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24 de diciembre 2025
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OpiniónJulián PadillaJulián Padilla

Pensar positivo en la misma selva

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Si tomaste el camino equivocado, de nada sirve darte ánimos y acelerar tu nuevo coche hasta alcanzar su máxima velocidad. Podrías ser un súper conductor y conducir el vehículo más veloz y no encontrar obstáculos en el camino, al cabo de una hora, habrás llegado al lugar equivocado.

Si nunca has tomado las clases de rigor para tocar el piano y nunca has tocado ese instrumento musical, de nada servirá que te vistas de gala, llegues temprano al teatro nacional y entonces pretendas tocar el concierto de Mozart en Z menor. Todo el mundo notara que no sabes tocar al piano, desde que pongas tus manos en el teclado y pulse las primeras notas, todos sabrán que eres un farsante. Pero claro puedes darte ¡ánimos, dale que tu puedes!.

Para las realidades de la vida no hay atajos, la verdad siempre sale a flote. Usted puede tomar relajantes, ansiolíticos, es mas ser anestesiado por varios días, pero cuando pase el efecto y despiertes y salgas a la calle, te darás cuenta que vives en la misma selva y con sus mismas leyes e inoperantes instituciones. Sin cambios reales de paradigmas, todos los procesos siguen igual y producen los mismos resultados.

Te puedes dar ánimos y ser positivo, pero ten cuidado cuando vayas a cruzar la George Washington aunque el semáforo te lo permita, los vehículos continúan a toda velocidad por el carril izquierdo de oeste a este, en la intersección con Máximo Gómez. ¡Puedes ser atropellado!.

Tú puedes pretender que eres un cuarto bate, conseguir vestir el uniforme de Albert Pujols y tomar el bate de Babe Rut y tomar un turno en el ex valle de la muerte. Pero cuando el lanzador tire la primera recta un poco pegada, saldrás corriendo de allí, si es que nunca has jugado beisbol. Claro puedes darte ánimos, ¡pero eres  un farsante, no funcionara!.

No basta con pensar positivo y creerte el cuento de que podrás batear la pelota lanzada a 96 millas o tocar el concierto de Mozart o llegar al lugar correcto porque andas volando en un súper coche,  porque no te puedes engañar a ti mismo, no puedes engañar a los demás, la verdad sale a flote y la saliva te cae en la cara.

Sin embargo, existen personajes que desean que pienses positivo y es válido. Dicen que tu actitud determina tu altitud. Desde esta óptica si estás preparado, podrás intentar aprovechar las oportunidades o crearlas, para mejorar tu situación personal.

Aun así, muchos no lo consiguen, siendo el estado el gran empleador, porque todo está supeditado a tener cuñas o ser compañerito. De hecho si no lo eres, eres prácticamente un apátrida, no existes. Es parte de nuestra cultura selvática y no se puede decir, viva Trujillo, ni ir en rolos a votar en las elecciones.

Sin embargo, obviar la realidad en la que vives, y pretender que pensando positivo las cosas cambiarán, es algo realmente conveniente, para los que siempre se alzan con el santo y la limosna.

A los que abusan del poder y necesitan el status quo, no les conviene para nada que se modifiquen las reglas de juego, de manera que la relación abusador-abusado se mantenga y su disfrute de los fondos públicos a su antojo y el tráfico de influencias se mantenga.

En cambio, los abusados por el poder que han perdido la fe y les urge cambiar el status quo, asumiendo un pensamiento positivo, estarían asintiendo para que todo siga igual y los abusadores continúen abusando, mientras la pobreza consume a los abusados, mientras su desesperanza aprendida crece.

Aquí les muestro algunos ligeros ejemplos de nuestra vida selvática, pero marca país:

Pensar positivo, donde la policía tiene que enfrentarse a la armada y mata marinos, envueltos en el crimen organizado del narco tráfico. Donde en cada alijo de drogas siempre sobresalen oficiales de la uniformada. Donde los abusos contra los ciudadanos se destacan por parte de estos gorilas armados y creyentes de tener poder hacer lo que se les viene en ganas y salir de cacería a las calles buscando sospechosos.

Pensar positivo cuando se premian ex convictos, delincuentes, con ascensos inmerecidos y gente noble, trabajadora, preparada y que ha esperado su momento no son consideradas.

Pensar positivo, cuando mantenernos la misma norma de comenzar el delito con el mismo presupuesto nacional, proyectando gastar muy por encima de nuestras realidades fiscales y los endemoniados endeudamientos, que no lo pagaran los que gobiernan, sino nuestros nietos y bisnietos. Y  luego el sorpresivo enriquecimiento de funcionarios, que jamás pueden demostrar limpiamente su crecimiento patrimonial.

