Hoy son muchos los que quieren sacralizar la democracia occidental, hasta tal punto como si fuera la única forma de democracia, pero la realidad evidencia otra cosa. No puedo memorizar bien, pero creo que fue un periodista dominicano que vive aún y que fue compadre de Antonio Guzmán Fernández, ex presidente de La República, quien escribió hace muchos un artículo en uno de nuestros diarios, bajo el título: Hasta Cuando va estar el Occidente Financiando “la Democracia Perfecta” de Kadhafi. Pero si aceptamos que por comprarle hace mucho el petróleo caro, no sólo a Libia se le compraban cara esa materia prima sino a todos los árabes y a los Rockefeller también, ya que también se hacían ricos todos los países árabes productores y este magnate y otros que son norteamericanos también seguían haciéndose ricos y venían haciéndose desde mucho antes.
John Rockefeller se hizo muy rico desde principios del siglo pasado, fue el segundo multimillonario con la fortuna más grande en Estados Unidos, en un momento dado, después de Henry Ford I, quien lo había sido hacia el 1900 y Rockefeller hacia 1925. Este último llegó a acumular unos 2,000 millones de dólares en la década del 1920, al llegar a saber señor que del petróleo se podían fabricar productos farmacéuticos, hasta que con el poder pudo hacer desaparecer la medicina holística predominante a principios del siglo XX que, basada en el naturismo y en las propiedades curativas de la bioquímica de las plantas, era muy exitosa en las terapéuticas para curar numerosas enfermedades. Sobre este particular, ha estado circulando en las redes las ganancias extraordinarias que los Rockefeller obtuvieron del negocio de los productos farmacéuticos, tomando el petróleo como materia prima o una de sus materias primas para su elaboración, valiéndose -según el video- de acciones criminales para vender la falsa imagen de que la medicina holística naturista era un paradigma no científico y hacerlo colapsar.
Hablar de poder, tolerancia y Justicia implica hacer uso de conceptos que guardan relacion entre sí, ya sea porque el contenido semántico de esas palabras lo coloca en una relacion de antagonismo, es decir de exclusión, o bien, ya se trate del contenido de un concepto incluido en el otro. Pero de igual modo democracia, al igual que dictadura, guardan relación con el poder y con la autoridad, al con igual que la tolerancia y la intolerancia con estos últimos.
Aunque la sociología comprensiva de Weber es una sociología conservadora y que no cuestiona el status quo y no le preocupa desentrañar las causas de las desigualdades sociales, no obstantes Weber hizo importantes aportes conceptuales en el área de la sociología política y de la ciencia política; tanto Weber en su obra: Economía y Sociedad como el Rodrigo Borja (expresidente ecuatoriano) en su obra: Enciclopedia Política son grandes tratadistas de conceptos como Poder, autoridad y otros más, por lo que sirven de fuentes en las que podemos abrevar para saciar la adipsia, aunque la sed por lo saber sea como un desiderátum. El poder se basa en la fuerza y se impone aun en contra de la voluntad de los gobernados, sin importar el contenido de la medida o de acciones que ejecuten los gobernantes, cuentan el dinero, las armas y los medios de opinión; por el contrario la autoridad se basa en la voluntad, no el autoritarismo que es el exceso de autoridad y se deriva del uso excesivo del poder y la ausencia de aquella, ya que la autoridad (no el autoritarismo) se da cuando los gobernados obedecen sin el uso de medios coercitivos, porque ella es delegada en alguien porque quieren que quien gobierna los dirija y ellos ser los súbditos de ese gobernante o de ese líder.
Sin embargo, para hablar de una tolerancia de los derechos y deberes de los ciudadanos y de justicia social, donde en la sociedad impere la libertad (no el libertinaje y el consumismo a que nos lleva el libre mercado sin regulaciones) sin conculcarles los derechos a los ciudadanos y sin estos dejar de cumplir con los deberes, no pueden haber grandes desigualdades sociales y no pueden haber grandes propietarios de medios de producción. No señores con los grandes capitales el mundo no podrá evitar el colapso de la vida en él, no podrá evitarse la desaparición tanto de la vida de la fauna como de la flora porque el ecocidio será inevitable. No valdrá colocarnos al socaire de los vientos para guarecernos de la vorágine de los mismos, ni valdrán los aquelarres como medida de prevención. Nada más por esas ansias insaciables de obtener la plusvalía explotando despiadadamente a los trabajadores desharrapados e indigentes sin ningún tipo de conmiseración con ellos, ya que los grandes propietarios, inclementes con la naturaleza depredan todos los ecosistemas.
Esos trabajadores asalariados son arrastrados, al igual que los profesionales, campesinos, artesanos y los pequeños y medianos empresarios a votar para elegir un presidente, un vicepresidente, diputados, senadores y alcaldes, como una grey, cada cuatro años, pero no se le toma en cuenta para que deliberen sobre asuntos importantes del barrio o la comunidad en que viven.
A ese modelo no se le puede llamar democracia, porque no es un gobierno del pueblo, que es lo significa originalmente la palabra democracia. Para preservar las desigualdades sociales y los poderosos mantener sus privilegios, el paradigma general, se puede decir el modelo de sociedad dominante en todos los órdenes desde el siglo XVI, es el modelo de sociedad occidental. Ese modelo o paradigma de sociedad en casi todos los países occidentales se ha basado en las grandes desigualdades sociales, pero ese modelo según lo que se evidencia ha entrado en una franca decadencia o se encuentra en el ocaso.
Por Francisco Rafael Guzmán F.
