La República Dominicana está necesitando un Ministerio de Transporte. Una instancia única que norme y resuelva los problemas de este sector, el que por demás mueve toda la economía y la población.
Es, además, algo que tiene que ver con la seguridad ciudadana, pues los accidentes de tránsito se han convertido en la principal fuente de muertes, heridos y lesionados en el país.
Esta situación genera, igual, gastos extraordinarios al presupuesto nacional, pues los accidentados son atendidos sin seguro en los hospitales públicos. Muchos quedan allí por largo tiempo en esos centros, terminando una gran cantidad con lesiones permanentes.
Es obvio que requerimos de implementar seriamente la educación vial y el respeto a las normas para transitar en las calles, carreteras y autopistas en todo el territorio nacional. Es algo que debemos llevar a las escuelas como una materia básica para formar a quienes serán los conductores, una vez sean adolescentes o adultos. El tema es una cuestión de educación, que bien debe ser aprendida en las aulas y con la aplicación rigurosa de las normas. El manejo imprudente en la mayoría de los casos provoca estos accidentes que acaban con la vida de miles de personas cada año, dejan a otros lesionados permanentes y también generan miles de huérfanos.
Tenemos ahora una verdadera industria de muertes y de dolor, generadora de grandes traumas familiares y sociales. Creemos que ha llegado la hora de tomar seriamente este problema. Debemos acabar con la intervención de cerca de 21 instituciones que meten sus manos en el tema, sin que ninguna tenga la responsabilidad final sobre el mismo.
Un Ministerio de Transporte cohesionaría todas esas intervenciones y tendríamos un responsable.




