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10 de mayo 2024
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OpiniónCarlos McCoyCarlos McCoy

Oxímoron, ascendiendo hacia el desastre

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¿Puede la voluntad de un solo hombre, en este caso el presidente Luís Abinader, dirigir el país hacia una evidente catástrofe en política internacional?

¿Hasta donde llegarán las muestras de agradecimiento, con esta constante genuflexión, hacia Donald Trump y Mike Pompeo, quienes cesarán en sus respectivas funciones el próximo 20 de enero?

Nos hacemos estas preguntas porque hemos notado, que el presidente Abinader sigue abriéndose innecesarios frentes internacionales.

Soliviantó, sin necesidad, el ánimo de los países árabes con su anuncio de mover la embajada dominicana de Tel Aviv a Jerusalén.

Obligó al embajador de la República Popular China, señor Zhang Run, persona regularmente tranquila y sosegada, a emitir una contundente declaración sobre la llamada Red Limpia del sistema 5G de los Estados Unidos, la cual él llama la “red sucia”

El embajador, refiriéndose a la seguridad y a la intromisión en los asuntos internos de otros países, dijo, que los chinos no han invadido ninguna nación, que no están en guerra con ningún país, que nunca se han involucrado en golpes de estados y que ha respetado el libre albedrio de todos los pueblos. Cosa que no pueden decir otras potencias.

Esto, debido a unas declaraciones del presidente Luís Abinader, donde excluye a la República Popular China de invertir en nuestro país, en áreas definidas como de seguridad nacional.

El más reciente paso en falso de esta administración en sus relaciones con países amigos, ha sido la inclusión en el cuadernillo del Ministerio de Educación, en el currículo de enseñanza a nivel primario, un artículo a cuatro páginas, de un exministro boliviano, responsable de la muerte de más de 100 obreros en una manifestación en La Paz, donde dice, refiriéndose a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela “aprovechan la pandemia para fortalecer sus regímenes de facto, conspiran para derrocar democracias, se lucran con la ayuda internacional, el tráfico de médicos esclavos e incrementan el narcotráfico”.

¿Qué se busca con estas declaraciones? ¿Qué gana nuestro país con esas afirmaciones?

En una situación donde la constante es el acercamiento global, el presidente Abinader, jefe de la política internacional dominicana, viene haciendo exactamente lo contrario.

Es necesario que el gobierno le dé una explicación a este pueblo, pues a lo mejor el presidente, regularmente el más enterado de todo lo que sucede, sabe algo que nosotros no sabemos y nos ayude a entender estas pisadas en falso, según nuestra perspectiva, y que en realidad sean los pasos correctos.

No entendemos como nos queremos meter en el medio de pleitos a los que no nos han llamado y que, evidentemente, solo podemos salir perdiendo.

Presidente Abinader, esto no es un asunto particular. Usted está jugando con el futuro de casi once millones de dominicanos.

Si es necesario, haga un plebiscito para ver que opina este pueblo con el curso que están llevando nuestras relaciones internacionales.

Nosotros, de manera particular, no creemos que sea una buena idea, comenzar, a estas alturas, en un país turístico como el nuestro, a cerrarnos puertas y mucho menos impedirle la entrada a un millón cuatrocientos mil chinos.

Sería un absurdo.

Por Carlos McCoy

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