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9 de diciembre 2025
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OpiniónAlcides Pimentel PaulinoAlcides Pimentel Paulino

Sesgos cognitivos y crisis de sobreinformación (Segunda parte)

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Para entender como procesamos la información los seres humanos, tenemos que analizar qué es la psicología cognitiva (PsC). Esta es una rama de la psicología que se encarga de estudiar los procesos mentales internos, es decir, todo lo que sucede dentro de nuestro cerebro, como la percepción, la visión, el pensamiento, la memoria, la atención, el lenguaje, la resolución de problemas y el aprendizaje, así como la formación de conceptos y el razonamiento lógico. Los padres de esta rama de la psicología son Albert Ellis y Aaron Beck. La PsC surgió como reacción al conductismo de John B. Watson y la «teoría de la caja negra«. Lo más importante de la PsC es la influencia que tiene el procesamiento de la información sobre la conducta.

La conducta no puede explicarse o entenderse sin hacer referencia a los procesos cognitivos. ´´Nuestra capacidad de procesamiento de la información es limitada, de ahí que surjan los sesgos cognitivos´´.

Uno de los sesgos que nos ayuda a prodesar la gran cantidad de información y de estímulos que recibimos es el sesgo de contraste. Éste nos permite ser más realistas, al comparar con otros casos, objetos o personas ya conocidos que tenemos en la memoria.

Uno de los sesgos más utilizado en el mundo de la publicidad y el marketing es el  Efecto Halo. Consiste en transferir los atributos positivos de la persona al producto que promocionan. Es una tendencia «natural» que tenemos todas las personas de atribuir características buenas y malas a alguien o algo. Consiste en generalizar el conjunto de características de una persona a partir de uno de sus rasgos. Por esto es tan importante la primera impresión.

Mucha gente confunde «hablar con un determinado acento» con incultura, pobreza e inteligencia, y por eso interpretan que hablar con acento es hablar mal. Esto podría llamarse «racismo lingüístico «. Una cosa es tener acento andaluz, por ejemplo, y otra es hablar mal, ya que estas características no están directamente relacionadas. El sujeto que relaciona todos estos conceptos lo hace para sentirse superior, de ahí que fenómenos similares ocurran en todos los idiomas. Los de las ciudades con los del campo o los de una minoría, tanto étnica como económica, con la mayoría de los habitantes de un país.

Pensar en los actores que nos gustan. Automáticamente, les atribuimos cualidades positivas sin saber si están actuando. Difícilmente nos imaginamos a nuestro actor favorito como un mal educado, mala persona, etc. A no ser que también nosotros valoremos esas cualidades. ¿Recuerdan al actor Adrien Brody? Para muchas chicas era guapo. ¿En serio? No será que por ser famoso y tener dinero a muchas chicas les parece más guapo (bello) de lo que es. Es una generalización errónea que funciona. En verdad, la inteligencia y la belleza no están directamente relacionadas. Cuando alguien nos parece guapo o atractivo le atribuimos cualidades positivas como inteligencia, simpatía o amabilidad. ¿Si eres feo, eres aburrido, tonto y poco amable? Esto sucede mucho con los trabajos. Ser ingeniero o basurero no lo percibimos igual, porque relacionamos automáticamente inteligencia con ingresos económicos en una sociedad materialista. Los seres humanos somos muy propensos a no ver la realidad partiendo de análisis racionales, es decir, partiendo de la información y la lógica, ya sea cuando hacemos juicios de valor sobre personas, objetos o lugares. Por eso se suele decir que los guapos lo tienen más fácil. Estos automatismos se producen muchas veces de manera inconsciente.

Según la psicóloga Nancy Etcoff, los guapos (bellos) encuentran trabajo antes, ya que la belleza es una buena carta de presentación, pero luego les cuesta más ascender porque son más penalizados por las expectativas creadas. Los guapos tienen que demostrar que no tienen el trabajo por su apariencia física. Cuando eres guapo se crean muchas expectativas que luego perjudican más que a los que no las habían creado. El ser humano es un animal evolucionado, y como todos, debe sacar conclusiones rápidas para sobrevivir, es decir, fiarte de tu intuición. El desconocido es bueno, malo, amigo, rival, y todo esto no tenemos tiempo de conocerlo en profundidad. Con poca información, hay que sacar conclusiones rápidas y acertadas. A los que la intuición les fallaba mucho, morían. Los que acertaban, vivían más tiempo. En general, venimos de los seres humanos más desconfiados, los que no sacaban conclusiones precipitadas. El problema es que tus instintos están basados en tus prejuicios.

