ENVÍA TUS DENUNCIAS 829-917-7231 / 809-866-3480
26 de diciembre 2025
logo
OpiniónAnn SantiagoAnn Santiago

Nadie por encima de la ley (¿o sí?)

COMPARTIR:

En República Dominicana la gente ya no necesita leer un informe de derechos humanos para saber lo que pasa: basta con abrir las redes sociales y ver, casi a diario, cómo un policía abusa de alguien. Videos de hombres tirados en el suelo, esposados y aún así golpeados. Mujeres humilladas. Jóvenes maltratados solo por “sospechosos”. La calle entera convertida en escenario del poder desmedido de un uniforme.

Y como si eso no bastara, este año explotó la indignación en Santiago: cinco hombres acribillados en una barbería. La versión oficial: “intercambio de disparos”. La versión de la gente: ejecución. ¿Quién dice la verdad? La diferencia es que esta vez hubo ojos y cámaras, testigos que grabaron y dejaron claro que no era un tiroteo de película, sino otra demostración de que la vida de un dominicano puede ser apagada sin juicio ni defensa.

El gobierno, como siempre, respondió con promesas. La ministra Faride Raful apareció con frases que ya suenan conocidas: nadie está por encima de la ley, habrá consecuencias, se investigará. Pero aquí todos sabemos que entre lo que se dice y lo que se hace hay un abismo. Porque mientras ella habla de protocolos y de sanciones, los videos siguen subiendo a las redes, la gente sigue denunciando, y la Policía sigue actuando como si la ley fuera un chiste privado que solo ellos entienden.

El pueblo no es ingenuo. Sabe que la Policía no se limpia con comunicados. Sabe que las estadísticas de homicidios bajando no sirven de nada si el mismo que debe cuidarte puede matarte. Y sabe, sobre todo, que la confianza está rota. Porque aquí denunciar a un policía es jugarse la vida. Porque aquí los expedientes se archivan, las investigaciones se pierden y las promesas quedan en el aire.

Faride tiene el discurso, eso no se le puede negar. Habla bonito, suena fuerte en los medios, pero en lo que va de su gestión ha sido mucha espuma y poco chocolate. Mucho ruido, poca justicia real. Y la pregunta es simple: ¿Tendrá el valor de romper el ciclo o quedará como otra más en la lista de ministros que prometieron limpiar una institución manchada de sangre y miedo?

El tiempo dirá, pero mientras tanto los dominicanos seguimos viendo cómo la impunidad se sube a una patrulla, carga un arma y se pasea por nuestras calles con la frente en alto. Y lo más indignante es que ya no solo duele: empieza a dar asco.

Comenta