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25 de diciembre 2025
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OpiniónJesús M. GuerreroJesús M. Guerrero

¡PLD y FP, la oposición fratricida!

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«Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro». Confucio

El devenir opositor a partir de la implosión del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en medio del surgimiento de la Fuerza del Pueblo (FP) y el ascenso al poder del Partido Revolucionario Moderno (PRM); ante la reducción electoral abismal del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que le arrebató la condición de partido mayoritario ante la Junta Central Electoral (JCE). Luego, de las elecciones del 2024, el PLD perdió 52 puntos porcentuales de preferencia electoral al obtener 62% en el año 2016, 37% en los comicios del 2020 y 10% en su desplome en el 2024.

Retrotrayéndonos al pasado, si partimos de las elecciones presidenciales del año 1986, las cuales significaron el retorno de Joaquín Balaguer al Palacio Nacional, siendo el final de los 8 años al frente de la cosa pública del PRD y la formalización de su división a la sazón de la crisis postelectoral que enfrentó a Jacobo Majluta y José Francisco Peña Gómez por el liderazgo del partido del jacho. De dicha lucha interna, surgieron los Partido Revolucionario Independiente (PRI) y el Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS), de esta forma inicio el largo trayecto del PRD en la oposición durante 14 años hasta el año 2000 y tres años después en medio de la división que encabezaron Hipólito Mejía y Hatuey De Camps significo la derrota del PRD, surgió otro partido del sistema, el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD).

Las divisiones partidarias han sido el principal mal que ha afectado a los partidos políticos del sistema en nuestra media isla, siempre se endilgó dicho mal como patológico en las filas perredistas.

Partiendo de la premisa anterior, si analizamos las elecciones de 1990, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), se impuso con la candidatura de Balaguer con un 35.35 % ante su competidor más cercano el PLD y su candidato Juan Bosch en medio de alegatos de fraude electoral y el PRD obtuvo 23.23% y el PRI sacó a duras penas 7.01 %, la división del PRD paso factura, de igual forma la oposición fracaso en su intento de vencer a Balaguer al Peña Gómez ofrecer su apoyo a Juan Bosch y este último rechazar el endoso del PRD con miras a las elecciones.

Luego, en el torneo electoral de 1994 con un fraude electoral demostrado con pruebas fehacientes, el pacto por la democracia y las elecciones extraordinarias de 1996 en las que el PLD escaló los resortes del poder por primera vez. Producto de que, a diferencia de Bosch en 1990, Leonel Fernández no tuvo reparos ideológicos para aceptar el apoyo de Balaguer y vencer a Peña Gómez de la mano del cortesano de la era de Trujillo.

En las elecciones del 2000, el PLD no contó nuevamente con el apoyo de Balaguer y no tuvo ese 25 % prestado del 1996. Eso basto para el retorno del PRD. Cuatro años después, retorna el PRD de la mano de Hipólito Mejía para salir del poder en el 2004, producto de una crisis económica y la división partidaria mencionada con anterioridad, en esos comicios el PLD obtuvo 57.11 %, el PRD 33.65 % y el PRSC 8.65 %.

Ese proceso electoral evidenció lo vital de los partidos aliados, dicha tesis política fue ideada por Peña Gómez y Maximiliano Gómez en medio de los tormentosos 12 años de Balaguer, con el acuerdo de Santiago de 1974 y luego, en 1994 con el acuerdo de Santo Domingo. Pero, en las elecciones del 2004 el PLD en su mejor momento ante un PRD que agonizaba en el poder, el partido de Bosch solo obtuvo 49.02 %, de haber concurrido solo en las elecciones se habría quedado corto en la primera vuelta, los partidos que conformaban el bloque progresista eran el BIS, Alianza por la Democracia (APD), Partido de los Trabajados Dominicanos (PTD), hoy FP, Unión Demócrata Cristiana (UDC), Partido Liberal de la República Dominicana (PLRD) y la Fuerza Nacional Progresista (FNP), aportaron 8.09 % para el 57 % que le dio la victorial al PLD.
Al igual que en el año 2008, el PLD obtuvo 45 % y el otrora poderoso bloque progresista aportó nuevamente 8 puntos porcentuales en dichos comicios obtener 54 %, en medio de aquel proceso electoral aumento la colegiatura del bloque con la integración del Partido Unidad Nacional (PUN), Partido Renacentista Nacional (PRN), Partido Popular Cristiano (PPC), Partido Demócrata Popular (PDP) y el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC), el PRD perdió aliados preponderantes que tuvo en el 2000 y 2004.