En política es muy evidente este fenómeno. Los políticos como los artistas tenían que tener, y tienen, buena presencia física. El atractivo es el rasgo que más influye, pero hay otros valores como el conocimiento, la inteligencia, la experiencia, la puntualidad, la manera de hablar, mirar a los ojos, etc. Nuestra cara es como una máscara.

El efecto Halo se puede relacionar con el «sesgo de autoridad». Cuando nos venden un producto, muchas marcas suelen utilizar especialistas que «supuestamente» conocen bien su profesión. En pocas ocasiones pensamos que solo de trata de un actor, que hace de dentista, por ejemplo, y que lleva una bata blanca. En las redes sociales este efecto se sustituye por los videos o «influencers» que tienen más visitas o seguidores.

Efecto forer, Barnum o Efecto de validación subjetiva es un sesgo muy llamativo. Las personas tendemos a tratar las descripciones vagas y generales como si fuesen descripciones específicas y detalladas. Esto es lo que sucede cuando nos leen nuestra personalidad desde una pseudociencia como el horóscopo. Este efecto nos enseña por qué algunos trucos de adivinación funcionan o lo parecen. Fue descubierto por el psicólogo Bertram R. Forer en 1948. Realizó un test de personalidad a sus alumnos con las mismas preguntas, solo que ellos no lo sabían. No había análisis personalizado, sino un recopilatorio sacado de frases de los horóscopos. Este sesgo nos muestra como somos proclives a aceptar como originales y personalizadas ciertas descripciones que son generalistas, vagas y ambiguas. Esto hace que cualquier persona se sienta identificada con ellas. El efecto Forer se intensifica cuando el análisis es «supuestamente» personalizado y sobre todo cuando muestra aspectos positivos y deseables, y cuando el analizador se considera una fuente de autoridad. Las claves de su funcionamiento son las expectativas y la deseabilidad. Si son positivas, nos satisfacen más, las negativas o que entran en contradicción con nosotros mismos, las ignoramos o negamos. En este sentido está relacionado con el sesgo de confirmación. Cuando lees el horóscopo o interpretas algo, lo haces para confirmar tus propias creencias.

A los humanos nos gusta mucho que nos den la razón. Este fenómeno nos explica por qué muchas personas creen en la adivinación, la quiromancia, la astrología y los test de personalidad. El adivino ejerce un rol de autoridad y la ignorancia, y la predisposición hacen el resto. Se podría explicar, incluso, el hecho de que muchas personas interpreten literalmente la Biblia, cuando se trata de un libro histórico-mitológico. Cuando las explicaciones son vagas, las personas, por causa de los sesgos cognitivos, les aplicamos nuestro propio significado subjetivo, y eso hace que se perciba como personal. Con frecuencia se abusa mucho de descripciones de frases o expresiones como «a veces». La frase «a veces te sientes seguro de ti mismo, mientras que otras no» puede representar a casi todo el mundo. Todos dudamos en algún momento.

Las personas que creen en lo paranormal son más susceptibles al efecto Forer. Se ha estudiado que la mayoría de las personas que creen en los horóscopos, creen en Dios, en los poderes mágicos y en los espíritus, etc.

Pensemos en la relación entre los astros y las cualidades humanas. Dichas cualidades proceden, en la sociedad occidental, de dioses griegos y romanos que tienen unos nombres determinados. El nombre que tiene un planeta es arbitrario, ya que adquirían su nombre a medida que se iban descubriendo. Por tanto, la personalidad de Marte, por ejemplo, podría intercambiarse por la de Venus; ya que los nombres en sí y la personalidad son relaciones arbitrarias. No hay ninguna razón por la que Marte no se pueda llamar Saturno. Este es uno de los motivos por el que la astrología dista mucho de ser una Ciencia.

