nuevamente las cacerolas se encienden y esta vez como presagio a lo que volverá pronto a ser un nuevo corralito.

Al parecer Latinoamérica está siendo invadida por espíritus que intentan por la fuerza, violentar el derecho y el sentimiento popular. Y han entendido prácticamente, que la pobreza se elimina matando al pobre y la delincuencia, matando al delincuente. Ahí vemos al demócrata Bukele, otro ejemplo insigne de nuestra región, haciendo lo que le da la gana con su país y su constitución.

Una nueva era de delincuentes al volante, representan muchos de nuestros gobiernos en la querida Latinoamérica. Y si nuestros pueblos no son sabios, y asumen el verdadero derrotero por el poder que como soberanos les pertenece, para crear una correcta institucionalidad, que se base en un nuevo estado social, verdaderamente democrático y de derechos, lo que seguirá a continuación será la anarquía y el caos.

Con la dignidad, la salud, la justicia social y el derecho de los pueblos no se juega. Y no existen ni existirá una anatema que gobierne 100 años ni un pueblo que lo aguante.

Este sombrero es para toda Latinoamérica, minado de maleantes gobernando nuestros pueblos. Malos hijos de la patria y burladores con discursos falaces y baratos, cuerpos del orden y militares de alto rango, comprados para defender la corrupción desde nuestros gobiernos, pero que a la postre, solo sirven para enriquecer unos pocos y hacer mas infeliz a la gran mayoría de sus habitantes.

Lo triste de todo esto, es que la dialéctica y la retorica van de la mano, y los discursos y contra ofertas políticas, solo sirven para combinarse y entre todos, seguir victimizando a la población.

Con las experiencias del falso sentir por los pueblos, tanto los que gobiernan bajo los postulados de izquierda como los falsos demócratas y los de la nueva derecha, el camino que estará quedando como franqueable, será un acuerdo con las fuerzas vivas de la nación, y de esta manera, pre aprobar lo que se va cambiar en nuestros pueblos, y que no quede en la mente de un solo grupito, lo que debería ser el interés nacional.

Con la mala experiencia que a todas luces tendrá el gobierno con apenas semanas de instalado de Milei en la Argentina, la nueva derecha recibirá muy pronto un duro golpe, que traerá como consecuencia lógica el descredito internacional. La apuesta feroz de Milei, como comunicador mientras estuvo aspirando a gobernar, será su principal enemigo, si las consecuencias de sus acciones, traen más irritación a su pueblo y si llevan más miseria y desesperanza a los argentinos.

Nuestros pueblos están cansados y esto va también para mi país la República Dominicana. El juego esta trancado y bandeado, como dicen los que juegan dominó, es un tranque perfecto con el 1 Blanco y el doble 6 afuera del gobierno.

La desesperanza es la principal marca que les recuerda a los pueblos hermanos a mi querida República Dominicana, que la casta política mafiosa, tan bien descrita por un retirado comunicador decente, se ha robustecido y se impone como un régimen que aparenta bailar un pampiche armonioso, con el crimen organizado, la corrupción indetenible y la entrega de nuestra soberanía.

Al parecer, la nueva derecha podría ser una formula, pero necesita un rediseño, para que sea verdaderamente inclusiva y no desatienda los grandes problemas nacionales. Convirtiéndose sin ello entonces, en una nueva forma de saqueo permanente de una nación.

Los sistemas políticos de Latinoamérica necesitan con urgencia una redefinición. Para que la voluntad soberana de los pueblos sea respetada y finalmente se pueda decir con la mejor buena fe del mundo y no con la ironía de la casta mafiosa de los políticos de siempre, que finalmente nuestros pueblos tienen gobiernos plausibles.

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