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10 de mayo 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

Sombrío panorama nacional. ¡Muy desesperanzador se advierte!

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¡Dominicana, el país de las protestas, las promesas y las comisiones! En eso se ha convertido esta nación, en manos de todos estos políticos desaprensivos, corruptos y demagogos, con el servilismo de las tantas bocinas pagadas, como de algunos tecnócratas de las llamadas ciencias económicas, a los cuales les está yendo muy bien, en términos del poder adquisitivo de que disfrutan, y la buena vida que se están dando.

Sin embargo, el grueso de la sociedad nacional “está pasando la de Caín” como reza un dicho popular, sumergido en precariedades espantosas, como la falta de asistencia pública estatal, por más alharacas politiqueras que se enarbolen, respecto de servicios imprescindibles, como son los casos de la salud, la educación, y la seguridad ciudadana.

Por eso llueven tantas protestas, huelgas, enfrentamientos con las fuerzas del orden público, etc., en relación con lo expresado, que abarcan diversas localidades el país. Se notan a diario, como estrellas en el “oscuro firmamento” de posibles soluciones, en cuanto a los sentidos reclamos poblacionales, sobre los cuales nada más se reciben aéreas promesas, procedentes de los políticos mandantes, tanto a nivel palaciego, como de los ministerios correspondientes.

Y claro, dentro de ese marco demagógico se produce la creación de comisiones para estudios de los casos, e informar, con las recomendaciones que se entienda. Pero, todo se queda siempre en el aire, y nunca nada se resuelve.

Mientras tanto, la sociedad nacional se ha ido convirtiendo en una olla de presión notable, alcanzándose ya un grado de calentamiento que puede provocar una explosión de consecuencias impredecibles en cualquier momento, y que muchas cosas se pueden llevar de encuentro, incluido el sistema de partidos políticos en el país.

Ahora, para completar el lúgubre panorama económico y social que se cierne sobre la nación, se aparecen los principales sugerentes prestamistas internacionales, los tecnócratas del Fondo Monetario Internacional (FMI), pájaro de mal agüero, con la excusa de evaluar la economía del país, que, para todo buen entendedor, es dirigida a control remoto desde Washington, D.C., sede de los principales organismos internacionales de financiamiento.

Esos “turpenes siempre andan detrás de conseguir, o ampliar, plazas para la colocación de los excedentes de capital de que disponen los ricos del mundo, que les son administrados por el organismo prestamista, y en busca de poder injerenciar en sus asuntos internos, como narigonear a sus gobernantes, en la medida de lo posible.

Es muy posible que esté procurando la firma de un nuevo acuerdo con el país, de esos bien condicionados que ellos ofrecen, y que conlleve la concepción de un empréstito más en su favor- cuartos frescos a recibir -, por lo que obviamente se está recomendando como medida más destacable: “un fuerte ajuste fiscal para garantizar la sostenibilidad de la deuda”, sin control agregaríamos nosotros. ¿Por qué no sugieren ponerles tope a los empréstitos con el exterior?

Hablan de “los riesgos que crecen con las políticas de socios como Estados Unidos, alza del petróleo, las tasas de interés y el dólar”. Evidentemente, supuestos aéreos todos de los tecnócratas economistas comisionados, solo para justificar sus propósitos.

Lo que resulta más que cuestionable es la creación de nuevos impuestos, en el contexto de un fuerte ajuste fiscal, y dentro de una economía que ellos consideran robusta como la nuestra, con un crecimiento sostenido en ascenso hasta de un 7% del PIB en los últimos tres años, ¡Cuánta teoría embaucadora! Claro, no puede haber disparidad de criterio entre los dirigidos y los que dirigen.

Según las autoridades monetarias nuestras, aquí la bonanza económica es más que destacable. Sin embargo, a nivel de la población el bienestar no se nota por ninguna parte; todo lo contrario, los niveles de pobreza lo que han hecho es aumentar durante los últimos años, según las determinaciones de organismos internacionales e imparciales, que así lo han publicado. Además, solo hay que trasladarse a determinadas regiones del país para comprobarlo.

También resulta chocante el crecimiento económico de ese nivel, con el aumento exorbitante de la deuda pública local (interna y externa). Este país está endeudado hasta la coronilla, y parcialmente hipotecada su soberanía, con la nueva modalidad de empréstitos con el exterior, la emisión de los llamados “Bonos Soberanos”.

En consecuencia, esa concepción de robustez con respecto a la economía del país, por parte del FMI, pero que requiere de un “fuerte ajuste fiscal para sostenibilidad de la deuda”, ante eventuales riesgos con el exterior, la excusa, se parece mucho al tan cacareado crecimiento económico local de hasta un 7%, versus los niveles de pobreza que se verifican en el país, como el fardo de la deuda pública que tiene el mismo, a cuya cadena de seguro se agregarán nuevos eslabones, y “el que venga atrás que arree”, como reza un dicho pueblerino.

 

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