No hay nada en lo que puedas estar en desacuerdo con las afirmaciones de los horóscopos, ya que la mayoría presentan dos opciones. Eres X, pero a veces eres Y. El efecto Forer es más potente cuando hace predicciones a futuro, ya que ofrece sentido de reafirmación y control de lo desconocido. Pensamos que podemos controlar, y por tanto, evitar o cambiar lo que puede suceder. El problema es que muchas personas pueden tomar decisiones erróneas basadas en un sesgo cognitivo poco objetivo. Se puede evitar investigando, informándonos y descartando las fuentes débiles; es decir, utilizando la lógica y el raciocinio.

El Efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio. Estos individuos se consideran más inteligentes que otras personas más preparadas. Eso les hace que midan mal su capacidad por encima de lo real. El individuo desconoce que es ignorante, pero se cree muy listo porque otros le siguen. Este fenómeno suele verse mucho relacionado con Internet.  Los más inteligentes subestiman sus propias capacidades, mientras que los menos la exageran. Este es uno de los motivos por los que prefieren medios «alternativos» a la televisión y la radio tradicional. En muchas ocasiones nos dicen lo que queremos oír. Esto nos hace que cuestionemos hasta lo que no debemos cuestionar. Los de la tierra plana y los que creen que las catástrofes naturales son predecibles pero los gobiernos no las evitan, son alguno de ellos. El ego les traiciona y la publicidad de Internet (likes) les ciega, convirtiéndolos en falsos intelectuales del siglo XXI. Este es el motivo por el que mucha gente con poder político tiene gancho entre la población.

Los populistas (de derechas y de izquierdas), aunque no tengan estudios se creen superdotados. En general, no hace falta tener razón o ser inteligente en Internet para triunfar. El problema del mundo actual es que los idiotas creen saberlo todo y los sabios están llenos de dudas. Creer tener siempre la razón solo refleja inseguridad y es una manera de engrandecer a los mediocres.

Efecto Keinshorm es la predisposición a contradecir las ideas o formulaciones que otra persona hace y con la cual no se simpatiza. No queremos que tengan razón y estamos más predispuestos a no creer en sus palabras, por más sólidos y válidos que sean sus argumentos. Durante el confinamiento, en España, se hizo famoso un médico al que llaman Spiriman, de nombre real, Jesús Candel. Esta persona pasó de ser un héroe al principio a villano al final. ¿Por qué algunos le tenían tanta manía? Una posible explicación tiene que ver con los cambios de postura que experimentó. Mucha gente odia los cambios bruscos de opinión. Dan la impresión de que la persona en cuestión tiene poca personalidad. Este mediático personaje pasó a ser una persona cansada y faltona, a la que le costaba defender su postura con argumentos sólidos. Pasó de valiente y autoridad a paranoico y antigobierno.

En muchas entrevistas o debates, muchos políticos hablan a los suyos, pero no escuchan las ideas del contrario. La polarización llevada al extremo, produce el «cierre cognitivo» es decir, que ante la incertidumbre que nos genera un problema, buscamos nuestra propia explicación, que una vez se crea, cuesta mucho de modificar. Numerosos bulos, pseudomédicos y teorías conspirativas se basan en esta tendencia. Este efecto es tan potente cuando se consolida, que aun cuando dos personas dicen lo mismo, se interpretan cosas diferentes. Esto suele ocurrir mucho en las ´´parejas competitivas¨. Todos los seres humanos estamos expuestos al influjo de este efecto selectivo de la atención que amplia, minimiza o filtra los datos conforme a nuestros deseos. Todas nuestras hipótesis del mundo se basan en lo aprendido y lo vivido, y esta es la guía de nuestra realidad personal. La base se este tipo de sesgo parte de la atención, la percepción, la interpretación y la memoria. La precisión en un juicio pasa a un segundo plano cuando entra en competencia con la supervivencia.

La Profecía autocumplida o efecto Pigmalión es una falsa creencia que indirectamente o directamente, lleva a que se cumpla. Es una forma de profecía autocumplida. Se basa en la influencia que provoca sobre las personas las creencias que terceros tienen sobre ellos. Es una forma de confirmar lo que se esperaba de nosotros mismos sin plantearnos si en realidad y objetivamente somos así o no. En lo personal, se cumple porque tenemos una falsa creencia sobre alguien, y tratamos a esa persona para que encaje en nuestra teoría, de modo que el individuo responde confirmando nuestra falsa creencia. Fue creada por el sociólogo Robert K. Menton. Esto nos lleva al clásico “te lo dije” o “ya sabía que al final ocurriría”. Esto ocurre cuando pensamos que alguien nos traicionará porque no es de fiar o cuando pensamos que una relación amorosa o sentimental fracasará. Nuestros miedos e inseguridades pueden hacer que fracase, pero pensamos que desde el principio la relación estaba condenada al fracaso. El destino estaba escrito.

