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25 de diciembre 2025
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OpiniónJulián PadillaJulián Padilla

Ponerle el cascabel al gato

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Siempre me entretengo acariciando a la gata de mi hermana, una felina a la cual le llamo orgullosamente Misifusa.

Con ella casi siempre desahogo mis malquerencias políticas, por aquello del cascabel y de cómo y quién tendrá que colocárselo finalmente en el cuello.

Bueno no solo conversamos sabiamente, pues esa gata balsina es de las buenas y hasta le gusta acompañarme en los caminos cinematográficos de las redes sociales.

Ponerle el cascabel al gato, es como decir, poner los puntos sobre las ies, es decir, decir las cosas sin tapujos, decir las cosas como son, esto sin tomar tanto en cuenta, los temas de los resabios, los enojos, pero indicando claramente la visión que tenemos sobre el tema que discute, sin temor a represalias.

En el ambiente político en nuestro país, hay muchos gatos, y hacen falta muchos cascabeles, pero más importante aún, quien se atreva realmente a ponérselos.

Y cuando comenzamos a ver aproximaciones de figuras que se proyectan con el arrojo para muchas cosas y que hablan duramente de los demás, nos sorprende ver entonces como se le cae el maquillaje, cuando a alguien se le ocurre hacerle señalamientos, o cuestionar situaciones personales que ponen en entre dicho la conducta privada y moral de la persona.

Entonces ahora abundan las demandas de difamación e injuria, y de inmediato se aproximan los relacionados a buscar mediaciones, para dejar esas cosas ahí. Y casi siempre, esas mediaciones dan resultados.

Sin embargo, también se dan casos donde la persona que se siente ofendida no está dispuesta a una conciliación y ni siquiera a un perdón solicitado públicamente por parte del agraviado, entonces, lo que sigue normalmente es el inicio de un proceso judicial.

Sobre la mesa hay múltiples casos de comunicadores que se han sentido aludidos, o que han sido demandados porque se le imputa el haber difamado a alguna persona del ambiente político.

Este es un tema que a nuestro entender debe reconsiderarse, porque como dicen en la calle, la pista se va a ir calentando, y no solo se siguen sucediendo casos de corrupción, sino que también muchas personas que aspiran políticamente, de inmediato llaman la atención de quienes se le oponen, o quienes dicen conocer situaciones que le inhabilitarían para ser un candidato potable.

Aunque en la práctica son pendejadas, tenemos un presidente en brazal que de la cárcel fue a palacio, en USA un candidato condenado varias veces, está en la oficina Oval. Parece que los políticos se burlan de sus pueblos y del mundo.

Pero aquí mismo, tenemos funcionarios de este mismo gobierno, que fueron acusados o cancelados por corrupción que hoy están en el congreso y otros legisladores siendo perseguidos o presos por temas relacionados con el narcotráfico.

Pero si nos vamos por el lado ético, a otros países y tal vez al más cercano en materia política, a los estados unidos se podrían identificar casos donde un político, es desnudado, con temas hasta de la infancia, temas escolares, para desprestigiarle y entonces querer decirle al pueblo, este señor nunca ha sido serio. Mire lo que hacía, se robaba los exámenes en cuarto de primaria, etc.

Los que aspiran a ser figuras públicas, o a ser figuras políticas, tienen que saber que siempre estarán expuestos al escrutinio de los demás, y que en el momento menos pensado, alguien se antoja de aparecer con una santa noticia que echa por tierra esa idea de nobleza que se pretende proyectar.

Lo hemos dicho muchas veces, y lo vamos a reiterar, si participas en una carrera de ratas y pretendes ganar, entonces tendrás que vestir y comportarte como rata, y si ganas serás la gran rata.

Entonces, con el desprestigio que tiene la política y los políticos en el país, y este es un tema que viene de décadas, es muy difícil que no surjan temas que se utilicen para minimizar o denostar a los que comienzan a mostrar aspiraciones.

Además, cuando se han presentado casos donde ya se ha tenido un señalamiento de manejos turbios de dinero, y sometimientos a la justicia por temas de manejos inadecuados con dinero, entonces, se hace mucho más difícil pretender detener a los medios, comunicadores y periodistas para que esas informaciones no se compartan públicamente.

Estar políticamente expuesto, es un reto muy grande para todos los que participan en este denominado Rat Race. Y no es un tema de hablar duro ni bonito, ni hasta de contar con buena narrativa o un discurso que promueve las mejores ideas.

Cuando en el fondo el proponente tiene en sus historias de vida situaciones y elementos que le cuestionan, o que pueden poner en tela de juicio su honestidad, su integridad y su moral, lamentablemente se va remando en un barco rio arriba, con muy pocas probabilidades de éxito.

Siempre hemos dicho, que una dosis de humildad es deseable, reconocer los errores cometidos en el pasado, y abrazar el nuevo camino con la fe, la esperanza y la certeza, de que se construye un derrotero conveniente para la población, la nación y para el candidato mismo.

De los presidenciables, elija el que usted quiera y respónsame una pregunta: ¿tiene alguna cola que pisarle?, difícilmente la respuesta sea no. ¡Pero haga usted el ejercicio!.

El desafío que se hacen mutuamente los que se acusan de difamación o se sienten ultrajados o injuriados, es un desafío que sumara más presión política, y que aunque no nos demos cuenta en el momento, restara más credibilidad, por una razón popular muy sencilla: la eses mientras más se baten mas hieden.

Por Julián Padilla

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