La ira es mala consejera, pues por lo regular cuando ella domina la actitud terminamos haciendo lo incorrecto. Ella es contraria al razonamiento para guiar nuestro accionar. Eso es válido en el orden personal, pero lo es mucho más cuando se trata del ambiente social.
Esta es una coyuntura interesante porque puede ser un punto desde el que pueden emerger cambios que permitan mejorar la situación del país. Eso puede ser que como resultado de las presiones sociales los partidos tradicionales sean capaces de renovarse y rectificar su conducta, o que una nueva fuerza sea capaz de nacer en torno a estas circunstancias.
Pero no será la ira la que permitirá aprovechar de la mejor manera la actual coyuntura.