Robert Rosenthal  (1973) y Leonore Jacobson (1968) demostraron este fenómeno en como las maestras influían en las notas de los alumnos cuando partían de ideas preconcebidas. Decían que los profesores extrapolaban, de forma inconsciente, diferentes expectativas en los alumnos, y eso provocaba que los tratasen de manera diferente. Los alumnos preferidos terminaban más motivados y obtenían mejores rendimientos académicos. Este fenómeno funciona mucho a través de las etiquetas o los motes. Esto sucede cuando decimos que un niño es inteligente, travieso, tímido, vago, etc. El niño intentará encajar en esa descripción porque es lo que se espera de él. Como dijo Albert Einstein, ¨si juzgamos a un pez por su habilidad de trepar un árbol, vivirá toda su vida pensando que es estúpido¨.

El problema es que las falsas creencias influyen en cómo nos vemos a nosotros mismos. Esto se debe a que mucha gente tiene un deseo instintivo de confirmar sus autoconceptos, incluyendo como nos vemos a nosotros mismos. Buscamos encontrar armonía entre nuestras percepciones y la información nueva que nos llega. Nos sentimos bien cuando coincidimos con los demás, tanto en lo positivo como en lo negativo.

Esto influye en muchas áreas de nuestra vida, en la educación, en el deporte, en el rendimiento personal, etc. Se trata en el fondo de anticipar hechos y sus consecuencias antes de que ocurran basados en hechos pasados o vividos. El pesimismo puede ser una especie de profecía autocumplida. Creer algo no significa que exista, pero al creerlo podemos hacer que llegue a existir, tanto si nuestras creencias juegan a favor o en contra.

El Heuristico de representatividad consiste en una inferencia sobre la probabilidad de que un estímulo (persona, suceso o acción) pertenezca a una determinada categoría. Nos basamos en prejuicios representativos e ignoramos datos objetivos de frecuencia y probabilidad. Si decimos que Juan es una persona metódica, cuya diversión principal son los ordenadores. ¿Qué os parece más probable, que Juan sea estudiante de ingeniería o de humanidades? La mayoría pensaremos en ingeniería, cuando los estudiantes de humanidades son mucho más numerosos. Por tanto, en la vida real habrá más estudiantes de humanidades que encajen en esa descripción. Este sesgo es el responsable de que hagamos evaluaciones rápidas de personas u objetos, basándonos en poca información. Una información parcial e insuficiente que no nos permitirá llegar a conclusiones claras de las cosas.

El problema es que nuestro cerebro tiene que tomar decisiones rápidas para obtener una respuesta lo más razonable posible. Pensemos en la relación entre los precios y la calidad de los productos. Solemos pensar que mientras más caro, mejor es el producto, y nos olvidamos de que el precio puede estar fijado para obtener más beneficios. Este sesgo es el origen de los estereotipos. Los más importantes son el género (hombre-mujer), color de la piel, el estilo de ropa, el país de origen y la religión.

¿Por qué mucha gente sigue votando siempre a los mismos partidos políticos cuando la sociedad ha cambiado y muchos no saben la diferencia entre derecha e izquierda? Gracias a los atajos de la mente. Porque tradicionalmente, la izquierda está considerada más tolerante, abierta y moderna que la derecha. Cuando pensamos en la derecha, los ejemplos que nos vienen a la mente con más frecuencia son Hitler, Stalin o Musolini, que eran tres dictadores, pero que casualmente eran socialistas. El partido Nacional socialista obrero alemán era el partido Nazi. También puede ser que conozcamos a personas a las que tenemos por «buenas» y que son de izquierda.

