Si nos llevamos del enunciado de la ley de Murphy que indica que lo que puede salir mal saldrá mal, entonces no tenemos la certeza de un proceso electoral eficiente y sin perturbaciones.
Ya la Junta Central Electoral se adelantó y como es más importante cumplir con una fecha que hacer las cosas bien, comunica a la prensa, que si hay problemas con la transmisión de los datos por el uso del software que debió rediseñarse antes del clonado de los equipos, entonces existiría una kit que sería entregado a cada mesa, donde existirían formularios que se completarían manualmente para dejar sentado y documentado el escrutinio de cada mesa.
Desde antes veníamos anunciando, sobre la probabilidad de un tranque electoral, no por este punto que aun no era conocido, sino por las coincidencias que venían aconteciendo del otro lado de la frontera, con el caos haitiano y el retorno a ese país del golpista Guy Philipe y en adición el no arribo de las tropas prometidas por Kenia autorizadas por la ONU, pero desautorizadas por el tribunal supremo de ese país.
Conociendo la cultura política del país, no basta con que el pleno de la junta central electoral, indique que los dominicanos pueden estar tranquilos y que habrá un proceso electoral transparente y confiable. El pleno es solo la punta del iceberg de esa organización que es la JCE con miles de empleados en todo el territorio nacional.
Los grandes temas electorales que han llevado al pueblo dominicano a verla como una entelequia, no dejan mentir y el grado de confianza que se tiene a esa entidad, independientemente del pleno, no es la óptima.
Las juntas municipales tienen sus propias historias de manipulaciones, de maquillajes y de fraudes electorales. Y si a esto le sumamos la posibilidad de que se comiencen a detectar equipos que no funcionan bien el día de las elecciones, aunque exista un plan B, esto ya debe ser visto como un fracaso del proceso mismo. Pues todas las pruebas de esos equipos debieron hacerse con suficiente tiempo, de tal forma que se pudieran realizar los ajustes de lugar.
No se justifica, que siendo este proceso electoral tan importante para la nación, quede en el aire un sentimiento de dudas y de escepticismo, de lo que sería no solo el escrutinio sino la transmisión de datos, y que entonces, sobre la marcha se tenga que sustituir el método de envío de datos de forma física, conociéndose de antemano todas las diabluras que pueden ocurrir en el camino.
Lo peligroso del asunto es que al parecer, los que han denunciado las debilidades del sistema lo han hecho en el momento apropiado, es decir, cuando han sido llamados a participar en las pruebas que se hicieron, al parecer sobre la marcha, como todo lo importante pero que se desea manipular en el país.
Estas situaciones comentadas, nos invitan a pensar de que podríamos tener un tranque electoral, sino en las elecciones municipales, en las congresuales y presidenciales y con un acompañante fronterizo, creando situaciones de gran peligro para la nación dominicana.
Debemos ser preventivos ante una potencial doble crisis en la isla, la existente ya en Haití y la que podríamos tener localmente, gracias a una situación nueva vez de sabotaje electoral y que entonces, suframos como pueblo de eventos incontrolable y atraigan estos el interés de la comunidad internacional, para fines no deseados.
Tal vez este concepto luce descabellado, pero también es descabellada la intención que se sabe tienen los famosos chacales, que desean las riquezas naturales de la isla la Hispaniola y el denunciado plan viejo de la fusión de la isla.
Julián Padilla
