Los productores de programas de televisión en la República Dominicana deberían tener una forma de controlar la participación de muchos cantantes urbanos en algunos de los programas diarios y semanales que se difunden, en horas meridianas.
Esa música que ya en la radio ha impactado en la mente de niños y adolescentes que de manera mecánica tararean algunas de las canciones por la frecuencia con que se colocan en las estaciones cuya característica principal es difundir estas estruendosas interpretaciones.
Sacadas más bien de la mente de personas que no viven con los pies sobre la tierra y en las que se destaca el morbo, amor al dinero rápido, drogas, violaciones, incitación a la violencia intrafamiliar, embarazos en adolescentes, entre otras.
El pasado sábado presencié indignada, en la televisión, como uno de estos artistas cantaba sin escrúpulos una canción en la cual se describe detalladamente y con frases eróticas el contacto carnal entre dos y todo lo que hace la mujer con una banana.
A todo esto, sale una joven cantante a acompañar al reconocido artista de género urbano que actuaba en ese momento, con una especie de respuesta a la primera canción y en la que se describe lo que la joven haría con la parte trasera inferior de su cuerpo y a la que menciona por su nombre en términos aumentativos y diminutivos.
Lo que queremos recordar a esos productores y presentadores de programas es que para mantener la popularidad de su espacio no hay que caer en la vulgaridad. Debemos pensar que a esa hora del mediodía y la tarde son muchos los niños y jovencitos que están frente a sus televisores.
No es justo que la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía creada el 7 de marzo de 1949 mediante la Ley No. 1951, tenga que esperar a que una canción se pegue para luego retirarla de la radio y la televisión, así como de las redes sociales.
Esa criticada comisión se ha impuesto en muchos casos y han logrado los cometidos para los que fue creada, desde el principio, aunque los mismos no se ajusten al momento y realidad actual, por lo que se requiere su actualización y modificación, no su eliminación como proponen algunos.
Se debe llamar a reunión a los artistas urbanos y ofrecerles orientaciones acerca de por dónde deben ir sus canciones y si continúan con la práctica se le suspende, por un tiempo, o de forma definitiva, conjuntamente con una sanción a la emisora que las promueva.
Si la Comisión no tiene la potestad para hacerlo, en estos momentos, la ciudadanía, en general, debe exigir un cambio en las letras de las canciones de estos intérpretes que con su actuar no destacan los valores que predominan en nuestros barrios y reflejan los vicios y enajenaciones que solo están presentes en una minoría que tratan de someter a la mayoría con la imposición de estas canciones.