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28 de diciembre 2025
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OpiniónPablo ValdezPablo Valdez

Que se respete nuestra dignidad

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• Porque la universidad es otra cosa

Nuestra condición de salud en los últimos días nos mantuvo alejados del entorno laboral académico, lo que impidió que nos enteráramos a tiempo de determinadas informaciones de gran relevancia institucional.

Una de esas informaciones llegó a nosotros mediante una copia de la comunicación remitida el pasado 10 de julio por el profesor-investigador Fernando A. Peña S., en la que denuncia la incursión de supuestos miembros de la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto (J2) de las Fuerzas Armadas Dominicanas en recintos universitarios, en particular en las oficinas del Observatorio Dominicano de Políticas Públicas de la UASD, que coordina dicho docente.

Lamentamos profundamente este hecho, que constituye una acción inaceptable por parte de un organismo del Estado. Tal proceder no solo vulnera el principio de autonomía universitaria y el fuero que la protege, sino que también transgrede el marco legal vigente que define con claridad el rol y los derechos de nuestra academia.

La Ley No. 5778, promulgada el 31 de diciembre de 1961, establece que “la Universidad Autónoma de Santo Domingo se regirá por los principios de autonomía académica, administrativa y financiera”. A su vez, el Artículo 4 del Estatuto Orgánico de la UASD reafirma que la institución “goza de libertad académica y fuero universitario”, lo que impide que autoridades externas intervengan en sus espacios sin autorización debidamente sustentada.

Este tipo de incursión despierta serias preocupaciones sobre la posibilidad de un retroceso hacia prácticas autoritarias del pasado, que fueron enfrentadas con dignidad por generaciones anteriores, y que no serán toleradas ni hoy ni mañana por quienes asumimos con responsabilidad histórica la defensa de nuestra Universidad Primada de América.

El rechazo expresado por todos los gremios universitarios ante esta violación debe ser respaldado con firmeza por toda la familia uasdiana y por la sociedad dominicana en su conjunto, que ve en la Universidad Autónoma de Santo Domingo un símbolo de legalidad, respeto institucional y compromiso democrático.

Por Dr. Pablo Valdez

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