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27 de diciembre 2025
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OpiniónAneudy Ramírez NúñezAneudy Ramírez Núñez

Omar Fernández: Un político con responsabilidad social

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En tiempos en que la política dominicana lucha por recuperar la confianza ciudadana, Omar Fernández ha comenzado a destacarse no solo por su juventud o apellido, sino por su manera distinta de ejercer la representación pública. Desde sus primeros pasos como candidato a diputado hasta su actual rol como senador del Distrito Nacional, Omar ha cultivado una marca política basada en la cercanía con la gente y el uso responsable de los recursos públicos.

Cuando Omar Fernández comenzó su carrera legislativa, muchos lo veían como la continuación natural de una tradición familiar. Sin embargo, ha sabido demostrar que su compromiso va más allá del linaje político. Durante su etapa como diputado se le vio recorriendo comunidades, atendiendo inquietudes vecinales y promoviendo iniciativas enfocadas en la juventud y la participación ciudadana.

Pero es desde su llegada al Senado que su perfil social se ha consolidado con más fuerza. No ha limitado su labor a los debates legislativos, sino que ha buscado traducir los fondos públicos en soluciones concretas para personas reales. Esa filosofía se materializó en lo que él mismo bautizó como el “Fondo Gadiel”, un programa de asistencia social con rostro humano y propósito educativo.

Mientras algunos manejan los fondos de asistencia con discrecionalidad, Omar decidió dar un giro ético: hacer transparente el destino de cada peso. A través del Fondo Gadiel, ha canalizado recursos hacia causas que suelen quedar fuera de la atención política tradicional. En septiembre de 2025, por ejemplo, la Senaduría del Distrito Nacional destinó más de un millón de pesos para cubrir la educación de niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y TDAH. Meses antes, había destinado fondos para programas de atención a personas con Síndrome de Down.

No se trata solo de donaciones, es una forma de reivindicar el papel del Estado como instrumento de equidad. Con estas acciones, Omar ha puesto sobre la mesa un mensaje claro, que la política debe servir, no servirse.

Su sentido de responsabilidad social también se ha puesto a prueba en los momentos de crisis. Durante las lluvias provocadas por la tormenta Melissa, Omar recorrió personalmente los sectores afectados del Distrito Nacional, constatando los daños, escuchando a los desplazados y coordinando apoyo con su equipo.
No fue una simple visita para la foto, fue la manifestación de un estilo político que busca estar “en la calle, con la gente”, como él mismo ha expresado. Esa cercanía, poco común en figuras del Senado, le ha valido reconocimiento entre distintos sectores, sobre todo en comunidades que sienten que la clase política suele ausentarse cuando más la necesitan.

El caso de Omar Fernández abre un debate importante sobre la renovación política en República Dominicana. No se trata solo de edad, sino de actitud. En una época marcada por la desconfianza, él representa un liderazgo que pone la empatía por encima del protagonismo y la transparencia por encima del cálculo político.

Su ejemplo demuestra que los fondos públicos pueden ser administrados con visión social y que el rol de un legislador va más allá de votar leyes: incluye escuchar, acompañar y actuar.

En un panorama donde muchos usan el poder como privilegio, Omar Fernández parece decidido a usarlo como servicio.


Por Aneudy Ramírez Nuñez

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