Este tipo de sesgos modifica nuestra manera de pensar y de relacionarnos. Este es el motivo por que la «primera impresión es tan importante». Se relaciona la idea inicial sobre alguien y se extrapola a otros que no tienen que estar relacionados entre sí. Una sencilla forma de hacerlo hoy en día son las etiquetas. Si decimos de alguien que es racista, machista, xenófobo y autoritario, será difícil que le juzguemos en función de las actuaciones concretas. O le odias o le defiendes, no hay término medio. Según David Rumerlhart, el mundo se presenta en nuestra mente a través de esquemas (etiquetas). En entrevistas de trabajo o en primeras citas tenemos muy pendiente este sesgo. Casi a nadie se le ocurre ir mal vestido a una entrevista de trabajo o a la primera cita. Las primeras impresiones arrastran  los conocimientos o informaciones posteriores que vamos conociendo y que luego conforman nuestra impresión general. Esto fue estudiado por el psicólogo Solomon Ash. Según este investigador, es evidente que el orden de las palabras afecta a la valoración general. Los seres humanos solemos prestar mayor atención al principio y al final de las cosas, y esto lo tienen muy en cuenta los creadores de opinión.

El asesino en serie Ted Bundy se beneficiaba de este efecto. Muchas mujeres creían que era inocente porque era guapo y parecía buena persona. Muchos recordamos el caso del preso, Geremy Mix, que se hizo famoso por ser elegido el preso más guapo del mundo. Fue detenido por pertenencia a una banda organizada y por posesión ilegal de armas. Se crearon grupos para recaudar dinero para sacarlo de la cárcel. La lógica es que, si eres guapo, eres buena persona y por tanto eres inocente. Terminó trabajando de modelo y muchos terminaron olvidando los supuestos delitos. También cuenta que no había cometido un crimen de sangre. Este es el motivo por el que la publicidad coge a gente guapa. Los atributos de la persona se asocian a la marca. Eso es lo que vende.

Está estudiado que los feos, en general, son condenados con más frecuencia y con penas más elevadas que los guapos, del mismo modo que las minorías.

El sesgo de ilusión selectiva, ilusión de frecuencia o de abstracción consiste en ver y darle más importancia a los aspectos negativos, que además se suelen magnificar, de las cosas, por encima de las cualidades positivas. Este tipo de pensamiento está relacionado con la autoestima, por eso también se le llama “filtraje”.

Este sesgo nos explica por qué en muchas ocasiones adoptamos una mentalidad pesimista. Recordemos el problema del vaso medio lleno o medio vacío. Muchas de las personas que piensan así, por lo general, se han criado en entornos en donde prima la negatividad, el pesimismo o la pobreza. Muchos se autoconvencen con lo negativo para no sentirse decepcionados cuando fracasan. Son personas que siempre buscan fallos en los demás porque ellos tienen baja autoestima.

El sesgo de disponibilidad consiste en valorar las probabilidades en base a los ejemplos más sencillos que nos vienen a la mente, basándonos en nuestra propia experiencia. La información más reciente y frecuente está más accesible que la más antigua o poco frecuente. El marketing y la publicidad se aprovechan de este sesgo para vendernos sus productos. Somos seres sociales y nuestra memoria está relacionada con nuestra atención. Recordamos los sucesos más notables. La Violencia, el terrorismo o los accidentes son sobreestimados. Recuerdan aquello de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.

Si las personas fuesen conscientes de las probabilidades que tienen de ganar la lotería, dejarían de jugar. Este sesgo cognitivo, unido a la necesidad y a la pobreza, crean una trampa efectiva. Como los organizadores de las loterías promocionan y hacen publicidad a los ganadores, solemos olvidarnos de todos los que han perdido. De este modo tendemos a creer que a nosotros también nos puede tocar. Este sesgo se puede presentar en muchos momentos de nuestra vida. Es un atajo mental que nos lleva a evaluar las probabilidades de algo, preguntándonos con qué facilidad nos viene a la mente basadas en experiencias sobre ello. ¿Qué animal del mundo mata a más personas? Nuestro cerebro cambia la pregunta, ya que es muy difícil de responder. La sustituirá por ¿Qué animales peligrosos recuerdo o conozco?. Y esto nos llevará a respuestas sesgadas. Muchos habrán pensado en el tiburón, el cocodrilo o las serpientes, cuando mueren muchas más personas relacionadas con los caballos o los mosquitos. Este es uno de los motivos por los que la publicidad y el marketing funcionan.

