Todos los seres vivos estamos expuestos a ser dañados, como parte de lo que implica en sí mismo sentirse vivo. En el caso del ser humano, tenemos además la condición de experimentar el dolor emocional, en mayor o menor grado según cultivemos nuestra resiliencia individual y comunitaria.
Los dominicanos somos reconocidos globalmente por nuestra alegría y don de gente, que es uno de los atributos más apreciados y recurrentes como valor agregado en la preferencia de nuestra patria por los turistas a nivel mundial; junto con el servicio, variedad y calidad de la oferta que como país nos distingue.
Ante recientes las embestidas a la reputación nacional, que han impactado directamente al sector turístico y con ello al desarrollo nacional, como pueblo nos hemos unido en la defensa, asimismo se nos ha invitado a pasar la página y a seguir empujando hacia el mismo objetivo de conseguir la meta de 10 millones de turistas.
Igualmente es imperativo ser reflexivos y saber que las cosas no desaparecen por sí solas y que aunar esfuerzos solo será efectivo si todos apuntamos a un mismo objetivo estratégico, pasando de la proposición a la acción, lo que junto con asumir la responsabilidad y corregir lo que haga falta, deberá ser nuestro eje en lo pronto, para que en lo futuro los hechos siempre precedan la defensa.