En la vida hay encuentros que no responden a la lógica de la casualidad, sino a la fuerza de la providencia. Son esas coincidencias que se transforman en Dioscidencias, donde caminos se cruzan para marcar huellas profundas en la memoria y en el destino. Así ha sido mi relación con dos grandes profesionales de la seguridad y la defensa, más que profesores, verdaderos maestros y formadores: el contralmirante Pablo Antonio Peña Caimares y el mayor general Adriano Silverio Rodríguez.
Con Caimares la relación comenzó incluso antes de la amistad, pues él me conocía y yo, sin saberlo, ya sabía de él. De él he aprendido la valentía frente a las dificultades que la vida coloca en el camino y el humor como escudo frente a la adversidad. Me atrevo a afirmar que Caimares es uno de los analistas, más fino que ha pasado por el subsistema estratégico del sistema nacional de inteligencia, incluso tiene la capacidad de anticipar si un fenómeno atmosférico va impactar en nuestro territorio y con qué intensidad, muchas veces algunos amigos me dicen “pregúntale a Caimares que va suceder con eso”, además el es creador de proyectos de modernización y reglamentación del Estado. En las aulas, bajo su guía, aprendimos a realizar el planeamiento de la seguridad nacional y el estudio geopolítico de las regiones. Gracias a su enseñanza, quienes han sido mis estudiantes también han podido aprenderlo. Y es inevitable señalar que, tras la partida de Caimares de la Escuela de Graduados de Estudios Estratégicos de la UNADE, esa institución perdió un talento invaluable, dejando a los nuevos profesionales sin la práctica del planeamiento ni el ejercicio de manejo de crisis que él instauraba con rigor y pasión.
De Silverio aprendí no solo las tipologías de la seguridad, sino también el valor de brindar afecto a quienes lo merecen. Durante la pandemia del COVID-19, mi maestro siempre buscaba la manera de visitarme, y cada encuentro se transformaba en un espacio íntimo de análisis y conocimiento. Pero más allá de lo académico, aquellas visitas se convertían en momentos de deshilachar historias y entretejer relatos colectivos. . Lo conocí en las aulas de la maestría de seguridad y defensa y luego en geopolítica, y para su sorpresa aquel joven que estudiaba en las Fuerzas Armadas era parte orgánica de las luchas populares. Silverio supo reconocer en mí no solo al estudiante, y desde entonces cada conversación con él se convirtió en un espacio de crecimiento humano y profesional.
Pero si algo distingue a Silverio es su arte de ser mordaz y burlón en el debate, sin perder jamás el criterio. No es la ironía vacía ni el sarcasmo, sino la capacidad de usar la agudeza con un estilo que no humilla, sino que despierta; no destruye, sino que provoca reflexión. Es el maestro que sabe que el conocimiento no se transmite solo con solemnidad, sino también con la picardía que obliga a estar alerta, con la risa que abre puertas al entendimiento. Ese equilibrio entre la crítica mordaz y el criterio sólido lo convierte en un referente único, capaz de desmontar un argumento con humor y, al mismo tiempo, sostener la seriedad del análisis.
Tanto Silverio como Caimares son unas de mis canteras de conocimiento, mis fuentes de consulta permanente. Por la afinidad que me une a ellos, muchos me buscan para hacerles consultas a ellos dos. Ellos han marcado mi vida con la fuerza de la disciplina, la claridad del pensamiento estratégico y la humanidad que se necesita para ejercer la defensa y la seguridad con legitimidad.
Hoy, al evocarlos, no escribo solo sobre dos hombres de uniforme, sino sobre dos espíritus que reconozco la grandeza de quienes forman más allá de las aulas, de quienes dejan huellas que se convierten en caminos para los que vienen detrás. Porque maestros como Caimares y Silverio no se olvidan: se llevan en la vida como brújulas que orientan, como faros que iluminan, como Dioscidencias que marcan el destino.
Por Juan Manuel Morel Pérez*
*Abogado, Magister en Seguridad y Defensa Nacional, Especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional humanitario, doctorando en derecho Administrativo iberoamericano, Coordinador del Observatorio de Seguridad y Defensa-RD
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