Cuando queremos comprar algo, no solemos analizar todos los productos y servicios que hay, sino que elegimos entre lo que conocemos. Este es el motivo por el que las marcas invierten tanto dinero en publicidad para dar a conocer sus productos entre el público potencial. Saben que con las prisas del mundo moderno, pocos tenemos tiempo para la búsqueda y el análisis de los productos o servicios. De ahí que ser conocido es un paso muy importante.

En general, solemos juzgar lo nuevo en base a experiencias pasadas. Nuestra mente es heurística. Esto es positivo para nuestra evolución. Cuando a nuestros antepasados les perseguía un depredador, no podían esperar a tener todas las soluciones posibles en la cabeza, sino que tenían que escapar o correr primero. Si perdíamos el tiempo pensando primero, nos comían. Un exceso de confianza nos podría costar la vida. En la actualidad este sesgo nos lleva a ver teorías por todas partes. Cuando nos dejamos llevar por la emoción cometemos errores.

Vivir en sociedad tiene beneficios, pero nos aleja de ser seres racionales, y nos convierte en seres sociales. El sentido común tiene poco que ver con la lógica. Habrán escuchado el clásico, mi abuelo vivió 95 años y fumaba. Eso no significa que fumar sea bueno. Creemos que sabemos más de lo que realmente sabemos. Nuestra memoria está estrechamente relacionada con nuestra atención, por tanto los sucesos notables están más frescos. Las experiencias personales tienen más disponibilidad que las que viven otros. En nuestros trabajos, muchos creemos que trabajamos más que los demás.

Pensemos en el descuento en las tiendas. Si vemos una ganga, asumimos que todo lo demás será más caro. A esto se llama «efecto cuerno«. En la mayoría de los casos no conocemos el precio anterior con el que compararlo. » Es una teoría psicológica que afirma que los individuos adoptan ideas o conductas porque una mayoría de personas lo han hecho previamente. Esto sucede a pesar de que estas decisiones chocan con sus propias ideas o razonamientos.

La falacia del jugador es un caso muy interesante, se produce cuando pensamos que situaciones aleatorias individuales están determinadas por situaciones previas. Es una falacia lógica que induce a pensar, erróneamente, que sucesos pasados afectan a los futuros en lo relativo a las actividades aleatorias. Es un error argumentativo inconsciente que nos lleva a conclusiones erróneas. Nuestro razonamiento no siempre sigue una base lógica, aunque intentemos controlarlo. Se produce mucho en los juegos de azar, sobre todo en los casinos y las loterías.

Una falacia es un argumento que puede ser válido, pero que no lo es en realidad. En ocasiones se realizan de manera inconsciente, pero otras de forma intencionada con el objetivo de manipular a otras personas. Los inconscientes se cometen por error en el razonamiento o por ignorancia. Por ejemplo, cuando pensamos que saldrá un numero de la lotería porque hace tiempo que no sale. En el mundo real, si no se hacen trampas, la probabilidad de todos los números es la misma. Un mismo número puede repetirse dos veces seguidas. Este tipo de sesgo se produce mucho en los juegos de azar. Los dados o las monedas no tienen memoria. Muchos jugadores de ruletas y otros juegos suelen confundirse.

Que un argumento sea considerado como falacia no implica que su hipótesis o supuestos, sean ni falsos ni verdaderos. El canto del gallo no provoca la salida del Sol. Imaginar que al lanzar un dado sale un 5, la mayoría de las personas suelen pensar que en otra tirada saldrá otro número diferente al 5, cuando la probabilidad es la misma. En las loterías pocas personas eligen números con cifras repetidas como el 55555. Del mismo modo muchos jugadores evitan comprar números que hayan sido agraciados recientemente. Se trata de falacias que nos afectan mucho más de los que pensamos de manera inconsciente. Esta falacia nos hace pensar que somos mejores de lo que somos calculando probabilidades y nos puede hacer perder mucho dinero. Tiende a fomentar la ludopatía.

