Durante la firma de un acuerdo macro de cooperación interinstitucional, el ministro de Energía y Minas, Joel Santos Echavarría y en presencia del maestro Editrudis Beltrán Crisóstomo, rector magnífico de la UASD, valoró con énfasis el alcance nacional de la academia. No se trató de una cortesía diplomática ni de una formalidad en el discurso. Fue, más bien, el reconocimiento a una universidad que, sin buscar protagonismo, ha sabido extender su presencia a lo largo y ancho del país, llevando consigo no solo aulas y laboratorios, sino también esperanza, formación, pensamiento crítico y una visión de futuro.
La UASD no es solo una universidad; es una institución que ha comprendido que su función no termina en la docencia. Su compromiso con la sociedad ha implicado asumir un rol activo en la investigación, la extensión y, sobre todo, en la inclusión. Estar en todo el país no significa únicamente tener recintos, centros o subcentros. Significa también construir ciudadanía, generar oportunidades de movilidad social, y consolidar una identidad nacional desde el conocimiento.
Desde las regiones más urbanas hasta las más apartadas, la UASD ha sembrado lo que muchos llaman “energía social”. Y no es coincidencia que haya sido precisamente el Ministerio de Energía y Minas quien lo reconociera. Porque, en efecto, el saber también es una fuente de energía: dinamiza comunidades, despierta vocaciones, enciende la imaginación y orienta la transformación productiva de los territorios.
El acuerdo firmado entre ambas instituciones simboliza una sinergia que puede marcar un antes y un después. Por un lado, una universidad con vocación nacional y responsabilidad histórica. Por otro, un ministerio que gestiona los recursos naturales y estratégicos del país. Juntos, pueden proyectar soluciones sostenibles para la matriz energética, impulsar investigaciones conjuntas en áreas críticas, y formar a los profesionales que demanda el presente y el futuro.
El valor de esta colaboración no reside solo en la formalización del convenio, sino en la visión que lo sustenta: articular saberes, unir voluntades y reconocer que el desarrollo no puede ser fragmentario ni centralizado. La UASD, al estar presente en todo el país, se convierte en aliada natural para llevar el conocimiento donde más se necesita.
Y si la energía mueve al mundo, la educación lo transforma.
Por Pablo Valdez