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25 de diciembre 2025
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OpiniónAlcides Pimentel PaulinoAlcides Pimentel Paulino

Pedro Sánchez y la polarización social

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Que la política es compleja lo sabíamos desde los antiguos simulacros de democracia griega. Las últimas elecciones españolas arrojaron un panorama político muy fragmentado. La existencia de partidos nacionalistas (independentistas/soberanistas) provocó que el ganador de las elecciones, Alberto Núñez Feijoo (PP), no obtuviese los votos necesarios para conseguir la investidura, pero si el actual Presidente Pedro Sánchez (PSOE) con el apoyo de partidos nacionalistas. Los nacionalistas prefieren un gobierno central débil, para lograr su objetivo de independencia. Se supone que el presidente de un país debe velar por el interés general, cosa que en este caso no se produce al mezclarse la ambición de poder con la polarización social.

Lo que está ocurriendo en España es digno de estudio por las facultades de Ciencias Políticas de muchas universidades. La polarización social ha provocado que la política actual se entienda por bloques: derecha-izquierda, conservadores-progresistas, etc.

Históricos del PSOE como Felipe González o Alfonso Guerra critican que su partido se apoye con los independentistas para mantenerse en el poder. Incluso, uno de los ¨barones socialistas¨, Emiliano García Page (Presidente de Castilla-La Mancha) se oponía al pacto con los independentistas y argumentaba que el Constitucional debería suspender la Amnistía, antes de que entrara en vigor. El objetivo principal de los ¨nuevos socialistas¨ era que no gobernara el PP que fue el ganador de las elecciones. El principal argumento del Partido Socialista (PSOE) y de su actual dirección es ¨generar un clima de convivencia y concordia en Cataluña y en España¨. Un argumento poco creíble, ya que los independentistas no renuncian a su objetivo principal; la independencia.

Sánchez era consciente de que las negociaciones con los partidos independentistas serían complejas, ya que son rivales en Cataluña, pero socios para conseguir la anhelada independencia. Se trata de partidos que se encuentran en bloques ideológicos opuestos. Junts per Catalunya (Junts) es de derecha. Son los antiguos herederos de la Convergencia i Unió ( CIU) de Jordi Pujol, mientras que ERC es de izquierda. En el pasado, era habitual que CIU apoyase al PP (ambos son de derecha) a cambio de competencias para Cataluña. El tándem José María Aznar y Jordi Pujol daba estabilidad en el pasado al gobierno central. Eran los tiempos en que Cataluña era el motor económico del país.

Cuando se bombardea a la ciudadanía con la idea de un ¨gobierno progresista¨ se busca afianzar la polarización social a través de la política de bloques. Es un discurso engañoso que puede confundir a los que no saben de política. Hasta la fecha, tanto el Partido Nacionalista Vasco (PNV) como Junts son partidos de derecha, y por tanto no asociados a la idea de progresismo. Más bien son conservadores. Como se les necesitaba para la investidura de Sánchez, había que provocar confusión en el electorado, distorsionando el lenguaje.

Hay que reconocer que crear bloques ideológicos es una estrategia eficaz para la izquierda en el contexto actual, ya que más de la mitad del electorado se declara de izquierda. Si a esto le añadimos que el PP defiende una versión centralizada del Estado español, mientras que el PSOE defiende el federalismo, a los partidos soberanistas, tanto de izquierda como de derecha, les interesa apoyar al Partido Socialista.

La investidura fallida de Feijoo, al que solo le faltaban los 4 diputados del PNV, se evidenció complicada desde el principio de las negociaciones. La investidura de Pedro Sánchez, a pesar de contar con menos diputados, tenía más opciones de prosperar. Se suponía que las negociaciones con Junts i Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), serían complicadas por los encausados por el Procés. Dado que el PSOE se opone, aparentemente al referéndum, lo  único que se podía negociar era la Amnistía. El problema era si se negociaba una amnistía solo para Puigdemont. ¿Incluiría a muchos líderes del procés? ¿Incluirá a personas imputadas por corrupción?. Hasta la fecha, no se sabe, exactamente qué incluye la amnistía, ya que las negociaciones han sido secretas, a pesar de la existencia de un relator internacional.

La compleja aritmética que dejaron las elecciones del 23J y las exigencias maximalista de los independentistas (amnistía y autodeterminación) ponían el listón muy alto para que Pedro Sánchez hiciese una oferta que interesara a los nacionalistas. Se trataba de un callejón sin salida, y todos eran conscientes de ello. Ante este dilema, dejar gobernar al PP y Vox o pactar con los independentistas, la apuesta de Pedro Sánchez era de ¨todo o nada¨ para ser presidente del gobierno.

