Santo Domingo 23 / 31 Soleado
ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
19 de mayo 2024
logo
OpiniónNelson A MarteNelson A Marte

“No estoy por encima de la justicia”, el gran gesto de Lula

COMPARTIR:

El viernes en la tarde en muchos lugares de América Latina se vivieron horas de tensión cuando siendo las 5 PM, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva prefirió refugiarse en el local del Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, donde inició su dilatada carrera pública, en vez de entregarse a la Policía Federal.

Las primeras noticias fueron de  que el expresidente había decidido resistir allí la orden judicial de ponerse en manos de la Policía. Miles de sus seguidores llegaron hasta el recinto gritando que no entregarían a su líder.

Se temió que de alguna u otra forma se desencadenaran acontecimientos que dejaran un doloroso saldo de muertos o heridos, de sucesos lamentables para el pueblo brasileño y para toda nuestra América.

Había lugar para la incertidumbre porque en varias ocasiones del viacrucis judicial a que ha sido sometido, el carismático líder obrero, político y presidente había caído en arranques de desesperación y angustia que lo quebraron en llanto.

Las autoridades brasileñas tuvieron la serenidad de anunciar que concedían un plazo para dar espacio a acuerdos que evitaran sucesos lamentables.

Entonces desde el cuartel sindical de Lula y sus masas se anunció el mismo viernes en la noche que en la mañana del sábado el ex mandatario iría a una misa en memoria de su fallecida esposa Marisa Leticia, y que luego se entregaría a las autoridades.

Y así fue. En la mañana del sábado, en un enardecido discurso a sus seguidores Lula reiteró sus argumentos de que es inocente, y dijo que se entregaba para demostrar que no tenía miedo a quienes considera sus persecutores políticos, y reconocer que no está por encima de la justicia.

Su decisión fue de grandeza, porque si en medio de la desesperación en que se encuentra hubiese caído en la irresponsabilidad de dejar que sus partidarios incurrieran en alguna forma de resistencia a la ley, pudieron ocurrir hechos de sangre que hoy se estuvieran lamentando.

Independientemente del grado menor o mayor de institucionalidad que se dan en los países de nuestra América Latina, el gesto de Lula lo engrandeces porque muestra el coraje de un líder que da la cara y debate ante su pueblo y ante el mundo las consecuencias de su conducta y de sus hechos.

La acusación por la que se ha condenado ahora a Lula a 12 años de prisión es el primero de varios expedientes que le conocerá la justicia de su país, entre ellos uno que tendrá repercusión en nuestra República Dominicana.

Es el que se relaciona con la política de sobornos, financiamiento de campañas electorales y obtención de obras públicas sobrevaluadas  por la firma constructora Odebrecht, a la que incluso se le permitió operar aquí su enclave corruptor.

Comenta

[wordads]