Luego en año 2012, el bloque progresista sumo al PLD 12.26 %, para salir victorioso en la primera vuelta electoral. El PLD manifestó su primer desgate electoral al solo obtener 38.76 % con la candidatura de Danilo Medina, es decir el bloque progresista garantizó la permanencia en el poder del PLD.

Para el 2016, con la reelección presidencial de Medina, inmediatamente empezó el mal endémico de los partidos políticos de nuestra media isla, la división, pero, ahora en el PLD. La lucha fratricida entre Leonel Fernández y Danilo Medina que dio al traste con la hegemonía morada de 20 años, al igual que provocó los siguientes desprendimientos partidarios del PLD, la FP, Justicia Social (JS), Avancemos y se rumora que habrá otro próximamente en las manos de Abel Martínez.

Danilo Medina dinamitó el bloque progresista al punto que el PLD no tuvo aliados en los comicios del 2024, el expresidente Fernández solo fue llevado en las boletas del PQDC, Partido Demócrata Institucional (PDI) y el BIS, además del apoyo de los movimientos Comisión Presidencial Balaguerista y Peñagomistas con Leonel.

El bloque progresista perdió el apoyo del PRSC, PUN, FNP, Movimiento Democrático Alternativo (MODA), Partido de Acción Liberal (PAL) y muchos otros que fueron buques insignias del bloque progresista.

La división del PLD no concluye y continúa enfrentando a los dos expresidentes con menos aliados, y desgastándose con miras al 2028. Ahora ha empeorado porque ambos partidos enfrentados entre ellos y a lo interno de ambas organizaciones políticas han surgido luchas de tendencias y por los espacios entre sus militantes.

La segmentación partidaria en el pasado aniquiló las oportunidades de victoria del PRD, dicha división sigue siendo un mal endémico de los partidos políticos, pero ahora lo padecen el PLD y la FP. Los pupilos de Bosch son la prueba del Dictum de Acton: ¡El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente!

Al momento, la oposición no exhibe ni voluntad política ni ningún tipo de accionar de contrapeso, han perdido a sus aliados y la unidad que fue su principal carta de presentación del 2004 al 2016.

Ya son palpables las consecuencias de haberse cerrado a la democracia interna y al contrapeso opositor durante 16 años de poder ininterrumpido.

Irónicamente, los morados y verdes en el pasado señalaban sus carencias actuales, en sus adversarios como obstáculos para ganar, hoy reniegan de su máxima de que los partidos divididos no ganan elecciones sin siquiera ruborizarse; afirman que las encuestas no son reales y las celebraban en el pasado, restan importancia a los partidos aliados sin recordar que le deben sus triunfos en primera vuelta y un sinfín de aseveraciones incongruentes.

La lucha entre el PLD y la FP, en fratricida en todo el sentido de la palabra, mientras uno de los dos exista, el otro no podrá asumir la legitimidad opositora en plenitud.

Creo prudente concluir con el siguiente fragmento del libro Piloto de guerra de Antoine De Saint-Exupéry, cito: “La derrota divide. La derrota deshace lo que estaba ya hecho. Hay ahí una amenaza de muerte: yo no contribuiré a estas divisiones, desechando la responsabilidad del desastre sobre aquellos de los míos que piensan de otro modo que yo. No se puede sacar nada de este proceso sin juicio. Todos hemos sido vencidos.”

Por: Jesús M. Guerrero, hijo.

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