EL NUEVO DIARIO, HAITÍ.- Caribbean Port Services, el operador del principal puerto de la capital de Haití, Puerto Príncipe, anunció este viernes la suspensión indefinida de sus operaciones debido a la creciente ola de disturbios ocasionada por pandillas en la ciudad.
De acuerdo a una nota de prensa publicada por la Agencia AP, la situación comenzó primero con el bloqueo de carreteras y ataques al aeropuerto, hasta que, el miércoles por la noche, un grupo de pandilleros irrumpió y saqueó la terminal, los contenedores fueron vandalizados, y la seguridad del puerto resultó dañada, declaró Philippe Coles, presidente de la citada compañía.
Con estas acciones, los delincuentes han cortado a la capital una de las últimas líneas vitales que le quedaban para alimentos y suministros mientras el país se tambalea hacia el colapso.
«Es una parálisis total en este momento», expresó Coles en una entrevista con The Washington Post. «Las pandillas tienen el control. Ellos tienen la sartén por el mango».
La nota continúa diciendo que la suspensión del puerto, que representa el 80-90% del tráfico de contenedores a la capital, podría tener consecuencias desastrosas para la población ya afectada por la violencia de pandillas, la fuga masiva de reclusos, y el colapso de servicios básicos.
El país ahora enfrenta la amenaza de escasez de alimentos, medicamentos y suministros esenciales. Además, con la frontera cerrada y bloqueos de carreteras, la llegada de ayuda se ve prácticamente imposibilitada.
«El hambre será el siguiente paso», advierte un gerente del sector naviero, señalando que el puerto es vital para el transporte de alimentos, productos médicos y otros suministros críticos.
Mientras que Jean-Marc Biquet, director de Médicos Sin Fronteras en Haití, dijo por otro lado que el país enfrenta un gran riesgo de escasez de medicamentos y sangre en las próximas semanas.
«Muy pronto, si no hay una apertura aérea, portuaria o vial, todas las instituciones hospitalarias, incluida Médicos Sin Fronteras, no podrán continuar brindando atención», dijo Biquet.
El cierre del puerto también afecta la distribución de combustible y suministros hacia el norte y el sur del país, agravando aún más la crisis humanitaria. Defensores de los derechos humanos han advertido sobre el riesgo de empeorar la situación ya grave en el país más pobre del hemisferio.
La seguridad del puerto ha sido comprometida en repetidas ocasiones, con ataques a la planta de energía y la muerte de uno de sus guardias de seguridad. A pesar de los esfuerzos del personal para resistir, la situación se volvió insostenible, llevando a la suspensión de operaciones.
Coles dijo que aún no había evaluado los daños ni cuántos contenedores se rompieron. Dijo que la esperanza de reanudar operaciones depende de la capacidad de las autoridades para garantizar la seguridad en el puerto y restablecer la normalidad.
