Como decía en mi artículo pasado, los últimos resultados de la encuesta Gallup Hoy afirman la necesidad de nuevos actores dentro de la clase política. Ese empate técnico entre Luis Abinader, Leonel Fernández y Danilo Medina, producido en torno a la pregunta de quién le gustaría a la población que sea el próximo presidente de la república, muestra un futuro incierto sin duda alguna.
Sin embargo, resulta verdaderamente alarmante lo que dicen los encuestados en torno a los partidos minoritarios. Al preguntárseles quién debería ser candidato a la presidencia entre los partidos minoritarios, un 15% cree que el candidato debería ser el nieto de uno de los dictadores más sangrientos de la Latinoamérica, Ramfis Trujillo. Esto lo coloca en 2do lugar después del veterano político, Guillermo Moreno que obtuvo un 30%.
Este 15% obtenido por el nieto del tirano, no ha surgido de la nada. Trujillo ha sabido aprovechar la actual debilidad de nuestro sistema político para insertar una idea que hace unos años hubiera sido impensable. Y si piensan que esos números son insignificantes, y es una exageración sobre analizarlos, sólo debemos ver la primera vuelta de las actuales elecciones presidenciales de Brasil donde Jair Bolsonaro, un conservador de la derecha extrema obtuvo un 46% de los votos.
Bolsonaro, un ex capitán del ejercito conocido por su retórica racista, xenofóbica y misógina ha aprovechado la ola de crímenes que azota a la nación y el hastío de la población hacia la clase política tradicional que ha sido desacreditada por escándalos de corrupción y soborno para hacer su ascenso político. Una victoria de Bolsonaro, que en ocasiones ha romantizado la dictadura militar de Brasil terminada en el 1985, pondría en peligro a la joven democracia brasileña.
Debemos entonces aprender de nuestra nación hermana, para evitar caer en senderos oscuros y romper definitivamente con ideologías autócratas de nuestro pasado. Debemos mostrarles a nuestros ciudadanos, hartos de los mismos actores políticos, que sí existen opciones nuevas, innovadoras y viables.
Reclamemos que nuestro talento joven reciba su merecido espacio para plantear sus ideas, exijamos que los medios de comunicación dejen de brindarle tanto espacio al nieto de un tirano en vez de a nuestros jóvenes y luchemos por el futuro de las próximas generaciones. Finalmente, recordemos que, en la lucha por renovar nuestro sistema político, debemos todos aportar nuestro granito de arena.
