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19 de diciembre 2025
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OpiniónFrancisco Cruz PascualFrancisco Cruz Pascual

Profesores, comunidad y calidad escolar

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Como ciudadano preocupado por los problemas nacionales, espero que más temprano que tarde los profesores y la comunidad puedan juntarse para buscar soluciones a la calidad escolar de la República Dominicana, porque es algo que no debe esperar para que la nación pueda culminar su proceso de desarrollo y crecimiento.

Por esa razón, en los próximos años la sociedad civil acompañada por el Estado tendrá que procurar un pacto con los profesores para lograr una definición de las prácticas de aula de los docentes, en donde se delimiten los alcances del accionar magisterial y del papel de las familias en el desarrollo de un currículo elaborado desde los propósitos fundamentales, definidos en el marco del dialogo con los reales actores, para agenciar a la nación de una educación en mejora permanente de la calidad.

Para lograr ese propósito se tienen que buscar formas concretas para que los actores del sistema escolar de primer y segundo nivel sean sujetos a las normas y los estándares nacionales e internacionales, para lograr salir del estado de carencias cualitativas que exhibimos en las evaluaciones.

Se necesita sujetar a normas los procesos de exámenes para los estudiantes, las evaluaciones de profesores y los procesos, tanto docentes como administrativos. Se hace necesario someter a normas las evaluaciones de aprendizajes y se hace imperativo evaluar al personal directivo en cuanto a su actitud individual, a su compromiso y su comprensión acerca de sus responsabilidades.

Para empoderar a la sociedad de los problemas se tiene garantizar mayor participación de los grupos familiares y de la comunidad que circunda la planta física escolar, porque el contexto es esencial no solo para la mejora ambiental de los procesos académicos, sino como garantía del necesario sosiego y la seguridad de la ciudadanía escolar que muchas veces es vulnerable.

Cuando hablamos de participación nos referimos no solo a la presencia física en reuniones y jornadas de trabajo ordinario ni al interés porque sus hijos avancen en sus proyectos particulares sino a la necesaria contribución económica para un mejor sostenimiento diario de la escuela. Se hace necesario que los padres puedan elegir la escuela en donde sus hijos van a estudiar. También ya es una necesidad que se garantice un sistema real de transporte seguro. Es necesario que, en el caso de la participación, exista un mayor empoderamiento de los directivos escolares y que se incentive la excelencia de vinculación entre escuela y familia, también entre escuela y contexto social.

Ampliar la participación es una cuestión compleja que necesariamente traerá riesgos. Los riesgos deben se administrados con inteligencia, liderazgo, disciplina y autoridad. Las políticas educativas pueden tener algún grado de dificultad debido a la inmigración y su consabida necesidad de educar a sus niños y esa situación tiene que ser resuelta bajo normas consensuadas que no perjudiquen a nuestros ciudadanos ni nuestros intereses. Es importante prever, que puede fomentarse la inequidad, debido a las condiciones de algunos centros escolares en las grandes ciudades y a la desigualdad que se presenta en cuanto a lo rural y lo urbano. Se pueden presentar limitaciones debido a que algunos padres tienen bajos niveles educativos y no estarán debidamente informados y esa situación acarrea a la escuela dificultades. Todos estos riesgos y los demás que aparecerán en los procesos, tendrán la necesidad de ser gerenciados con actitud positiva y alta capacidad de gerencia.

Aunque la educación publica es gratuita por decisión constitucional, la participación de la comunidad en los costos es importante para ampliar su compromiso, esta es una excepción necesaria, porque las comunidades que he cuestionado lo expresan y mientras mas pobre es la familia, más dispuesta esta a colaborar con aportes mínimos. Desde la escuela debe fomentarse el valor del sacrificio por el bienestar, por eso debemos trabajar en aras de crear una yunta que se convierta a través del trabajo, en un binomio de responsabilidad familia-escuela.

A los empresarios hay que incentivarlos para que tengan mayor participación en la mejora de las escuelas y deben hacerlo, tanto en las decisiones como en las ejecuciones de algunas de las actividades claves del centro docente. Los empresarios pueden ayudar a la escuela en las acciones curriculares. También pueden hacerlo respecto a la diversificación del contenido de las asignaturas y de la oferta escolar, con la finalidad expresa de introducir competencias puntuales y necesarias desde el punto de vista de la producción, los servicios y los negocios.

La escuela debe ver al empresariado como un aliado que supera los apadrinamientos económicos y de aportes en cuestiones físicas, porque ellos trabajan en su diario vivir las competencias como mecanismos claves para la calidad de sus procesos. Los empresarios tienen mucho que aportar al conocimiento de niños, adolescentes y jóvenes en edad escolar.

La participación comunitaria es importante para poder trabajar alianzas, para arribar a consensos en aras de una verdadera reforma educativa, alejada de pactos que nunca se cumplen.

La participación debe trabajarse estratégicamente para la construcción de un amplio consenso nacional con el propósito de crear condiciones óptimas para poder realizar una reforma real, llena de compromisos y responsabilidades.

Para que funcione, es imperativo la creación de un régimen de consecuencias ante los comportamientos positivos y negativos.

Esto es sumamente importante para levantar la moral e ir creando confianza en la población incrédula, para desde ahí, acumular los méritos necesarios para garantizarle a la ciudadanía que esta vez se logran o se logran las mejoras esperadas por más de seis décadas.

Por Francisco Cruz Pascual

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