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5 de mayo 2024
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OpiniónRolando RoblesRolando Robles

Perros que ladran y perros que muerden

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En realidad, este titular -que me lo obsequió un amigo periodista- luce incompleto, pues lo que pretendo es hablar de lo que es capaz de hacer un perro con la boca. Se sabe que hay perros que solo ladran, perros que gruñen, perros que ladran, gruñen y a la vez muerden, y perros que hasta “muerden callados”, como dice don Faustino Oramas, conocido como “el juglar mayor de cuba” en su muy famoso son Cuidao con el perro que muerde callao.

Pero mi objetivo básico no es hablar de los fieles caninos, esas mascotas que tanto ayudan en la formación de los niños y que tratamos casi como si fueran de la familia. A lo que quiero referirme es a aquellos personajes e instituciones que con sus críticas y pronunciamientos, son capaces de hacer cambiar los escenarios sociales. Altas casas de estudio (universidades e institutos especializados), centros de pensamiento (think tanks) y fundaciones que subvencionan medios de comunicación y personajes, que con sus opiniones reiterativas, inducen el pensamiento y comportamiento de la gente común.

Esta labor de zapa a la libre interpretación de hechos y acontecimientos generados por terceros, tiene objetivos diversos. En general, se trata de incidir en procesos políticos y electorales, ya sean futuros o en curso. Otras veces la finalidad es impulsar proyectos de ley que satisfagan intereses determinados y otras tantas, lo que se persigue es moldear la opinión pública en relación con asuntos de carácter moral y/o cultural.

Pero también hay razones mucho mas precisas y definidas que, aunque son del ámbito electoral, no buscan posicionar un candidato determinado -que es lo tradicional- sino, todo lo contrario, impedir que algún aspirante o funcionario, alcance ciertas posiciones electivas o que sea reelegido en ella, si es el caso.

 

Escenario inicial

El alcalde de Nueva York, Eric Adams está siendo señalado en relación con supuestas irregularidades en el manejo del dinero recolectado en su campaña electoral pasada. Aunque no se apunta a él directamente sino, a su principal recaudadora de fondos, Ms. Brianna Suggs, se estima que de haber algún indicio de anomalías, la posibilidad de su reelección se vería seriamente afectada; y hacia allí es exactamente donde apunta esta aparente “embestida justiciera”.

 

Pero éste no es un asunto que necesariamente haya promovido el FBI per se, pero que sí está en la obligación de investigar, dado que su misión es perseguir la corrupción en cualquier área de la actividad pública, entre otras. La acción se inicia con los ladridos de esos perros señalados más arriba, y se complica con los gruñidos -por lo menos, hasta ahora- de la agencia oficial. Ya veremos si el próximo paso implica la aparición de los afilados colmillos a los que nos hemos referido, y se formaliza alguna acusación.

 

Segundo escenario

Lo singular de esta investigación del FBI es que aparece en momentos en que se oyen ladridos, acompañados de feroces gruñidos, provenientes de otros cancerberos y que presagian mordidas que pudieran ser devastadoras para actores que están muy lejos de la Alcaldía de Nueva York. Este otro escenario al que me refiero ahora, es Oriente Medio, donde se ha recrudecido la vieja lucha entre ciertos sectores árabes y el Estado de Israel. La “opinión pública interesada” apunta a la condena mediática de los judíos.

 

Lo traigo a la mesa de discusión, solo a manera de comparación, porque quiero asociar los dos think tanks o centros de pensamiento que, aún siendo tan diferentes entre ellos, ambos azuzan a sus perros de presa para deformar la opinión pública, e inducirnos a defender las agendas de sus patronos.

 

Los hechos recientes

El pasado sábado 7 de octubre el grupo Hamás y compartes, produjeron una virtual “carnicería humana” contra la población de Israel. El gobierno afirma que las bajas sobrepasaron los 1,000 seres humanos, mayormente civiles, y se mostraron imágenes y testimonios -verdaderamente desgarradores- de la sorpresiva masacre. De entrada, en un festival de música, celebrado a propósito de la culminación de la fiestas judías de “Sukkot” o “Fiestas de los Tabernáculos”, cerca de 300 mozalbetes y personas jóvenes en general, fueron asesinados a mansalva en menos de unas pocas horas.

 

La respuesta de Israel, casi de inmediato, se dejó sentir, y al día de hoy se habla de cerca de 9,000 muertos, a partir del ataque de Hamás. Lo extraño -o talvez, no tan extraño- de esta barbarie, es que los perros a los que nos referimos, ya empezaron a ladrar, pero sabemos muy bien que estos nuevos perros -diferentes a los que buscan impedir la reelección del alcalde, pero cancerberos a fin de cuenta- han montado una campaña publicitaria contra el estado de Israel y la comunidad judía, desconociendo lo sucedido el 7 de octubre y magnificando la respuesta a los ataques de Hamás.

 

El ataque contra Israel en octubre 7 y el contraataque al grupo Hamás por parte de las tropas israelíes, son igualmente bárbaros e inhumanos, y reflejan el grado de hostilidad que hay en esa zona del mundo desde hace miles de años. No hay forma humanista de culpar a unos y beatificar a otros; esa es una realidad bochornosa con la que habremos de enfrentarnos tarde o temprano y nunca tendremos oportunidad de enfocarla con el cuidado y la imparcialidad necesarios, mientras sigamos oyendo esos cantos de sirena de los “iluminados” que nos bombardean con sus campañas de desinformación.

 

Hoy, a un mes de los ataques contra Israel, miles de millones en pérdidas materiales,  cerca de 10,000 muertos, más de 30,000 heridos y sobre 200 rehenes judíos y no judíos en captura, Hamás afirma por boca de sus dirigentes Khalil al-Hayya (en Doha, Qatar) y Osama Hamdan (en Beirut, Líbano): “este ataque era necesario para mantener viva la causa palestina y extender la guerra en la región”.

 

¡Cosas Veredes Sancho! Diría el hidalgo.

 

Como ya habrán podido notar, estos dos hechos, tan diferentes el uno del otro, tienen un común denominador. Y eso es lo que quiero traer a su atención.

 

¡Vivimos, seguiremos disparando!

 

Por Rolando Robles

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