1.-Que deben elegirlo por ser hijo de Leonel. Que los ciudadanos lo vean como alguien que se cree con derecho a ser candidato a senador del Distrito Nacional, la principal representación de la autoridad del estado en la capital de la República, porque es hijo del expresidente Leonel Fernández.
Ese maleficio sería cianuro para el candidato de la FUPU porque le sumaría el desprecio ciudadano que rechaza la aberración a que nos tiene acostumbrada la fauna política nacional, que se cree facultada para imponernos a sus familiares como candidatos o herederos de cargos para los que no los hemos elegido.
Fernández se propone como candidato por ser hijo de un ex presidente de la República y jefe del PLD por más de 20 años.
Además de esa condición no se le conoce ninguna otra calidad que invite a la gente a votarlo para senador, pues no es un referente profesional, técnico o político ni ha sobresalido en ninguna otra actividad en la que se le conozca haber prestado servicio alguno al país.
Ha sido diputado en los últimos 4 años, de seguro “elegido” con el dedo “mayoritario” de su padre, ejerciendo una discreta e intranscendente labor legislativa, para no decir penosa.
No es un referente ético, pues no ha tiempo ni oportunidad para demostrarlo, ya que como dice Julito Hazín, “Leonel lo lleva muy rápido”.
Podrá decirse que es joven y educado, lo cual reconozco, pero con esas mismas o mejores cualidades hay cientos de miles de jóvenes capitaleños, y eso no los hace merecedores de aspirar al cargo más alto del estado en el DN.
2.-Astilla del mismo palo. Omar tiene que superar el maleficio fuertemente internalizado en la creencia popular de que, si bien a veces los hijos suelen sacar virtudes de sus progenitores, también heredan sus mañas y defectos.
Omar es hijo del político que lideró dos décadas del proceso de corrupción, impunidad y desguañangue institucional más escandaloso que se conoce en los tiempos modernos del país.
Esa responsabilidad histórica de su padre no son juicios de valor ni argumentaciones de debate político, son hechos documentados en montañas de noticias, videos noticiosos, reportajes de investigación, dos libros de Participación Ciudadana, y que están patentizados en las marchas verdes contra la corrupción y la impunidad, el plantón en la Plaza de la Bandera y los juicios por corrupción del ministerio Público.
En realidad, sostienen muchos, entre ellos quien suscribe, Leonel no es un muerto civil o reo de la justicia debido a las grandes complicidades de quienes manejan la opinión pública nacional.
En su discurso proselitista Omar tiene que diferenciarse de su padre.
3.-Hijo de culebra sale larguito. Pero no sólo Omar debe tener un discurso demostrativo de que no es astilla del palo de su padre.
También tiene que convencer a los electores que pudieran respaldarlo de que en su vida pública no será como su padre, un fraude que ha decepcionado a todos los que alguna vez creyeron que sería un presidente honesto, transparente e inspirado en sentimientos y con acciones patrióticas.
No, no son fáciles de superar los maleficios que persiguen las aspiraciones de Omar, con un lastre tan pesado como el que representa su padre y asesor.
POR NELSON MARTE