En caso de repetirse las elecciones, era muy probable que muchos votantes socialistas se abstuvieran y otros votaran al Partido Popular ante un problema de Estado. Los soberanistas sabían de la vital importancia de sus votos, si Pedro Sánchez quería ser presidente. Para complicarlo todavía más, a una parte de Junts le interesaba un gobierno de PP y Vox para aumentar el conflicto con el Estado. Su rival autonómico, Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), había tomado la estrategia de ¨ampliar su base electoral y conseguir un referéndum pactado con el Estado español¨. Esquerra había optado por una solución más pragmática, mientras que Junts quería continuar con la confrontación con el Estado, secundado por las organizaciones cívicas radicales de la ANC y Omnium Cultural.

Ante las exigencias de Junts, a Esquerra no le quedaba más remedio que endurecer las suyas, para no quedar como los que no quieren realmente la independencia. Tantos intereses en juego, complicaba que se pudiese llegar a un acuerdo en poco tiempo. Parecía que el reloj electoral avanzaba hacia una inminente repetición electoral. Solo han pasado 6 años desde el polémico referéndum del 1 de Octube (1-O) del 2017.

Siendo realistas, ambos partidos, Esquerra y Junts, sabían que el resultado de aquella votación no era extrapolable a la realidad política. De hecho, ningún país importante reconoció la declaración de independencia de Cataluña. Fue una consulta ilegal y sin garantías. Lo que ocurrió en España con la Comunidad Autónoma de Cataluña pasaría en muchos otros países del mundo de haberse reconocido. Estaba fuera de la Carta Magna (La Constitución), del Estatut de Cataluña y del Tribunal Constitucional.

Según datos de la Generalitat, votaron unos 2,2 millones de personas, el 43% del censo electoral. El 90,1% votó a favor, mientras que el 7,8 % votó no. La gran mayoría de los que estaban en contra, no votaron. Los simpatizantes de las dos opciones están muy igualados en realidad, con una ligera ventaja del No.

Para que Pedro Sánchez gobernase, Junts tenía que votar a favor, no servía de nada la abstención. La estrategia de ERC le ha hecho perder muchos votos de los independentistas más convencidos, pero también fugas hacia el PSC, como se vio durante las últimas elecciones municipales.

El resultado de las últimas elecciones generales en España hay que interpretarlas en base al contexto sociopolítico actual y a los resultados de las últimas elecciones autonómicas que provocaron un aumento del poder territorial del PP y un retroceso del PSOE. Durante las autonómicas, muchos votantes de Ciudadanos, volvieron al PSOE-PSC, por miedo al avance de Vox, no por predilección con el PSOE, sino por miedo a la ultraderecha. Es lo que se conoce en el fútbol como jugar a la contra. No se trata de votar a tu candidato preferido, sino de que no gane el enemigo. Fue lo que ocurrió en Estados Unidos entre Trump y Biden. A muchos votantes norteamericanos no les entusiasmaba Biden, solo querían que no ganase Trump.

Si se aprueba la Amnistía, como todo parece indicar, muchos de los políticos que participaron en el referéndum ilegal¨ del 1-O pueden volver a presentarse. Lejos de renunciar a la confrontación con el Estado, muchos afirman que lo volverían a hacer. Hace poco más de un año que los posconvergentes salieron del Gobierno de la Generalitat que compartían con ERC, ante la diferencia de criterio para lograr la independencia. Ante las exigencias de Puigdemont (JUNTS) para apoyar a Sánchez, Esquerra, a través de Junqueras, entra en la carrera para ver quién es más independentista y dobla sus exigencias. Los republicanos le exigían la amnistía pero también el referéndum.

Los indultos concebidos por el gobierno y la reforma del Código Penal para eliminar la sedición y rebajar las penas por malversación, no les parecían suficientes a los soberanistas. La pregunta es si pueden fiarse los independentistas de Pedro Sánchez ante sus cambios de postura. Durante la campaña electoral, el PSOE decía que la amnistía era imposible; y por eso, no aparecía en su programa electoral. Cambió de opinión cuando sus votos se convirtieron en imprescindibles para ser presidente. Es normal que la desconfianza sea mutua.

Sánchez se encontraba en una encrucijada. No podía acceder a todo lo que le exigían los independentistas, pero tampoco se podía arriesgar a una repetición electoral. ¿Puede pactar Sánchez un referéndum acordado con Junts y ERC, sin que le pidan lo mismo PNV y Bildu? ¿Puede el ilusionista Sánchez hacerles un truco de magia a los independentistas?. Se comenta que el tercer apellido de Pedro Sánchez es Marx, por el mítico actor Groucho Marx, que decía ¨Estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros¨.

