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24 de diciembre 2025
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OpiniónJulián PadillaJulián Padilla

Mimetización y poder político

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Se dice que existen personas que desarrollan un alto grado de narcisismo, llegando a la perversidad. Así como también personas que aunque no están recluidos aún, pues no son asesinos en serie, se desarrollan como sicópatas pero integrados a la sociedad.

Integrados a la sociedad implica que están ahí en tu casa, en tu oficina, en el equipo deportivo, en los partidos políticos, en los cargos públicos, en la política, optan por candidaturas. Se dice que son un 30% de la población.

Y estas personas desarrollan una capacidad de hacer daño de una manera maliciosa. Se convierten en los abusadores y depredadores de los seres humanos que se les acercan, dado su magnetismo natural.

Cuentan con un atractivo personal increíble y se aprovechan de las debilidades humanas. Huelen como el escualo la sangre de sus víctimas,
las rodean, hasta que las devoran.

Luego actúan como la viuda negra, esa nefasta tarántula, capaz de llevar a sus presas a su telaraña, y luego de tenerla cuasi inmóvil, quitarle la vida con su veneno mortal.

La manipulación, la intimidación, el endulzar para luego amargar, son su pasión. La gente no sabe nunca a qué atenerse.
Una característica importante de estas personas, es la carencia real de empatía hacia los problemas y sentimientos humanos.

No se conduelen, no saben lo que es tener misericordia, disfrutan del dolor ajeno, aunque proyectan una personalidad limpia, noble, pura e
imágenes comunicacionales de gran solidaridad. Aunque en el fondo no les importa la suerte de los demás.

Un arma letal que utilizan estas personas es imitar. Mimetizar para enamorar, seducir y atraer a sus víctimas.
Imitan las características fundamentales de ellas, haciéndoles creer que tienen alta coincidencia en casi todas las áreas de sus vidas y que
prácticamente son almas gemelas. Cosa que en el fondo es un sueño de muchos y al final una triste utopía.

Ese deseo de ser feliz de la víctima, un deseo natural en todas las personas, le da a la victima la convicción de que se ha sacado la lotería:
por fin ha encontrado esa persona que le dotará de la anhelada felicidad.

Sin saber la tragedia que le espera en la caminata con este narcisiste perverse o sicópate integrade. (¿esto es ridículo no?)
Sin embargo en la mente del agresor, existe todo un plan orquestado, sus mismos instintos lo llevan a fluir en su maldad, para atraer y destruir a las personas que llevará a su telaraña. Y luego allí, comienza su destrucción.

Una telaraña y contaminación que no es literal por lo de la viuda negra.

Pero es virtualmente aplicable a los contextos sociales de la depredación humana.

Y comienzan los maltratos públicos y privados, los desplantes, las mentiras, las falsedades, los engaños, las infidelidades. La toxicidad. Y
todo esto como parte de la fórmula mágica de su personalidad.

Para lucir impredecibles, imprescindibles, y al mismo tiempo para buscar y garantizarse el suplemento, su alimento.
Es decir, ante esa necesidad de amor de la víctima, ante ese vacío y miedo al abandono (que huele a kilómetros el depredador), este nutre su
grandeza narcisista, haciéndose el imprescindible, al saberse totalmente
necesario para la víctima.

Pero una sola persona no le basta. Cuando ya tiene esa certeza vuelve a la caza el escualo. Porque quien realmente tiene carencias es el mismo
depredador. Por lo que le es necesario tener varias personas en la lista, ya ubicadas, e irlas encantando y luego desalentando en su proceso
destructivo múltiple.

Es todo un proceso de atracción -destrucción donde al final no parece creíble que una persona tan encantadora, con tanto magnetismo, tan bien proyectada podría hacer tanto daño.

Lo mismo pasa con políticos y funcionarios de alta gama (y alta calaña) que luego vez en los conocidos escándalos. La ropa fina con dinero robado no da honorabilidad. Casi siempre además de bandidos, tienen muchas de estas características.
Hay mucha gente que ha sido víctima de este (a) depredador (a) inmisericorde y de repente está en su oficina, es su jefe, o sencillamente
es su pareja en este momento.

Una faceta que lleva mucho daño a las sociedades es la tendencia que tienen estos depredadores, estos vampiros emocionales, estos sicópatas
integrados de incursionar y ascender en la política. Cual encantadores de serpientes, duermen a los pueblos y luego los destruyen convirtiéndose en grandes prevaricadores, corruptos, burladores de normas, hasta dictadores y ladrones del erario público.

La política, el poder político, es un ambiente perfecto para aplicar la técnica del engaña bobos y de destrucción de estos narcisistas y sicópatas
integrados. (mujeres y hombres).

Encantar, seducir, adormecer poblaciones, mimetizando primero, haciendo una teórica empatía con sus dolencias y necesidades. Pero en el
fondo sin un ápice de sentimientos y con un solo propósito, lograr su voto para luego iniciar su proceso de depredación del erario público o
aprovecharse del cargo y de las distorsiones éticas sociales para enriquecerse a toda costa.

Les encanta una cámara, un figureo, una foto. Son incapaces de respetar el principio de Jesús: que lo que haga tu mano izquierda no lo sepa la derecha.

Al sentirse dueños del mundo, pues la misma sociedad los aplaude, usando a su antojo dineros que no les pertenecen y tener tan alto grado
de narcisismo, la política le llena el espacio para brillar, para hacerse el centro del universo.

Por eso son incapaces de reconocer méritos ajenos y en ese proceso de enamoramiento de la sociedad, son capaces de cometer los crímenes más atroces y fríamente calculados. Porque no tienen realmente empatía, porque no les interesa la suerte de los demás y mucho menos los
intereses nacionales.

Se ha estudiado que narcisistas perversos y sicópatas integrados que han tenido éxito en la política, luego son los que cometen los más grandes fraudes contra las naciones. Y lo hacen sin empatía.

Y luego puedes verlos en los tribunales asumiendo su auto defensa proyectando la idea de mártires.

Estos depredadores y vampiros se burlan de las reglas, de las leyes, de las normas, de los principios, pues para ellos nada de esto importa, si al fin y al cabo (elles) son el centro del universo. (¿es ridículo verdad?).

Por todo esto, es un enorme peligro que personas con estas características y tendencias tengan cargos públicos, pero como se sabe
tienen el talento y ascienden rápidamente en el mundo más corrupto como ellos, la política.

Lo más peligroso es que no sean detectados a tiempo. (aunque hay sociedades donde es precisamente lo que se quiere, así todos hablan el
mismo idioma).

El daño que pueden hacerle a una nación estos depredadores, no tiene forma de ser medido. Su grado de maldad, su falta real de empatía (que se disfraza con muchas fotos en las redes sociales) y la capacidad teatral, les convierten en asesinos en serie de la felicidad colectiva.
Conviene cuidarse de personalidades así, porque según expertos: son insaciables y no tienen cura.

Por Julián Padilla

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