Si hacemos un recorrido un poco en lontananza por la historia y nos situamos en lo que fuimos hasta hace cuatro décadas, es decir, lo que fuimos hasta 1983, podemos hacer ser más inteligible el presente. Parece que el año de 1984 estaba signado para ser un año infausto, si partimos de la narrativa George Orwell y nos situamos específicamente en República Dominicana, pero para todo el mundo lo sería la década de 1980. Sin embargo, lo que ocurrió a partir de 1980 y sobre todo lo ocurrido con la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la URSS, tal vez no se asemeje tanto a la narrativa de la obra: 1984 de Orwell. Es peor lo que ha venido ocurriendo a lo planteado en su narrativa. En este país para saber lo que fue el año 1984, cuando todo comenzó a cambiar, nada más hay que rememorar los sucesos de abril de ese mismo año cuando, se produjo la poblada; en ese momento más de cien dominicanos perdieron la vida, después de meses antes haberse firmado el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el que implicó medidas severas contra el pueblo dominicano que tendría que soportarla y las sigue soportando, las cuales están vigentes desde ese mes de abril de 1984. El país cambió a partir de ese momento y el mundo estaba y está cambiando desde entonces.
Desde aquel entonces el Estado perdió funciones, cuyas pérdidas implican malestar para gran parte de la población, pues desde entonces no hay regulaciones en los precios, ni el Estado controla el cambio de la moneda extranjera y se firman acuerdos de libre mercado alegremente, sin que haya necesidad de esto último. Sin embargo, esta situación no ha mejorado nada con Luis Abinader, mandatario que quiere seguir gobernando con una reelección y para ello tiene a su favor el poder mediático de muchos comunicadores, el apoyo de los grandes empresarios a los que representa y el control de la mayoría de los medios de comunicación, pero con su continuidad la situación de malestar el país tiende a empeorar. Esto último es así porque representa fielmente los intereses capital financiero y de la gran empresa (gran burguesía), los cuales sólo piensan en el lucro o la crematística. ¿Cree Abinader mucho en las regulaciones y en la planificación de la economía? La respuesta es no.
Habla o pretender dar a entender el presidente Abinader que cree en eso, pero en realidad no es así, sí cree en los cobros de impuestos a los depauperados y/o consumidores, lo que se hace de manera regular, pero no se hacen recortes a las ganancias de los grandes ricos. Por el contrario, a los grandes ricos la intención es seguir protegiéndolos e incluso posiblemente seguir entregándole el patrimonio del Estado con las ventas en condiciones ventajosas, como ya habían hecho sus antecesores inmediatos. No se de que en este gobierno se haya sometido a los empresarios evasores de impuestos en el pasado o en la actualidad. Sin embargo, sí se habla de funcionarios corruptos que sobrevaluan obras y compras que hacen a suplidores, para usar la falacia de que el Estado es ineficiente, por lo tanto este no debe tener patrimonio ni tener empresas y las áreas públicas deben desaparecer o deben ser privatizadas.
Cuando se produjo el derrumbe del socialismo real o estatista de la URSS (1991) no se produjo por ineficiencia en los servicios sociales, si no por un estado de conciencia social en una importante de cantidad de sujetos sociales que no estaban de acuerdo con el régimen, algunos de los cuales ocuparían posiciones importantes dentro de la burocracia estatal soviética. Sin embargo, otros serían parte de los 30,000 millonarios de rublos que se habían enriquecido con el servicio de taxímetros y con el mercado negro de monedas extranjeras. Algunos de los ciudadanos soviéticos, ocupando roles en el aparato gubernamental, habían contribuido con la centralización en la toma de decisiones para las acciones gubernamentales, lo que le permitía ocupar posiciones privilegiadas y esto dio pábulo a su egoísmo y no pensar en que el socialismo debía ser cada vez más igualitario (sin pretender el igualitarismo como exceso), justo y democrático.
En tal sentido, tanto en la elaboración de los planes quinquenales había una distancia entre el funcionariado de los altos cargos y la gran masa de ciudadanos, que ya no sería muy tomada en cuenta en las decisiones, como sí había sido muy tomada en cuenta en los inicios de la Revolución Bolchevique. Al parecer, aquello de “Todo el poder a los Soviets” no parece haber sido algo irreal y parece que había una amplia participación de los ciudadanos en la toma de decisiones en tiempos de Lenin, los planes quinquenales en principio eran elaborados por un grupo reducido: Consejo Superior de los Comisarios del Pueblo (CSCP). El primer Plan Quinquenal lo elaboró el CSCP. Fue el primer plan elaborado en la URSS, pudiendo decirse que la planificación nació en el socialismo y es hija de este.
En el capitalismo cualquier intento de planificar se ve limitada por el afán de lucro del capital privado. Sin embargo, esto no generó tantas desigualdades como las que vemos en el capitalismo anterior a 1984 y mucho menos en el capitalismo neoliberal y salvaje que se viene dando en República Dominicana desde el año de 1984. ¿Hoy día, bajo el capitalismo neoliberal y salvaje en que vivimos en el gobierno de Luis Abinader Corona, puede haber planificación? Bueno, puede haber una planificación en algunas áreas siempre que no afecte el afán de lucro de la gran burguesía y del capital financiero.
La planificación del territorio, o bien, el ordenamiento territorial no podrá haberlo si no se afectan los intereses de las constructoras; de la misma manera que no puede haber planificación urbana o planificación del espacio urbano sin establecer el ordenamiento territorial o planificación del territorio. Abinader habla de obras viales, construcciones de nuevas carreteras y no toma en cuenta el agotamiento de las tierras para cultivos con las construcciones de estas en un país de 48,000 cuadrados de superficie; tampoco se toma en cuenta la calidad de los suelos y no se dice no deben hacerse construcciones en las mejores tierras de Moca, Salcedo y otras provincias. Entonces eso no es planificación porque conduce a los atajos del desastre o de la entropía social.
El presidente y su equipo hablan de inversiones en arreglos de desagüe a través de canalización de las aguas urbanas hacia cañadas, como si fuera parte de una parafernalia reeleccionista, pero con el paso de la tormenta Franklin se vio que no era como se decía, ya que hubo muchas inundaciones. Si hubiese una buena planificación, la que no puede haberla porque para ello tendría extirparse al gran capital, no tendríamos ese parque vehicular que tenemos y hubiese límite a las importaciones de estos. Lo peor de todo es la no protección de los ecosistemas, pero como el presidente de la República no quiere dejar de construir parece no importarle la devastación de los ecosistemas con la extracción de materiales.
Por Francisco Rafael Guzmán F.