Pensar positivo, si la gente no puede salir a la calle tranquilamente por miedo al atraco y ahora que todo el mundo es sospechoso, declarado por un personaje que de repente también lo es, por aquello del sabotaje electoral del 2020.

Pensar positivo para que todo esto y más siga exactamente igual, para proteger gobiernos corruptos y sumamos ahora un nuevo DNI, que protegerá la misma corrupción y los despropósitos de quienes gobiernen, no la inteligencia para proteger la nación dominicana de sus depredadores y traidores, aunque los mismos usen la silla de alfileres.

Parece más una utopía que un consejo sano, la propuesta de pensar positivo. Piensa positivo y no te preocupes que todo va bien, parecería entenderse por el titular.

Sin embargo, pensar positivo para la construcción de un camino que rompa paradigmas y diabluras, que logre una nueva ingeniería social, donde la soberanía y el poder real e irrenunciable del pueblo sean los principales actores, entonces, daría sentido el desarrollo de un movimiento sano, objetivo, claro, contundente irrenunciable y victorioso.

No a una nueva farsa tipo marcha verde, sino un movimiento que mueva el corazón cristiano y duartiano del pueblo dominicano, sin negociaciones.

Volver a anestesiar al pueblo dominicano, con píldoras de pensamiento positivos, en un momento pre electoral, y con el desaliento también nacional, no es otra cosa que otro intento fallido de manipular la conciencia nacional, ante el descalabro moral y social que vive el país.

Pensar positivo a dos meses de elecciones, es negar la realidad dominicana en un momento estratégico, e invita a promover que se mantenga el estatus quo, y da entonces la razón a ese pensamiento aplastado por el pensamiento neoliberal, pero que con ello no deja de ser realidad, que la religión es el opio de los pueblos.

Pero ciertamente, el grado de anestesia que tiene ya el pueblo dominicano es suficiente. Un pueblo tristemente acostumbrado ya a la guacherna, al alcohol, a la rumba navideña, a las drogas, a la mafia colectiva y a buscar y coger lo suyo, en la misma carrera de aprovecharse de todo, siempre con el pensamiento: de que la cruz vaya a la casa ajena.

Cómplices ya un montón de conciudadanos de las mismas malas prácticas y de los mismos despropósitos del clientelismo, aliado perfecto de cada intento reelectivo.

Pensar positivo para los que han tomado la ruta correcta, es tremendo aliciente. Como vas por el camino correcto, conduces el mejor coche, seguramente llegarás rápidamente al lugar correcto.

Tomaste tus clases de piano, te graduaste del conservatorio, finalmente lograrse un concierto con la sinfónica, y sencillamente disfrutarás y harás disfrutar a los asistentes al teatro con tu gran interpretación de Mozart en R menor.

Y si te equivocaste en una nota, en el próximo silencio, y en tu conciencia clara, te darás válidamente ánimo, para seguir adelante y lograr finalmente los aplausos de todo el público.

Pero como no eres un farsante, nadie noto el error en esa nota que solo tú, que buscas lo correcto y la excelencia, lo corregirás en las próximas frases.

Pero los que no están preparados, no pueden llamar mala suerte a las oportunidades que se presentan en su vida. Pues no invirtieron adecuadamente su tiempo y no tendrían las competencias para intentar aprovecharlas y ser exitosos.

Desde el punto de vista social, ser positivos necesariamente, debería ser la norma para inducir al pueblo dominicano a buscar un derrotero distinto, al latrocinio del erario y a la entrega financiera de nuestra soberanía.

Esto invitaría y retaría a ser positivos para liderar un nuevo movimiento, que eche por tierra, la idea ya histórica y corrupta,  de ser sanguijuelas del presupuesto nacional, para mantener un sistema de partidos cómplices casi todos, de la castración de generaciones y por ende de la destrucción del país y que nada bueno aportan al bienestar nacional.

Ser positivos para emprender un camino correcto sería algo noble y deseable. Pero cuando pones las cartas sobre la mesa y comienzas a llamarle al pan pan y al vino vino, entonces también comienzan las etiquetas, pues es el precio que hay que pagar para mantener arriba un sistema operativo, que solo sabe enriquecer a los ladrones de turno.

Sin embargo, la maldad del hombre no es de derecha ni de izquierda, allí no caben las etiquetas, pues es la maldad que brota del corazón humano. Y pretender hacer lo bueno, tal vez no le toque al pensamiento retorcido del hombre caído.

A pesar de esto, el reto fundamental sería,  guiarnos por los principios eternos del bien y en base a ellos, derrotar toda la podredumbre que solo sabe llevar miserias a nuestros pueblos.

Es necesario pensar positivo, pero para la construcción de una nueva sociedad y una nueva República Dominicana, que tristemente languidece, no para pretender ser exitosos en la misma selva en que vivimos.

Por Julián Padilla

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