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27 de diciembre 2025
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OpiniónKelvin JiménezKelvin Jiménez

Sobredimensión histórica

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El pensamiento político revolucionario de la República Dominicana se ha visto seriamente afectado a lo largo de nuestra historia contemporánea por varios factores que han imposibilitado su acceso al poder ya sea por la vía insurreccional o mediante el sistema electoral.

De igual forma su papel para influir en las esferas de decisión es mínimo y su participación en temas de discusión nacional es casi nula. Y dicha consideración la fundamentamos en dos aspectos: 1) Sectarismo y fundamentalismo y 2) La sobre dimensión de hechos históricos.

El sectarismo, como su nombre lo indica cada grupo político identificado como revolucionario desde 1965 hasta la fecha tienen unos dogmas más cerrados que cualquiera que profesa una fe religiosa. Al punto de que eran capaces de quitar la vida a un compañero por reflexiones de índole ideológico. Su sectarismo se manifestaba en aquellos que se consideraban pro cubanos, pro chinos, y pro rusos.

Mientras que su fundamentalismo radica en evitar a todas costas las influencias de la “pequeñas burguesía” como la vestimenta, el tipo de baile, o la lectura; de manera que se veía afectado su comportamiento social y familiar en aras de que reinara el proletariado en todos los órdenes de su vida.

Un recorrido de acontecimientos históricos nos permite indicar que existe una sobredimensión de algunos hechos históricos desde el punto de vista bélico. El arte de la guerra de Sun Tzu establece cinco reglas militares: Medición del espacio, Valoración de las cantidades, Cálculo, Comparación, Posibilidades de victoria.

Iniciemos con el fracasó Cayos Confite en 1947, pues el sistema de inteligencia militar de Trujillo, pudo con bastante tiempo notificar al aparato estatal cubano donde se gestaba la conspiración. La insurrección partió de Cayo Confites el 21 de septiembre de 1947 y unos días después la embarcación Aurora fue interceptada por una fragata cubana que les obligó a retornar, y cabe destacar que así pudieron salvar sus vidas, porque el régimen los estaba esperando.

En el 1959, el Movimiento de Liberación Dominicana, llegó a nuestras tierras por Maimón y Estero Hondo entre los días 14 y 20 de junio, con el propósito de llevar a cabo otra acción armada y más de un centenar de hombres perdió la vida y nos pocos fueron considerados héroes en la derrota y apreciados como la raza inmortal.

El historiador Juan Daniel Balcácer sostiene que quienes organizaron el plan de ataque subestimaron 1) la superioridad técnica y de recursos bélicos de la dictadura, 2) el firme control sobre la población,3) no estaban militarmente entrenados para llevar a cabo en las montañas una jornada de lucha que se prolongara por mucho tiempo y 4) la maquinaria propagandista del régimen pudo colocar en el imaginario de los campesinos, que se trataba de una invasión comunista.

Fue tal la sobre exaltación de ese episodio histórico que combinado con la epopeya cubana motivó la creación de un movimiento político y lanzó a un dominicano junto con otros a “las escarpadas montañas de Quisqueya” siendo posteriormente fusilado el 21 de noviembre de 1963, nos referimos a Manolo Tavares Justo.

La guerra de 1965 tomó por sorpresa a los grupos revolucionarios, aunque cabe destacar que luego de incursionar en la contienda jugaron un papel estelar junto con los oficiales constitucionalistas, hasta la intervención norteamericana que eliminó el sueño de un gobierno de carácter popular y revolucionario.

El 2 de febrero el coronel del Ejército, Francisco Alberto Caamaño Deñó, junto a nueve hombres, desembarcaron en Playa Caracoles, provincia de Azua, dividido en grupos de tres en tres y el 16 de febrero de 1973, su muerte significó el fin, no solo de su guerrilla sino de cualquier otro acto armado de esa naturaleza, en la República Dominicana. Porque el sistema de inteligencia dominicano como la CIA de Estados Unidos, tenían toda la información referente a esta acción subversiva.

En la época actual un grupo de organizaciones políticas dominicanas y de pensamiento revolucionario dicen no sentirse identificados con los triunfos electorales de Lula en Brasil y Petro en Colombia, ya que los mismos son representantes de la social democracia, o sea el pensamiento político revolucionario dominicano prefiere seguir invicto en las derrotas del pesando, porque una victoria electoral en los próximos años, parecería una quimera.

Por: Kelvin Jiménez

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