•Porque la universidad es otra cosa
Introducción:
En un mundo interconectado por los mercados y las tecnologías, el comercio internacional ha sido uno de los pilares del desarrollo económico global. Desde el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en 1947, hasta la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995, se ha buscado reducir las barreras al comercio para promover el crecimiento, la cooperación y la estabilidad entre las naciones. Sin embargo, las políticas proteccionistas recientes impulsadas por el presidente de los Estados Unidos, mediante el incremento de aranceles a múltiples naciones, parecen contradecir décadas de acuerdos multilaterales que buscan precisamente lo contrario: un comercio libre, justo y predecible.
Desarrollo:
El GATT fue una respuesta a los estragos económicos causados por la Segunda Guerra Mundial y al colapso del comercio durante la Gran Depresión. Su meta era clara: evitar el retorno al nacionalismo económico que tanto daño había causado en el pasado. Este acuerdo sentó las bases para la liberalización del comercio mundial y fue el punto de partida para la posterior creación de la OMC, organismo que desde 1995 regula las normas del comercio internacional y vela por su cumplimiento.
La política estadounidense actual, caracterizada por la imposición de aranceles a productos provenientes de economías aliadas y emergentes por igual, marca un giro drástico respecto a esta tradición multilateralista. Detrás del argumento de “proteger la industria nacional” o “corregir desequilibrios comerciales”, se esconde una agenda que erosiona la confianza en los mecanismos internacionales de solución de diferencias y socava los principios del comercio justo.
Además, estas medidas generan efectos colaterales nocivos: encarecimiento de productos importados, represalias arancelarias por parte de otras naciones, tensiones diplomáticas y una desestabilización general del sistema económico global. Irónicamente, incluso los productores estadounidenses pueden salir perjudicados ante la pérdida de acceso a mercados extranjeros por las contramedidas impuestas.
Conclusión:
El regreso al proteccionismo no solo constituye un retroceso en términos económicos, sino también una amenaza al sistema internacional de cooperación construido durante más de siete décadas. La actitud unilateral de Estados Unidos contradice los acuerdos fundamentales del GATT y los principios que rigen a la OMC, y podría abrir la puerta a una peligrosa fragmentación del comercio mundial. Si bien los ajustes en la política comercial pueden ser necesarios, estos deben realizarse bajo un marco de respeto a los compromisos multilaterales y con una visión global, no nacionalista.
El mundo no puede permitirse volver a levantar barreras. En un planeta donde los desafíos son compartidos —cambio climático, pobreza, seguridad alimentaria—, la cooperación debe prevalecer sobre la confrontación. El comercio justo y libre sigue siendo una herramienta esencial para un desarrollo equitativo y sostenible.