Desde el nacimiento de la nación dominicana han existido corrientes antagónicas que se disputan el poder, incluyendo algunas enajenantes, que renegaron en sus inicios y reniegan en la actualidad a la nacionalidad que nos legaron los fundadores y restauradores de la república. No es necesario escribir sobre esa situación, porque ahí están los acontecimientos históricos verificables, y, que corroboran lo que digo en las líneas anteriores.
Puede decirse grosso modo que nuestra democracia ha tenido grandes obstáculos, siendo el “Generalísimo y benefactor de la patria nueva” el penúltimo valladar, porque los primeros doce años de los gobiernos pos muerte del susodicho, dirigidos por el doctor Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, transcurrieron en un calendario de dictadura ilustrada, que laceró muchas vidas, en una época de guerra fría entre las dos superpotencias que dominaron el mundo bipolar que surgió a partir de la segunda guerra mundial. Siendo justo, fue también una época de progreso social y consolidación de la cultura de la nación, preservándose el medio ambiente y construyéndose obras necesarias para la consolidación económica, con un mínimo de financiamiento interno y externo.
Después de la muerte del dictador en mayo de 1961, hubo un intento de instauración de la democracia, con el gobierno del profesor Juan Bosch y Gaviño, pero ese gobierno constitucional colapsó gracias ar la actitud recalcitrante del remanente militar de la dictadura, que le derrocó luego de siete meses de gobierno democrático en su máximo esplendor.
Luego del golpe de Estado ocurrido en 25 septiembre de 1963, transcurridos los acontecimientos de 1965 y los ya mencionados gobiernos de 12 años, surge un nuevo intento de instauración de la democracia que dura hasta la fecha, incluyendo el regreso del doctor Balaguer en 1986, por diez años, los que culminaron en 1996.
Hacer este recuento es necesario, para poder entrar en el tema de la democracia y las ideas políticas en la nación dominicana, gentilicio que vive en una democracia representativa multipartidista, con separación de poderes hace cerca de cincuenta años, tomando como referencia el gobierno que inicia en 1978.
Desde entonces, hemos enfrentado grandes desafíos, siendo el principal problema la corrupción, seguidos por la desigualdad social y la desconfianza en las instituciones.
La nación ha estado buscando consolidarse como una democracia robusta mediante el fortalecimiento del Estado Social de Derecho, la participación ciudadana y la transparencia, con un avance notable en índices de libertad de expresión y mejora democrática, a menudo amenazada por actitudes de la policía, en acciones de excepción.
Según nuestra Constitución, la república vive en un Estado Social y Democrático de Derecho, con separación en Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Según las leyes sustantivas de la nación, somos un país que elige en forma directa a las autoridades, es decir, al presidente, a los congresistas y a los representantes municipales cada cuatro años.
Desde 1966 hasta 1996, fue una nación dominada históricamente por dos grandes partidos, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), de supuesta ideología socialdemócrata y el Partido Reformista (PR y luego PRSC), altamente conservador y supuestamente abanderado de las ideas de Konrad Adenauer.
El panorama político fue evolucionando lentamente desde 1973 hasta 1996, cuando asume el gobierno el Partido de la Liberación Dominicana, a casi 23 años de su fundación, tras la separación de Bosch del PRD.
La democracia dominicana ha tenido y tiene grandes desafíos y en el transcurso del tiempo. Han surgido ideas políticas durante todo este recorrido histórico, por ejemplo, el Estado Social y Democrático de Derecho, marca un hito del ideal constitucional que procura el respeto a derechos fundamentales y a la dignidad humana, aunque su aplicación se ha enfrentado a muchos retos, como son algunos intentos de socavar la libertad de expresión.
Para fortalecer el Estado Social y Democrático de Derecho, se necesita fomentar la idea de la educación cívica y la participación comunitaria, para contrarrestar una cultura política históricamente basada en intercambios clientelistas. A esta necesidad se le suman, el combate a la corrupción y la impunidad, percibidas como una de las principales barreras para una democracia plena, junto a la desigualdad social y la falta de aplicación equitativa de la ley. En tal sentido, los gobiernos en forma sucesiva han hecho lo que han considerado necesario por el fortalecimiento institucional, enfocándose en la independencia judicial y transparencia.
La ciudadanía necesita examinar el contexto histórico y su costo social, en vía de fortalecer la democracia dominicana, la que se consolidó tras la caída de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina en 1961, pero que ha pasado por periodos de inestabilidad, golpes de Estado e intervenciones extranjeras, las que deben ser conocidas y analizadas por los ciudadanos, como una forma de valorar el papel histórico de personajes clave como Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez y Joaquín Balaguer en el fortalecimiento de la democracia, como acción construcción permanente. Es indudable, la que posee logros significativos en libertades y avances institucionales, pero, que aun enfrenta desafíos, que persisten en la lucha contra de la desigualdad y por la equidad social, para de esa forma ir logrando la plena realización de los ideales democráticos de nuestros lideres históricos y actuales.
Por Francisco Cruz Pascual
