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28 de diciembre 2025
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OpiniónVíctor Corcoba HerreroVíctor Corcoba Herrero

 Ponerse en camino; siempre vale la pena, aunque te caigas

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ALGO MÁS QUE PALABRAS

“Lo importante es afrontarlo todo con humildad y arrepentimiento, a la espera de que la cultura del abrazo, sea algo tan real, como nuestros andares”.

Ponerse en camino es propio de quien busca la orientación debida y rebusca el sentido existencial. Los tiempos actuales nos instan a bucear por todos los rincones, a detenernos y a contemplar lo que nos circunda, para llenar los corazones de entusiasmo. Observar los latidos de la vida, beber de su armónica sintonía natural, estoy seguro que nos transforma las conciencias y nos motivan al bien. La frase de: Renovarse o morir, que siempre se ha dicho como recordatorio o receta, debe animarnos a reconstruir un mundo nuevo, con la savia renovada. Así, de hecho, ha de volver a encenderse el calor de hogar para calentar la frialdad de los corazones, dentro de los más endurecidos, inclusive nuestra particular sangre genealógica. ¡Explorémonos mar adentro!

Activar el hermanamiento entre análogos es fundamental, en un orbe globalizado como el vigente, que suele ponerse en acción, obviando vínculos para adoquinar senderos e impedir la madurez poética, punto de llegada de un camino interior, que necesitamos rastrear por aquí abajo, para reconocernos en él y embellecernos de su sabiduría. En efecto nada somos, sino compartimos admiración y partimos del verso soy; para injertar ese universo de bondades, en el propio verbo viviente y evidente, del que formo parte. Por tanto, no sólo hay que levantar la vista, también se requiere despojarse de las miserias de uno mismo, encender la esperanza como aire de subsistencia, para no hacer de los problemas y de las dificultades el centro de nuestro caminar.

Esta mirada que fraterniza, sobre todo hace que se sobrelleven mejor las vicisitudes de la vida; puesto que, permanece confiada, en el espíritu cooperante de la gratuidad y de la gratitud filial. Cuando esto sucede, los latidos conjuntos se fusionan, tanto para atendernos como para entendernos mutuamente. Por el contrario, cuando fijamos la atención exclusivamente en el poder, o en el afán posesivo, el miedo invade nuestro interior y lo desorienta, dando lugar al desconcierto, a la angustia y a la depresión. Bajo estas temidas y tremendas atmósferas, todo se corrompe, pero no permitamos que estos aires sean dominadores y nos empujen al desaliento. Lo importante es afrontarlo todo con humildad y arrepentimiento, a la espera de que la cultura del abrazo sea algo tan real como nuestros andares.

Téngase en cuenta que, con la evolución de la tecnología y las nuevas herramientas, el potencial para recopilar, analizar y visualizar datos sigue ensanchándose, ofreciendo nuevas oportunidades para promover el desarrollo sostenible y la equidad social en todo el planeta. Lo cardinal es que toda la ciudadanía se incorpore a políticas sociales públicas, reforzando un mejor cohabitar y una rendición de cuentas objetivas. Desde luego, no hay información más tangible, que aquellos estudios estadísticos que convierten los datos abstractos, en revelación del momento, para que el poder de decisiones se sustente en fundamentos reales y concretos. Indudablemente, este es un modo de advertir lo que muchas veces no se deja oír, ni tampoco reparar.

Hacer camino, por consiguiente, es fundamental en todo instante vivido. La realidad a veces nos enferma el alma, porque está cuajada de obscenos detalles que nos dejan sin vocablo. De ahí, la trascendencia de activar la comunión de pulsos y la unión de pausas reflexivas, para poder avanzar en humanidad, antes de que el contexto inhumano y amoral que padecemos en este inseguro hábitat, nos deshumanice por completo. Quizás tengamos que comenzar por revolvernos, para regresar a ese estado níveo que añoramos, pero que no cultivamos, ni lo estamos poniendo en nuestros pasos; y todo, porque nadie en el fondo ama a nadie. Ojalá, pues, la mística conjugación del verbo amar fuese certeza viva, y no una mera correlación de sentimientos vacíos.

REFLEXIÓN POÉTICA

COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

EL REMEDIO ESTÁ EN EL CRUCIFICADO

BAJO EL ESPÍRITU ORANTE TODO SE CALMA Y SE COLMA: El recogimiento, aparte de acogernos y recogernos en el ejército de los humildes, es el constituyente del níveo cuerpo y el reconstituyente del alma. A través de la contemplativa, que todo lo allana y del encuentro que todo lo absuelve, uno anhela reverenciar, hasta el extremo de no ser nada para sí. Dejémonos acompañar y acompasar por el calor de hogar, para que toda savia se convierta en súplica y toda expectativa se vierta en el camino, de quien es nuestro Auxilio y Salvador.

I.- EL OBRA DEL SILENCIO ES LA ADORACIÓN

Cada día me inquietan las dudas,

me afligen los silencios vertidos,

me agitan los errores cometidos,

aunque hay dilemas que vencen,

pero aprietos que nos alumbran.

Dejémonos ennoblecer por la fe,

abandonémonos al soplo orante,

forjemos sigilo en nuestro vivir,

que uno es para el demás afecto,

y para sí un tañido en rogación.

No hay mejor ruego que servirse,

que quererse y juntar horizontes,

con la sencilla plegaria del rezo;

puesto que, la sublime devoción,

está en el hacer y en el rehacerse.

II.- EL FRUTO DE LA PETICIÓN ES LA ESPERANZA

La sanación del ser anida en orar,

en subir a las colinas del aliento,

y en descender a uno para verse,

conocerse y reconocerse tentado,

con el propósito de enderezarse.

Enmendarse está en el proyecto,

porque uno ha de vivir rogando,

para poder salir de las pobrezas,

que influyen sobre las entretelas,

como penitentes y en penitencia.

En la jaculatoria radica la fuerza,

las preces a quien es todo en mí,

porque Tú eres, oh Dios, la vida;

la piedad que buscamos a diario,

con la bondad como verdad viva.

 

III.- Y EL RESULTADO DE LA FE ES EL AMOR

En la invocación firme y estable,

y en la relación diaria con Jesús,

aprendemos a descubrir el amor,

que es amar sin beneficio alguno,

pues la belleza está en el donarse.

Cuando la oración aspira pulsos,

respira nuestro acontecer activo;

nos volvemos capaces de anidar,

la mística y el misterio del credo,

con una recta y pura conciencia.

Cultivar el proceder arrodillado,

es reconocer a Dios como Señor,

y a su madre como fuente de luz,

con la mirada puesta en su Hijo,

que trae la paz y el abrazo tierno.


Por Víctor Corcoba Herrero

corcoba@telefonica.net

18 de Octubre de 2025.-

 

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