Muchos ven el panorama como algo normal; que los ciudadanos están regresando porque la situación por la que miles de venezolanos huyeron y siguen saliendo de su país, abandonando sus propiedades y familiares de más edad, para así poder llevarles algo de dinero con lo que comprar algo de lo que alguna vez tuvieron y estaban acostumbrados, insisten algunos que todo volvió a la normalidad…Y no es cierto.
No es así, Venezuela está envejeciendo, no se ven obras nuevas, ni públicas ni privadas, los edificios parecen que tienen medio siglo sin pintar, sus ventanas rotas, sus calles antiguas, sus aeropuertos sin entradas ni salidas de aeronaves, pero con muy pocas mercancías para los viajeros.
Venezuela se puso vieja
La construcción de un estadio, —muy moderno por cierto— intentó esconder de la mirada de los visitantes extranjeros la triste realidad de los bolivarianos, pero ya el beisbol acabó, los negocios volvieron a cerrar porque los clientes se fueron, otra vez no hay. Se fueron. No hay. ¿Y cómo? ¿De qué manera con 7 dólares alguien puede sobrevivir en un país castigado por una alta inflación?
Sin temor a equivocarme, casi la media de sus habitantes son policías, es así como tienen sus comidas aseguradas y su sueldo de 7 dólares al mes, aún con el rango de Coronel, es lo que reciben de salario, con eso hacen malabares para vivir.
Si, son 7 dólares el sueldo mínimo en el país que cuenta con la mayor reserva petrolera a nivel mundial. Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela tiene el 20% del total mundial, al que hay que añadir algunos otros minerales como hierro de alta calidad, bauxita, oro, diamante y torio, además de sus enormes reservas de coltán, que es el nuevo “oro azul”, del que posee reservas valoradas en más de 100.000 millones de dólares, mineral que se utiliza para fabricar los componentes claves de los teléfonos móviles, tabletas, teléfonos inteligentes y la gran mayoría de los dispositivos electrónicos, la industria del futuro.
Esta es la gran paradoja, un país rico en recursos naturales tiene una población sumergida en la pobreza y una diáspora esparcida por todo el mundo. Siete dólares y una funda de comida para todo un mes es la dicotomía que tiene que enfrentar la que alguna vez fuera considerada una de las patrias más prósperas de Latinoamérica. Lo tomas o lo dejas, y por eso muchos corrieron y siguen saliendo de esa tierra tan bella, y que aún sin retoques continúa siendo encantadora.
Según la ACNUR, la agencia de la ONU para los Refugiados, cuya misión es salvar las vidas y proteger los derechos de los desplazados, las personas continúan saliendo de Venezuela para huir de la violencia, la inseguridad, las amenazas y la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales. Son más de 7 millones de personas refugiadas y migrantes los que han salido de Venezuela, la mayoría de las cuales viven en países de América Latina y el Caribe, la que se ha convertido en una de las crisis de desplazamiento de mayor magnitud del mundo.
Pese a las desavenencias y crisis política que han tenido que enfrentar millones de venezolanos en más de una década, la República de Bolívar sigue siendo hermosa.
Venezuela ocupa el séptimo lugar entre los 17 países megadiversos del mundo, alberga alrededor del 9% de la flora y fauna mundial y es uno de los mejores lugares para hacer ecoturismo. Más de 1.418 especies de aves, alrededor de 360 especies de anfibios, 405 especies de reptiles, más de 2.000 especies de peces, 380 especies de mamíferos y 25.000 especies de plantas; tiene parques, áreas verdes, muchos túneles y elevados cuál metrópolis o Estado americano. Imaginarme cómo se vería Venezuela sin esos 23 años de atraso forzado me hiela el corazón.
Gente adorable, muy educada, bien portada, limpia: aún no teniendo papel sanitario en sus baños, la higiene sobresale. Una exquisita comida; lo tienen todo, menos lo más importante para un ser vivo: la libertad.
POR AMERFI CÁCERES
* La autora es periodista, locutora, Lic. en Leyes y empresaria.