Cuando se hablaba, en la República Dominicana, de que estaban secuestrando personas en Haití teníamos la seguridad de que eran grupos rebeldes los que estaban incurriendo en esta práctica.
Toda esa percepción cambió cuando, esta semana, familiares de un dominicano y la tripulación de un buque que incluye, además, 4 venezolanos, un guatemalteco, un haitiano y un nicaragüense fueron retenidos cerca de las costas de San Pedro de Macorís y que quienes los tienen detenidos son autoridades haitianas conjuntamente con la guardia costera de ese país en complicidad con empresarios de allí que piden 50 mil dólares para poder dejar salir la embarcación.
Se espera que las autoridades dominicanas puedan llegar a algún tipo de negociación con las autoridades de Haití para que todos los secuestrados puedan salir de esta situación sanos y sin mayores inconvenientes.
Hace apenas unas cuantas semanas, la sociedad dominicana vivió momentos de desesperación e impotencia cuando se dio a conocer la información de que dos hermanos dominicanos que realizaban la filmación de una película sobre el secuestro, en esa nación, habían sido objeto de un secuestro por parte de rebeldes haitianos que los interceptaron en el trayecto hacia nuestro país y por los cuales se pedía una millonaria suma de dinero en dólares.
Para suerte de ellos y sus familiares, así como de la sociedad dominicana, en general, después de arduas negociaciones entre autoridades de nuestro país y de Haití se logró, finalmente, su liberación. Todavía no está muy claro quienes los secuestraron si los rebeldes o las autoridades, como en el reciente caso de los que aún están varados en el barco.

La situación de la vecina nación se pone cada vez más crítica y parece que tendrán que aceptar de nuevo la mano interventora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para evitar nuevos derramamientos de sangre como los que han dejado decenas de muertos y heridos entre autoridades y parte de la población que se ha rebelado en las calles exigiendo la salida del poder del presidente Jovenel Moïse.
Este miércoles, varios policías haitianos se hicieron acompañar de activistas y otros miembros de la población protestando en Puerto Príncipe y demandando la renuncia del director general de la institución que los rige y mejores condiciones de trabajo, así como también que se libere a más de 70 agentes que mantienen detenidos, de forma irregular.
En medio de las protestas, un grupo de agentes entró a la comisaría de la ciudad y puso en libertad, por la fuerza y con disparos a cuatro policías de los que se encontraban detenidos.
El mandatario Moïse está pidiendo la intervención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que les ayuden a sofocar los frecuentes brotes de violencia que se producen, a diario, en esa nación, pero no se entiende cómo es que sean precisamente sus autoridades las que están provocando el caos, en ese país.
La lucha es permanente en esa nación desde que, en 2019, la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) se despidió, después de haber estado 15 años allí, en un país caracterizado por brotes constantes de violencia que lo han marcado desde el mismo inicio de su independencia, en 1804.
