EL NUEVO DIARIO, MÉXICO.– A un año del inicio de la crisis de violencia en Culiacán, capital de Sinaloa, los números reflejan la magnitud de la tragedia: 1.828 homicidios dolosos y 2.390 desapariciones en un periodo de doce meses marcado por el miedo, la angustia y la desesperanza de miles de familias.
El origen de esta ola de violencia se remonta a septiembre de 2024, cuando estalló una pugna interna en el cartel de Sinaloa, tras la detención de Ismael “el Mayo” Zambada y la posterior fractura entre seguidores de Los Chapitos y Los Mayos. El gobierno de Estados Unidos llegó a catalogar a esta organización como grupo terrorista, elevando aún más la tensión en la región.
Miguel Calderón Quevedo, coordinador del Consejo Estatal de Seguridad Pública (CESP), explicó a EFE que este ciclo de violencia ha sido como vivir bajo una tormenta permanente: “A veces es como un huracán de categoría cinco, otras menos intensa, pero nunca ha dejado de llover”, afirmó.
Las cifras confirman su análisis. Los meses más sangrientos fueron octubre y noviembre de 2024, con 182 y 172 homicidios respectivamente, así como junio de 2025, cuando se contabilizaron 207 asesinatos, en lo que Calderón calificó como los episodios “más trágicos” del año.
La violencia también se refleja en las desapariciones. De acuerdo con Calderón, se han presentado unas 2.000 denuncias, aunque advirtió que la cifra real podría ser el doble, ya que muchas familias no denuncian ante la desconfianza hacia las autoridades. “La capacidad gubernamental ha estado rebasada y han surgido decenas de colectivos de madres buscando a sus hijos”, señaló.
El especialista recordó que Sinaloa ya había enfrentado crisis de violencia similares en 2008 y 2017, pero advirtió que la actual ha impactado con mayor fuerza la vida cotidiana: “Se canceló la vida nocturna, en algunos momentos se interrumpieron las clases y hasta las actividades laborales”, dijo.
Para Calderón, la salida a este escenario requiere fortalecer las instituciones locales de seguridad y justicia, pues las estatales se encuentran debilitadas y dependen casi por completo del apoyo federal. “Si las corporaciones de seguridad federales no estuvieran aquí, el problema sería dos o tres veces más grave”, advirtió.
Frente a este panorama, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró este lunes que su gobierno mantendrá la presencia militar y policial en la región, con el objetivo de recuperar la paz. “Hay elementos del Ejército, Guardia Nacional, Marina e investigación. Hemos hecho detenciones importantes y vamos a seguir pacificando Sinaloa”, sostuvo.
