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26 de abril 2024
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OpiniónGregory Castellanos RuanoGregory Castellanos Ruano

«Un autre»…

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El pasado día treinta (30) de octubre del dos mil veintidós (2022) el inefable Presidente del Colegio de Abogados de la República Dominicana hizo una rueda de prensa para dar a conocer que será candidato a la Sindicatura o Alcaldía del Municipio Santo Domingo Este.

¡Y eso que el Artículo 40 de la Ley 3-19, del veinticuatro (24) de Enero del dos mil diecinueve (2019),  que crea el Colegio de Abogados de la República Dominicana dice muy expresamente: «Artículo 40.- Desempeño del cargo de Presidente. El cargo de Presidente del Colegio es de naturaleza gremial; por lo tanto, no podrá realizar actividades político partidista.«!

¿Y entonces?

Que semejante acontecimiento se haya producido tiene varias lecturas: que es una continuidad en la rotura de la institucionalidad; que los integrantes de la Junta Directiva, la Fiscalía Nacional del Colegio de Abogados y el Tribunal Disciplinario son simples amanuenses del flamante candidato; que la Cámara de Cuentas, que supuestamente ha querido auditar sus gestiones, es irrespetada y se auto irrespeta; que el Ministerio Público ordinario tiene perseguidos preferidos con lo cual irrespeta y se auto irrespeta; que ese Ministerio Público ordinario, al tener una actuación bajo esa divisa, encubre.

La repetición continua de violaciones a las disposiciones que rigen el Colegio de Abogados, y otras disposiciones legales, por parte de dicho Presidente del mismo es la prueba de la impotencia de la Junta Directiva, de la Fiscalía Nacional y del Tribunal Disciplinario.

¿Porqué la Junta Directiva y el Fiscal Nacional del Colegio de Abogados no le instrumentan el correspondiente expediente disciplinario con la correspondiente Acusación al Presidente del Colegio de Abogados rebelde a la ley orgánica que rige a esa entidad para juzgarlo disciplinariamente por violar dicho Artículo 40 de la Ley 3-19 y para que el Tribunal Disciplinario en efecto lo juzgue disciplinariamente ante tan evidente aberración?

Si no lo hicieron cuando él se negó a ser auditado por la Cámara de Cuentas de la República mucho menos lo van a hacer ahora. Por cierto, ¿él quiere ser Alcalde de Santo Domingo Este para desde ahí repetir su tristemente célebre «hazaña« de no dejarse auditar por la Cámara de Cuentas?

Las gestiones del actual Presidente del Colegio de Abogados se han caracterizado precisamente por el uso alegre e inadecuado del instrumental disciplinario para propósitos inadecuados. La condotta ha sido el Norte que ha orientado ese uso. Dichas gestiones no han sido algo ni «mágico« ni «maravilloso«.

El «ha pretendido« (¿?) transmitir la imagen de supuestamente ser la «hípervanguardia« (¿?)  de la Etica y en base  a ello ha sembrado un terror visceral, ha creado un desierto de terror con abogados pusilánimes frente al golpecito de las despabiladeras que los despierta para otras cosas que implican levantar la bandera de la rendición, pero que no termina por despertar a la clase profesional de los abogados frente a qué es lo que se entronizó en ese Colegio de Abogados al ser dirigido por dicho personaje.

Ese es el realismo visceral que existe ahí. Después, todo es palabrería barata de él que lo que refleja tan sólo es doble moral.

Su herencia, su legado, es literalmente `un cuarto oscuro`. Es `un autre` cuya biografía se le escapó redactar a Jorge Luis Borges en aquella Historia Universal que escribió porque la muerte sorprendió al autor argentino y, por ello, no pudo conocer lo que está instalado en ese Colegio de Abogados dominicano.

Mientras tanto, los representantes del Ministerio Público ordinarios y  los jueces ordinarios silban y miran para otro lado. Muy «cumplidores« (¿?) de sus funciones que son.

Por Lic. Gregory Castellanos Ruano

 

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