¿Ahora que viene?, Una lucha de poder, el poder de negociación se intentará imponer. Es que precisamente de eso se trata, un pulso que inicia el gobierno de Nicolás Maduro contra la República Dominicana y el mundo, pues también incluye a países de Sudamérica y la misma Costa Rica de Centro América.
Estos países de una manera lógica, han solicitado a la OEA la intervención para que sean revisados los procesos electorales seguidos en el montaje de las elecciones, el escrutinio y la emisión del boletín electoral que da como ganador la fórmula que se reelige por seis años más a Nicolás Maduro.
Todos los países que han solicitado esto, ahora han recibido del gobierno de Venezuela aun actuante, un comunicado oficial, donde se retiran todas las misiones diplomáticas de Venezuela en sus países y a la vez, solicita el retiro inmediato del personal diplomático de esos países en tierra Venezolana.
El alegato fundamental para esto desde el punto de vista principista es la no injerencia y el respeto a la autodeterminación de los pueblos que la carta democrática de la OEA y las naciones unidas sostiene en sus enunciados.
Pero, además, el comunicado acusa no solo de ser injerencistas, sino que también son aliados a los dictámenes de Washington, es decir el imperio norteamericano y como tales, vienen quedando como enemigos de la República Bolivariana de Venezuela.
Los países de Latinoamérica y el Caribe, siempre han tenido una relación de hermandad, solidaridad y de agradecimientos mutuos. Latinoamérica no puede negar el apoyo que ha dado Venezuela históricamente con el suministro de petróleo, pero también con el intercambio comercial, pues los países del continente americano norte, centro y Sudamérica, también suplen a Venezuela en muchos otros aspectos.
Las relaciones dominico venezolanas sobre todo las existentes entre los pueblos no las puede romper ningún gobierno, de ninguna de las partes y mucho menos alguna dictadura o gobierno de facto. El amor reciproco que sienten los dominicanos y los venezolanos, se reparten la suave briza de las playas dominicanas, la isla margarita, pero también el merengue, la salsa, las gaitas. Además de ese cariño sincero, ¿Quién puede quitar el respeto que tenemos los dominicanos a la gesta heroica de Simón Bolívar el libertador?, ¿o compartir con el mismo entusiasmo y respeto en las series del Caribe por la pelota?.
El sol no puede taparse con un dedo y ciertamente lo políticamente conveniente prima en las decisiones de estado y créanme, que hasta respeto la posición de Maduro cuando habla de su defensa a la autodeterminación de los pueblos. Quizás la nación dominicana y el gobierno que representa Luis Abinader, necesite una dosis de esa defensa, para defender con mayor ahínco y credibilidad la soberanía nacional.
Pero una cosa es con guitarra y otra es con violín, Y ahora me dirijo a Nicolás Maduro, así como lo he hecho con el honorable presidente Abinader, con quien mantengo una inconformidad aun no resuelta, por el tema Incondicionalidad con la ONU y la juramentación del 2020.
El modelo de hacer política con el simple objeto de la perpetuidad, le hace mucho daño a la democracia de nuestros pueblos. Latinoamérica adolece de temas comunes, incluyendo los niveles de escolaridad, calidad educativa, institucionalidad y porque no, una corrupción indetenible, que hace de los políticos de turno, semidioses dignos de una rica vida de calidad y de derroches, mientras la mayoría no se educa ni se alimenta bien.
Su país honorable presidente Maduro, ya sea por su gestión o por herencia maldita, se ha permitido el lujo de ver salir del país a muchos nacionales venezolanos, capital intelectual, gente trabajadora y digna, que ama su país, pero que no tienen la forma de progresar o de ser tratados justamente en la tierra de Bolívar.
Las acusaciones contra muchos funcionarios que le han acompañado en sus dos primeros mandatos, 12 años, y ahora con la potencialidad de seis años más, no dejan mentir a muchos abusados, encarcelados injustamente, muertos, desaparecidos, acosados, perseguidos y teniendo entonces que huir a cualquier país del mundo, para intentar sobrevivir.