Conviene recordar que España es una Democracia Representativa en la que tienen derecho a voto más de 37 millones de ciudadanos. El Congreso de los Diputados está formado por 350 escaños, por lo que se necesitan 176 escaños para la mayoría. El PP ganó las elecciones con 137 (33,1%) escaños, seguido del PSOE con 121 (31,7%),  Vox con 33 (12,4%) y Sumar con 31(12,3%). El PP superó los 8 millones de votos, el PSOE los 7,7 millones, y VOX y Sumar los 3 millones.

Si se analizan los porcentajes de votos de los partidos soberanistas o regionalistas, se observa que tienen una importancia excesiva a la hora de elegir al presidente del gobierno. El quinto partido más votado, ERC obtuvo 462.883, es decir, el 1,9 % de los votos, mientras que Junts obtuvo 392.634 (1,6%), EH Bildu 333.362 (1,4%), el PNV 275.782 (1,1%) y el BNG 152.327 (0,6%). Y como anécdota, el Partido Animalista 165.768 (0,7). Como podemos ver hay personas que prefieren votar a su perro antes que a un político tradicional. Bromas aparte, esto demuestra el hastío de muchas personas con la política.

El problema de la gobernabilidad se complicaba cuando los pactos, frutos de la polarización, obedecían a una política de bloques entre la derecha y la izquierda. PP + VOX (137+33) 170. PSOE + Sumar (121+31) 152. Aunque exista una diferencia entre los dos bloques de 18 escaños, el PP era el más perjudicado por la existencia de los partidos soberanistas que prefieren apoyar a un gobierno débil como el PSOE; ya que esto favorece sus planes de independencia. El tema independentista dinamita la política de bloques, ya que partidos de derecha como Junts y el PNV, se niegan a pactar con el PP como lo hacían antes. Los partidos de izquierda apoyan al PSOE por afinidad ideológica. Al PP solo le faltaban los 4 votos del PNV, pero éste no podía apoyar al PP por sus pactos con VOX y porque los populares están en contra de la independencia.

El PP contaba con los votos de VOX, UPN y Coalición Canaria. Para lograr una mayoría, el PSOE necesitaba los votos de Sumar, Junts, ERC, EH Bildu, PNV y BNG. Un bloque heterogéneo que engloba a partidos de izquierda y derecha, conocido como el ¨gobierno Frankenstein¨. Sumar, por ejemplo, era una coalición que englobaba, hasta su ruptura con Podemos, a ocho partidos diferentes (Sumar, Podemos, En Comú Podem, Izquierda Unida, Compromís, Más Madrid, Més per Mallorca y Chunta Aragonesista.

La radicalización de los partidos independentistas provocó la aparición de Vox, un partido de ultraderecha nacionalista español, que presenta ideas más radicales en su programa y discurso que la derecha tradicional representada por el Partido Popular. Esto provoca que los partidos independentistas rechacen acuerdos con este partido que pretende ilegalizarlos en su programa por atentar contra la unidad nacional.

Llegados a este punto, la pregunta clave es si es posible la celebración de un referéndum dentro de La Constitución. Según el artículo 149 y algunos expertos, sí, pero resulta confuso, ya que tiene que proponerlo el Presidente del Gobierno, autorizarlo el Gobierno y convocarlo el Rey. ¿Estaría dispuesto el Rey a convocar un referéndum que afectaría negativamente a la Monarquía?.  No está nada claro.

Pedro Sánchez tendrá que poner en práctica su ¨manual de resistencia¨ para que su legislatura no sea un calvario. El astuto Sánchez tiene un as en la manga: Yo o la ultraderecha. Contra esto, los independentistas, no tienen otra opción que claudicar. En el PP se frotan las manos, ya que de celebrarse nuevas elecciones todas las encuestas les favorecen, excepto el CIS, que se ha convertido en un organismo de propaganda del Gobierno central.

La jugada de Pedro Sánchez es arriesgada. Sus decisiones van en contra del Estado y del interés general. La complejidad de la legislatura comienza a aflorar pronto. De momento Junts se niega a aprobar los tres decretos que quiere aprobar el Gobierno del PSOE. Para hacerlo, Junts le añade a la ley de Amnistía, sancionar a las empresas que se fueron de Cataluña durante el Procés independentista de Cataluña.

Buscar ahora el apoyo del PP, que ganó las elecciones, parece una medida desesperada. Todo parece apuntar a una demostración de fuerza de Junts para apretar al PSOE y distanciarse se Esquerra. Al final, acabarán por votar a favor. A Junts y a Puigdemont no les queda otra. No votar a favor, les retrataría ante buena parte de la sociedad catalana preocupada por la situación económica, y dejaría en evidencia que sus decisiones se rigen por motivos individuales y partidistas.

Con los socios de investidura que ha elegido Pedro Sánchez, no le quedará más remedio que sudar la gota gorda en cada votación que no apruebe por Decreto Ley. Su travesía por el desierto de no ha más que empezar.

 

Por Alcides Pimentel Paulino

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