EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- La terapeuta familiar Oneida Páez destacó la necesidad de que los padres, tutores y maestros jueguen un papel activo en el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños, señalando que este es un aspecto crucial para su crecimiento personal y social.
Según Páez, los niños no nacen con inteligencia emocional innata; es un proceso que se aprende, en gran medida, a través de las experiencias y los ejemplos que les brindan los adultos que los rodean.
“Nosotros nacemos sin esa inteligencia emocional”, son los padres quienes, en primera instancia, enseñan a los niños a manejar sus emociones, muchas veces sin siquiera ser conscientes de ello. Algunos lo hacen de manera intuitiva, mientras que otros, con más conocimiento, aplican estrategias específicas para ayudar a sus hijos en este aspecto”, afirmó.
Oneida Páez se expresó en estos términos al ser entrevistada por la tanatologa Krismeli Brito Padilla, en el programa “Con la Dra. Controversia”, transmitido por la plataforma digital El Nuevo Diario TV.
(Ver programa).
Páez explicó que situaciones cotidianas, como el conflicto entre dos niños por un juguete, son oportunidades claves para enseñar a los pequeños a gestionar sus emociones.
“Cuando un niño quiere un juguete que no le pertenece y se lo devolvemos al otro niño, es normal que el primero se sienta triste y llore. En ese momento, no debemos negar su emoción ni decirle que se sienta feliz. Lo correcto es reconocer su tristeza: ‘Sé que estás triste porque te gusta mucho ese juguete, pero no es tuyo. Vamos a buscar juntos otra opción para que te sientas mejor “indicó.
Para la terapeuta este tipo de diálogo es fundamental porque enseña al niño a validar sus sentimientos, pero también a regularlos. “No está mal que el niño se sienta mal o triste. Al contrario, reconocer esa emoción es el primer paso para regularla”, agregó.
En ese sentido, dijo que es importante que el adulto acompañe al niño en el proceso de encontrar una solución, como ofrecerle otro juguete o invitarlo a compartir con el otro niño. Ya que de esa manera, está aprendiendo a gestionar sus emociones de forma saludable.
Sin embargo, Páez advirtió que si un niño sigue llorando o mostrando signos de angustia varias horas después de un incidente como este, puede haber un problema de regulación emocional más profundo.
“Si después de tres horas el niño sigue llorando por el mismo motivo, es posible que haya un problema de regulación emocional, y en ese caso, es importante que los padres o cuidadores busquen apoyo para entender mejor lo que está ocurriendo”, comentó.
Asimismo, señaló que la inteligencia emocional no es solo responsabilidad de los padres, sino de todos los adultos que interactúan con los niños, incluidos maestros y tutores.
“Los padres, los tutores y los maestros deben estar informados y capacitados en salud emocional para poder ayudar a los niños a regular sus emociones, especialmente en situaciones difíciles”, explicó.