Familias separadas, teniendo una parte que salir, para entonces mediante las remesas ayudar a los que se quedan, pues no tienen alternativas.
Países vecinos que reciben el impacto de una migración constante, gracias a las carencias que sufren en tierra venezolana, por cualquier razón, a pesar de ser Venezuela una tierra bendecida por Dios y la naturaleza, pero más rica en la calidad humana de su gente bella, que por el petróleo.
Estimado Maduro, cuando visité0 la única vez que estuve en caracas, hace ya 26 años, sencillamente quedé prendado, mi corazón salió embrujado de esa tierra bella que usted se honra en presidir. Y créame, me duele cuando veo las lágrimas de gente joven, llorar, rogar, pedir al Altísimo, para que la suerte del pueblo venezolano cambie. Pero al parecer, la visión de estado viene siendo la misma y la forma de pensar también, por lo que los resultados no dejan de ser los mismos y la huida y separación continua sin parar.
Si el país, mi país, la República Dominicana, una nación donde se dice, usted tiene importantes inversiones, sufre como consecuencia de su decisión de prácticamente romper relaciones, por la solicitud hecha a la OEA para que colabore en el proceso de esclarecimiento del resultado electoral, créame, que seguramente compraremos petróleo más caro. Y podrán subir los precios, pues subirá la energía electrica y todo lo demás.
Pero créame presidente Maduro, el pueblo dominicano viene de la sangre de Duarte, Sánchez, Mella y Luyeron, y sobrevivirá. Y más que eso, seguirá amando al pueblo venezolano a pesar de su suerte y los maltratos de sus políticos.
Desconozco los detalles del proceso y sé que el interés de cada lado normalmente minimiza lo propio y maximiza lo ajeno. Pero entiendo que se usó en Venezuela, el mismo sistema automatizado de votación que aquí en dominicana, se intentó usar sin éxito en las elecciones de febrero del 2020.
Es el mismo sistema del voto automatizado venezolano. Y créame que se suspendieron las elecciones dominicanas de ese entonces, y jamás se volvió a usar el sistema automatizado.
El sabotaje fue detectado en nuestro país en aquel momento y así como se denunció en el día de ayer por usted mismo, que se hizo un intento de hackeo, pudo existir tal como aquí ocurrió, un sabotaje o la implementación de alguna subrutina en el sistema, para que los resultados se distorsionaran.
Los programadores hacen cosas que los que usamos los sistemas casi siempre no tenemos idea de cómo resolverlo ni detectarlo.
Lo escuché ayer en su discurso y créame que vi a un Nicolás Maduro con una vehemencia y seguridad mucho mayor como líder político. Tiene que ser que ha logrado mejorarse como hombre responsable de sí mismo.
Pero usted ha visto lo que ha ocurrido con muchos presidentes en Sudamérica, al terminar sus gestiones, por sus manejos incorrectos, luego son perseguidos por la misma justicia de sus países o la interpol. Algunos que han sabido estar en prisión, otros aun estando en prisión, han logrado volver a la presidencia de su país.
No estoy deseando que usted abandone el poder de su país, si ha ganado en buena lid el proceso electoral debe gobernar para el bien de la nación.
Pero no sería nada extraño, que personas cercanas, le hayan cogido cariño al poder, y hayan hecho de las suyas a sus espaldas, hasta lo hayan traicionado, y de ser así, sería magnánimo de su parte, ser el primer combatiente de cualquier acto que haya podido manipular el resultado electoral.
Si usted ganó la presidencia en buena lid, sepa que cualquier intervención de la OEA lo ratificará y si no ha sido así, arrojará luz, y usted tendrá la oportunidad de establecer responsables del delito electoral, si no se tratara de un error sistémico, que también puede ocurrir.
Presidente Maduro, sé que estas palabras tal vez usted nunca las lea, pues hablo no en nombre del pueblo ni del gobierno dominicano, pero si lo hago a mi nombre, como un ciudadano del mundo, responsable de seguir la ruta del bien, y de sembrar en cada momento, acciones o ideas para el beneficio propio y de los demás.
Por: Julián Padilla
