Nació el 12 de febrero del 1954 en Santo Domingo. Su nombre completo es Nelson Modesto Romero Gómez.
Poeta, narrador e ingeniero civil. Graduado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) como ingeniero civil. Completó cursos de Hidrología General con énfasis en Hidrología Subterránea en Argentina; de Tierras Agrícolas y Desarrollo de Recursos Hidráulicos en Japón; de Negociación de Contratos en la Universidad de Harvard en los Estados Unidos de América y diplomados en Licitaciones auspiciados por el Banco Mundial, en tanto en República Dominicana como en Nicaragua. Ha trabajado en el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, ocupando diferentes cargos, tales como gerente de proyectos del Banco Mundial y director de operaciones; actualmente funge como consultor de la empresa española Typsa, en la preparación de documentos de licitación para la rehabilitación de canales de Riego. Forma parte de los siguientes grupos literarios: Movimiento Cultural Universitario, Movimiento Literario Avance y Unión de Escritores Dominicanos.
En el haber bibliográfico de Nelson Romero nos encontramos con los siguientes títulos y géneros literarios: Ojo de huracán (poesía), Aliento atrapado en el ocaso (sonetos) y Recodos de la vida (poesía). En el momento de esta publicación, se encuentra revisando dos proyectos literarios que pronto han de ver la luz. Su obra ya ha recogida por algunas antologías y ha sido publicada en varios medios especializados en esta área. Su ponencia «Importancia de las presas en la mitigación y adaptación al Cambio Climático», en la VII Conferencia de Presas, organizada por el Comité Dominicano de Grandes Presas (DOMCOLD y el INDRHI) gozó de gran acogida.

Cuando tomé en mis manos su obra, aún inédita, Aliento atrapado en el ocaso, dedicada totalmente a la exigente estructura poética del soneto, publiqué un ensayo en cual exponía que aplaudía la decisión del escritor Nelson Romero de abrazar con entereza al soneto y dedicarse con ganas a producir una obra que le permitiera ser parte de ese selecto grupo que ha decidido aceptar que “todo poeta que se respeta debe tener sonetos en su carpeta” (lema con el cual finalizo siempre mis talleres de enseñanza de este subgénero poético.
Es indudable el gran y meritorio esfuerzo que ha desplegado Nelson Romero para dedicar parte de su ocupadísimo tiempo al cultivo del soneto, que como sabemos, es la más rigurosa alfombra en la que puede descansar la poesía, y lo ha hecho con tal esmero que de su pluma han salido efluvios de inconmensurable valor. En ese mismo trabajo recordaba que grandes maestros de la literatura universal han abrazado y cultivado al soneto con esplendor, incluyendo grandes maestros hispanoparlantes, entre los cuales cabe recordar a Federico García Lorca, Pablo Neruda, Rubén Darío, Juana Inés de la Cruz, Jorge Luis Borges y los dominicanos Franklin Mieses Burgos, León David, Leopoldo Minaya y modestamente, quien suscribe este artículo, entre muchísimos más.
No me cabe la menor duda de que, en breve tiempo, si el poeta Néstor Romero continúa ejercitando su pasión por la poesía, tendremos en él a un digno representante de este arte que nos ocupa y deleita a tantos.
El poeta, narrador y ensayista Amable Mejía estima que Nelson Romero se ha atrevido a comunicarnos el lado más incómodo de su vida, que es lo que realmente le sucede cuando le asaltan tal o cual recuerdo y sale a darle caza a las palabras para plasmarlo en palabras llenas de ritmos interior y exterior, y por su sensibilidad la convierte en poesía de sus más hondas inquietudes vividas y no vividas. Los lectores no dejarán de reconocer que en sus libros existe un hombre de sensibilidad desbordante.
La poeta, antropóloga y ensayista Fátima Portorreal opina que el texto Recodos de la Vida de Nelson Romero es palabra raíz de suelos primigenios. Está escrito con entusiasmo e inocencia y sonrisas de conciertos revoltosos de juventud.
Finalmente, el poeta, ensayista y Premio Nacional de Literatura 2010 Mateo Morrison considera que muchos de nuestros profesionales con evidente sensibilidad han introducido, no sólo esporádicamente, sino a través de libros, como el que nos ocupa con Nelson Romero, quien con su libro “Ojo de huracán” hace su aporte al incremento de la bibliografía nacional.
Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con un poema de Nelson Romero:
AUTOBIOGRAFÍA
Nací con el yugo en el cuello
y la cicatriz bordeando
el cosmos de mi ventura.
Mi trayecto ha sido difícil:
entre trillos escabrosos
y matorrales punzados de espinas.
Preferí las aguas tranquilas del manantial,
pero no temí transitar
en medio de la turbulencia y lodo
que arrastra el torrente.
No me considero superior a los demás.
Soy tan solo un grano de arroz
entre tantas espigas de cereal.
En mi íntima convicción
vale más una gota de rocío
que la abundancia
de un tesoro escondido.
Aunque el invierno nuble mi mente
tengo la esperanza de atrapar la luz
en los rincones del estío.
Por Ramón Saba