Conviene no olvidar el Efecto de encuadre, que consiste en establecer conclusiones en virtud de cómo se presente la información. Unos mismos datos pueden ser interpretados de forma diferente en función de cómo se presenten. Es muy utilizado en política y en los medios de comunicación para influir en la opinión pública. Durante la pandemia del coronarirus, en España, cuando se hablaban de muertes, se ponía mucho énfasis (negativo) en Estados Unidos y Brasil, cuando su población no es equiparable. El gobierno español está convencido de que el confinamiento ha sido la mejor elección, mientras que el gobierno de Brasil opina todo lo contrario. Con los fríos datos objetivos en la mano, no queda clara cual ha sido la mejor opción, pero ambos gobiernos se amparan en misteriosos expertos científicos que en muchas ocasiones dicen lo contrario.

Los sesgos cognitivos son diferentes a los prejuicios sociales. En estos últimos, las personas son conscientes de emitir un juicio previo sin argumentos suficientes para sostenerlo. Si tenemos consciencia de cuáles son los principales sesgos cognitivos que nos afectan, podemos tomar mejores decisiones en la vida, y por tanto ser más felices que es nuestro objetivo principal como seres humanos, tanto a nivel individual como colectivo. Para estar convencido de algo, nuestro cerebro necesita tranquilidad.

Los sesgos cognitivos son una respuesta evolutiva que ha desarrollado nuestro cerebro para reaccionar de forma inmediata, pero también subjetiva. Los SC son pensamientos erróneos que provocan una percepción distorsionada de la realidad, pero que tienen mucha influencia en la traducción o captación de la realidad. Los sesgos filtran la información de forma subjetiva. Como han estudiado Daniel Kahneman (premio Nobel 2002) y Amos Tversky, los sesgos cognitivos nos llevan a creencias ilógicas e irracionales, y por tanto a distorsionar la realidad. Estos sesgos nos llevan a tomar decisiones rápidas, intuitivas y eficientes, pero no acertadas ya que nos condicionan constantemente y nos llevan a muchos errores. Los sesgos son atajos mentales que utilizamos para simplificar la solución de problemas complejos. En general, son reglas inconscientes que nos sirven para agilizar decisiones. Son una ventaja, pero también un inconveniente. Gracias a los sesgos no tenemos que hacer razonamientos profundos cada vez que se nos plantea un problema.

El cerebro está diseñado para que las personas sobrevivan, no para escoger la acción más lógica o fiel a la realidad. Se busca una solución rápida y razonable. Todavía nos falta mucho por conocer sobre cómo funciona el cerebro humano. Entre Freud, Jung y nuestros días tampoco hemos avanzado tanto como nos gustaría. Temas como los sueños, la telepatía o los «deja vu» comienzan a comprenderse de manera más clara, aunque todavía nos queda mucho por aprender.

No podemos fiarnos mucho de nuestros sentidos, ya que mucho de lo que vemos y escuchamos, es una construcción de ellos. Una parte importante de nuestros recuerdos son inventados y eso condiciona nuestras predicciones de futuro. Todos somos buenos inventado realidades y recuerdos, según nuestros propios intereses. El sentido común es el menos común de los sentidos. Nos engañamos a nosotros mismos y no somos conscientes de ello. El cerebro humano es una maravilla evolutiva, y su objetivo no es ¨ser racional¨ sino garantizarnos la supervivencia. Es una máquina perfecta para adaptarnos al mundo cambiante en el vivimos. Nuestro cerebro no ha evolucionado para el análisis racional de los datos. Nuestro cerebro tiende a la eficiencia y eso provoca errores en la toma de decisiones. Es como si mediante la experiencia y el aprendizaje, se produce una ¨programación¨ de la que resulta difícil escapar.

En la vida real tenemos que tomar decisiones antes de contar con todos los datos. En el pasado esa información nos salvaba la vida, y eso se ha quedado grabado durante miles de años. En la Sabana, no podíamos permitirnos saber si el ruido entre los matorrales eran leones o gacelas. Era mejor salir corriendo y luego mirar. La percepción precisa de la realidad y el recuerdo fiel o los cálculos racionales complejos, no son habilidades que hayan favorecido la supervivencia de nuestros ancestros. No somos robots. Cuando nuestra mente percibe algo, se inventa la realidad más probable, en función de lo que conocemos. Difícilmente, podremos eliminar este tipo de errores, pero si minimizarlos o predecirlos.

 

Por Alcides Pimentel Paulino

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