Este viernes 28 de octubre, la Universidad Autónoma de Santo Domingo conmemoró un aniversario más de su fundación. Otro año más sin novedad. No se avizora algo nuevo en el 478 aniversario de la UASD. Misma crisis que la tiene acorralada desde el Movimiento Renovador hasta la fecha, y que parece nunca verá su final, a pesar de ser el espacio de enseñanza universitaria obligado para las grandes mayorías.
Desde su nacimiento hace casi 500 años hasta nuestros tiempos, la UASD siempre ha sido objeto de conjuras que han tenido como propósito su destrucción. A raíz de la bula papal In Apostolatus Culmine que le dio origen a la Alma Mater bajo la férula de sacerdotes dominicos, se dice que la orden Jesuitas maniobró para desconocer la creación del centro de aprendizaje superior.
Hoy día el peligro persigue al alto centro docente, y sus enemigos parecen estar adentro de sus aulas y oficinas, que no descansan en su plan macabro de hundirla en el desprestigio y la ignominia. Grupúsculos aviesos enquistados en el campus universitario la esquilman para su provecho personal. Estos heraldos del desorden y la desinstitucionalización están al acecho como el lobo a Caperucita de cualquier mejoría presupuestal para endosarla a sus cuentas bancarias personales. La UASD merece mejor suerte.
En 1977 el técnico chileno Felipe Richardson produjo por encargo de la misma universidad, un informe sobre la situación de la misma, en la que llegaba a la conclusión de que los problemas de la institución docente del Estado Dominicano provenían del desorden administrativo reinante internamente, y nunca debido a déficit presupuestario.
El Informe Richardson fue engavetado, y su sola mención conlleva a persecución y amonestación, pues el mismo está proscrito y prohibida su difusión. Cada rectoría acude al eterno leitmotiv de falta de recursos, y en el interregno de la sempiterna “lucha por el presupuesto”, en donde se “busca” afanosamente muertos en estériles enfrentamientos, las sopas de letras que gobiernan nuestra querida Universidad se frotan las manos esperando el zarpazo que le permitirá engullirse los inacabables recursos económicos uasdiano.
La triste historia de nuestra amada universidad ha sido tan “simbólica” que en los corrillos universitarios se desempeñaba un personaje muy pintoresco, llamado Matos Méndez, quien en varias oportunidades, y dentro de sus locuras cotidianas capaz de arrancarle una risotada al más aburrido de los mortales, “reconocía” como un error decir literalmente “profesor”, para referirse al educador uasdiano. “teorizaba” Matos Méndez que la manera correcta de llamarle es “profecheque” (¿?). Por las acciones que históricamente ha desarrollado la llamada FAPROUASD, se puede colegir que Matos Méndez no estaba lejos de la verdad.
Pero si la llamada FAPROUASD ha exhibido un camino de “lucha” por intereses personales, canonjías que nunca se han reflejado en la mejoría de la calidad de la docencia, preocupa el silencio de la ASODEMU, que de seguro que cuando se “exprese”, las paredes de todas las facultades, incluyendo las del otrora Colegio Universitario temblarán de miedo.
Nuestra querida UASD ha sido tan “exitosa” en lo que a turbamulta, desorden, enfrentamientos, etc., se refiere, que se dice que los llamados dirigentes choferiles y médicos aprendieron de ella. El presidente del Colegio Médico Dominicano, Waldo Ariel Suero, sigue pie juntilla las “lecciones” uasdiana. Juan Hubieres, en su paso como estudiante de cine de la universidad “asimiló” a la perfección las “cátedras” que ha impartido el alto centro docente en esa “área”.
Sin embargo, el Pueblo Dominicano no se merece la universidad que paga con sus impuestos. Tener que alargar por dos semanas el actual semestre es un lujo que la población no puede darse, por culpa de desaprensivos que ni siquiera saben a ciencia cierta porqué rompen la propiedad pública y privada. La población quiere de su universidad respuestas a sus más acuciantes problemas. La gente quiere que desde los laboratorios de química de la UASD se elaboren los medicamentos genéricos que demandan los más necesitados.
El país se merece una orquesta filarmónica universitaria. La gente anhela cineastas de la UASD que plasmen nuestra realidad en imágenes. La nación aspira a egresados y egresadas en biología que estudien nuestra diversidad ecológica para su cuidado. Aspiramos a una escuela de agronomía que aporte los y las profesionales que con su trabajo nos conviertan en el granero del Caribe y Centroamérica. Algún día soñamos, y sabemos que eso no está lejos, con una escuela pedagogía que forme la docencia necesaria para nuestros jóvenes dejen de ver a las matemáticas como sus enemigas.
Algún día ese sueño será una realidad. Claro está que para eso hay que sacar a los enemigos internos de nuestra universidad que hacen todo lo que hay que hacer para su cierre y su privatización. Debemos todos y todas luchar para eliminar ese comején intramuros que se traga nuestra UASD.
Por Elvis Valoy




