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7 de mayo 2024
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OpiniónNelson A MarteNelson A Marte

Un análisis carabelita por los 4 costados           

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PLD-FUPU: Yo no sé nada/yo llegué ahora mismo/si algo pasó/yo no estaba ahí     

El término carabelita proviene de la jerga del mundo de los repuestos de vehículos y es también conocido por amas de casa que deben bregar con reparaciones de artefactos del hogar.

El Diccionario de Americanismos dice que el término es de uso en Puerto Rico y aquí en RD y que carabelita alude a un “Artículo de mala calidad, de manufactura inferior”.

Por extensión en el lenguaje coloquial boricuas y criollos damos al término carabelita diferentes usos, pero siempre significando que se trata de productos falsos, engañosos, malos.

Así de carabelita son los análisis de algunos comentaristas políticos que hablan del posicionamiento de los partidos y que auguran posibles resultados en las elecciones municipales del 18 de febrero y las presidenciales y legislativas del 19 de mayo del próximo año, haciendo abstracción del peso muerto negativo que cargan todos los candidatos del PLD y la Fupu por los 5 gobiernos de corrupción, impunidad y descalabro institucional con que se desempeñaron

Analizan que si PLD-FUPU se aliaran podrían salir lo menos mal parados posible de las elecciones municipales, no advirtiendo que si se alían más grande será la mancha indeleble de corrupción que los persigue.

Ponen en duda que, si decidiera dar continuidad a sus políticas de buena gobernanza, presentándose a la repostulación, el presidente Luis Abinader pudiera ganar en primera vuelta, y dicen que de no ser así se le dificultaría ganar en una segunda ronda.

Ese análisis lo repiten como si las encuestas no estuvieran mostrando que para las elecciones municipales los candidatos del PRM más que duplican las simpatías sumadas de los principales opositores juntos.

Y como -si para las presidenciales- Abinader no estuviera registrando entre un 47 y un 56% de intención de voto, y una aprobación de su gobierno que se encarama en alrededor de un 60%, lo que proyecta cómodo ganador a un candidato-presidente.

Es carabelita ese análisis porque hablan como si las encuestas no estuvieran reportando que hasta un 62% de los electores consultados afirma que las elecciones serán decididas en primera vuelta.

Esa convicción ciudadana mayoritaria es congruente con los antecedentes históricos de que en 6 de 7 elecciones posteriores a que se estableciera el 50+1 los dominicanos hemos decidido las presidenciales en primera vuelta.

Podría afirmarse que en un 100% los dominicanos tienen la determinación de decidir en primera vuelta, pues en las únicas elecciones que no ocurrió así fue cuando en 1996 el presidente Joaquín Balaguer usó todo el peso del estado para imponer a Leonel Fernández como presidente, de lo que por cierto luego mostró arrepentimiento.

Vi a un comunicador tan inteligente como Julio Martínez Pozo expresar rotundamente que no habrá victoria en primera vuelta.

El carácter más carabelita de esos analistas queda en evidencia porque obvian que tras los 20 años de corrupción, impunidad y descalabro institucional de los gobiernos PLD-FUPU esos partidos no arrastran costos o consecuencias alguna.

Que en el paso de esos partidos y sus dirigentes por el gobierno aquí no pasó nada y sus jefes son unos huevitos acabados de poner, que recuerdan a cuando Daniel Santos cantaba: “Yo no sé nada/yo llegué ahora mismo/si algo pasó/yo no estaba ahí”.

Pero ocurre que sí estaban ahí, que en 20 años de gobierno no resolvieron -ni siquiera empezaron a resolver- ninguna de las fallas estructurales que hoy critican al gobierno de Luis Abinader que aún no cumple tres años, y que se ha desenvuelto bien bajo los vientos recesivos y de alta inflación que azotan al mundo desde 2020.

Sí estaban ahí y por eso para desalojarlos del poder el pueblo tuvo que hacerle las grandes marchas verdes contra la corrupción y la impunidad, y el largo e inolvidable plantón en demanda de respeto a la voluntad popular en las urnas, luego de intentaron el fracasado fraude de las elecciones municipales de febrero 2020.

Sí estaban ahí, y por eso también los tribunales empiezan a llenarse de sus funcionarios y allegados acusados de corrupción.

Como puede verse, el análisis de los comentaristas que le dan alguna oportunidad a gente que debieran ser muertos civiles, es carabelita por los cuatro costados.

POR NELSON MARTE   

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