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21 de diciembre 2025
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OpiniónJosé NúñezJosé Núñez

Sangre Vs. idea

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La sangre es un elemento que nos unifica a todos los vertebrados o invertebrados en dos características fundamentales, y son; que siempre es líquida y que su color es el rojo, por supuesto, cuando está en su estado natural o sin alteraciones, independientemente de que tenga sus Factores Rhesus (RH) positivo o negativo. También entre los poseedores de este líquido los tenemos de sangre fría y/o caliente.

Mientras que la idea, es una representación mental del razonamiento en su estado más básico, donde se distinguen las condiciones de formación cultural, educativa y del intelecto humano.

En este contexto, la sangre y las ideas son diametralmente opuestas, muy diferentes, aunque sin sangre las ideas no funcionarían, ya que al ser humano le está acreditada en exclusiva la condición de pensar, razonar, de tener ideas, aunque éste sin ese preciado líquido en sus venas y oxigenándose, simplemente desaparece.

Entonces, vamos al escenario actual, el cual provocó este artículo sobre «la sangre nueva versus la idea», ya que en un discurso reciente, el Presidente de la República, Danilo Medina, dio por descontado que no iba a intentar reelegirse, él dijo que apoyaría un aspirante con “sangre nueva”, dando a entender, que desearía un hombre que no sea Leonel Fernández, en el cargo que dejará a partir del 16 de agosto de 2020.

Inmediatamente terminó el discurso de Danilo, comenzaron con las interpretaciones y los memes en las redes sociales, por supuesto que también las conjeturas y los análisis políticos con el tema de referencia se pusieron a la orden del día y, en los días subsiguientes continuaron en primer plano.

Entendemos que al Presidente lo han mal interpretado, y aunque él con todo sus derechos puede preferir el candidato con un perfil de sangre nueva, no necesariamente un hombre joven. Creo que en el fondo lo que el primer mandatario quiso decir, más que un aspirante de sangre nueva, fue con relación al que tenga las mejores ideas, más novedosas y mejor pensadas para ponerlas en práctica.

Pero cuidadito con la oposición, que no se llamen a ilusiones, todo ese argumento del licenciado Danilo Medina, poseía y posee una condición sine qua non, y es, que ese próximo candidato sea sacado desde los precandidatos oficiales del Partido de la Liberación Dominicana.

Es qué las ideas son más razonables para evaluar un aspirante a la presidencia de un país que por su sangre nueva.

La ponderación a través de las ideas de los individuos es mil veces más cualitativa que por la de sus sangres nuevas o viejas.

Por supuesto, que si es una sangre de más experiencia, con liderazgo, lo que simplemente debemos hacer es evaluársela al cuestionado por su desempeño, sus ejecutorias, en otras palabras, por su legado, si es que lo posee, sin obviar sus ideas para un nuevo gobierno.

Es que el razonamiento anterior tiene como base fundamental, que es un axioma, es decir, una ley científica, ya que las condiciones de una persona para desempeñar una función, especialmente la de presidente de un país, tienen más peso, más valor y certeza, cuando se evalúen a los competidores por sus ideas y los programas de gobierno que cada uno piensa ejecutar.

Existe un buen ejemplo para comparar «las ideas con la sangre» por ser de estos tiempos, es fresquecito por demás, Bernard “Bernie” Sanders, un aspirante del pasado reciente y de la actualidad a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata, sin lugar a dudas es el precandidato de mayor edad, un hombre viejo (de 78 años), ahora bien, sus planteamientos, sus razonamientos concretados en sus ideas, son sin lugar a equivocarnos, de las más avanzadas y cuidado si no sean las más.

Mientras que Kim Jong-un, el presidente de Corea del Norte, un hombre joven, sangre nueva, de apenas 35 años de edad, aunque sus ideas parecen de un personaje sacado de la Era de Las  Cavernas, sí, de la prehistoria.

Ahí, en las ideas, es donde puede residir lo nuevo, las novedades, no en la sangre, que independientemente de las edades de las personas, al oxigenarse ese preciado líquido, se renueva, siempre y cuando no esté el cuerpo contaminado o infectado con algún virus o una bacteria.

En fin, independientemente de lo que se diga en un discurso político o coloquial, también en uno académico, siempre las ideas para convencer a las masas van a pesar mucho más que la sangre a la hora de decidirnos por uno que otro aspirante, sin importar que ésta (la sangre) sea nueva, lógicamente, siempre y cuando no existan prejuicios u otro tipo de intereses de por medio.

Autor: José Núñez

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