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6 de mayo 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Tropezones libertarios

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Las terribles luchas internas maniataron la marcha por la libertad y la independencia nacional. El movimiento restaurador es un hecho singular de egos y amor a la Patria. Unidad para enfrentar a los propósitos anexionistas, pera llega la discordia luego del triunfo.

Pasó lo mismo en la lucha por la independencia. Hateros y jóvenes de clase media intelectualizados lograron una alianza para enfrentar a los haitianos, pero saliendo las tropas interventoras, comenzó la lucha por el poder.

Una embrionaria lucha de clase puso zancadillas al anhelo de una libertad plena de los dominicanos, y entre combates y triunfos, vive la amarga    

Realidad de las dictaduras.

La lucha del 27 de febrero de 1844 echa a los haitianos, pero da pie al surgimiento del caudillo de mocha en mano de Pedro Santana. Entre fusilamientos y deportaciones de patriotas, se da forma a la primera Constitución dominicana.

Los Restauradores enfrentaron los propósitos de anexión a España, y con las armas en las manos reivindicaron la soberanía y el patriotismo nacional, pero guardaron en sus corazones la dosis de la división.

En los efectos periféricos de la Restauración surge el dictador sanguinario de Lilis. Hombre valeroso, iletrado, apadrinado en su inicio por Luperón, y fiero hasta su muerte.

Hay que llevar la historia dominicana a la escuela. Analizar nuestro pasado con sentido crítico, para sacar buenas lecciones con miras al porvenir. Los dominicanos hoy desconocen su historia, y más bien se gozan el día festivo de la efemérides.

La unidad pura y simple es difícil de lograr de modo colectivo, cada segmento social tiene sus propios intereses, sus pasiones, sus deseos inalcanzables y convierte en realidad la frase de que el aliado de hoy, puede ser el enemigo de mañana.

Meditemos sobre nuestra historia. Para avanzar hacia el futuro debemos saber de dónde venimos y quiénes somos. Los cambios no se producen por milagros, ni son simples escenas de sueños y pesadillas. Para alcanzar el desarrollo hay que trabajar con pasión e inteligencia.

Para sentarse metas en el futuro, se tiene que empezar a trabajar hoy. Una marcha tortuosa, difícil en forma comunitaria, imposible en lo individual. Hay que crecer sobre los deslices. Todavía para miles de dominicanos la libertad y la democracia son una quimera inalcanzable. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

 

Por Manuel Hernandez Villeta

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