Le temo a la reelección del presidente Luis Abinader Corona y no sin fundamentos soy poseedor de ese pavor. ¿Cuáles son los fundamentos o porque se siente medroso quien escribe ante una posible reelección del Presidente? No se trata de como muchos piensan o dicen que la reelección es mala o trae malas consecuencias. Nada de eso, la reelección es buena si el gobierno lo está haciendo bien; en fin, si en el país los ciudadanos gozaran de buenos empleos, si los servicios fueran eficientes (incluyendo el de la salud pública), si se protegiera el patrimonio del Estado, la gente consumiera alimentos sanos, se cuidaran los activos ambientales, los niños y jóvenes en edad de instruirse gozaran de la posibilidad de acceso a una educación de calidad y si los envejecientes disfrutaran de los cuidados de otros y de buenas pensiones. Eso no ocurre aquí y no hay indicadores de que con la reelección del presidente Abinader mejoren si no que empeoren. Como eso no ocurre así el presidente no debería ser reelecto.
En los gobiernos de Leonel y de Danilo hubo reelección de ambos y no debió ser así, porque no lo hicieron bien o satisfactorio para la gran mayoría de los dominicanos, pese a que sí fueron reelectos. Para que un candidato garantice que su oferta es buena debe hablar aquí, en este país, de grandes cambios que no es lo mismo que hablar de corrupción, porque este tema es un tema mediático si no se solucionan los problemas que afectan a las gentes. En primer lugar, desde antes ser electo el actual presidente y desde sus inicios hemos dicho qué representa el PRM, como partido político. Es decir, cuales intereses sociales están representados en el llamado Partido Revolucionario Moderno.
Sobre ese particular quien escribe ha hecho afirmaciones en varios articulos anteriores; si bien es cierto que opinión no necesariamente es verdad, como ya lo dejaba ver Platón hace más de 2000 años, en el siglo IV antes de Cristo en su obra: La República, cuando ponía a decir en boca de otros, en diálogos imaginados, que la opinión y la ciencia no son sinónimos. Platón ubicaba la opinión entre la verdad y la mentira, entre la no ciencia y la ciencia; aunque lo que hoy se define o entiende como ciencia no existía, pero existía ya la filosofía y algunos confunden esta con la ciencia. De todos modos, hay que tratar de comunicar lo que se piensa, o lo que se puede interpretar de la realidad y tratar de que esas reflexiones se ajusten a la posible verdad.
Ahora bien, no podemos estar de acuerdo con todo el mundo al tratar de interpretar la sociedad, ya sea filosofando sobre lo social o tratando construir ciencia social, por lo compleja que es la realidad social; en función del interés social con el que nos identifiquemos vamos a estar de acuerdo con muchos sujetos sociales (personas) o con pocos de ellos. Esto va a depender de cuál es nuestro interés; si creemos que la sociedad debe existir tal como es con el orden económico y social vigente, con la división de clase que existe en ella y la división social del trabajo, pero además regida por un modelo económico neoliberal sin regulación estatal de la economía. Si creemos que es lo justo y que así debe mantenerse la sociedad, entonces vamos a estar de acuerdo con los que quieren que se mantengan las injusticias y muchos individuos van a sufrir las injusticias. Puede ser que si pensamos así estemos de acuerdo con muchas personas que no les duelen los problemas de otros, que no le duelen las injusticias, porque se da un manejo mediático.
Ahora mismo, muchas personas tienen una alta valoración del Presidente, pero eso no significa que su obra de gobierno la esté realizando muy bien. Puede ser que una mayoría así piense y como electores en los comicios lo elijan de nuevo. Eso no quiere decir que el jefe de Estado este haciendo una de las mejores gestiones de gobierno, sobre todo si tomamos en cuenta de que muchas personas viven en una situación de inopia o en un estado de malestar con muchas carencias. Esto puede ocurrir aunque quienes viven en las peores condiciones no tengan la peor opinión del jefe de Estado, porque pueden vivir alienados. Para saber el interés social que representa Abinader nada más hay que darse cuenta de quienes son los funcionarios más importantes que tiene a su alrededor, los vínculos sociales de esos funcionarios y su extracción social. Los funcionarios más sobresalientes o más notorios son empresarios o proceden de familias vinculadas a las empresas, pero precisamente vinculadas a las grandes empresas. No hay que ser un mago o zahorí para saber esto, sencillamente lo que pasa es que no nosotros como pueblo, al igual que los haitianos que también tienen derecho a no ser tratados por malos gobiernos, no somos hoy día como si fuéramos de una tribu guanatabey.
Por otra parte, el propio Luis Abinader Corona ha dicho de su identificación con la empresa privada, pero más bien debería decir con la gran empresa privada, porque sus vínculos son con el gran capital. Todo parece indicar por lo que vemos a diario al gran capital no le interesa o no le importa si las inversiones son en la banca, los servicios, el comercio o la industria. En tal sentido, a los grandes inversionistas de República Dominicana no le importa nada la desindustrialización del país, como han dado pábulo a la firma acuerdos de libre comercio para que así sea; Abinader no sólo no es opuesto a una economía de servicios, sino que lo que hace es estimular más el predominio del gran crecimiento del sector servicio de la economía; el deterioro de la agricultura es notorio el gobierno de Abinader, al igual que la degradación ambiental por la contaminación y la depredación de los activos ambientales con la construcciones de carreteras, edificios de viviendas y hoteles para alojar a los turistas que vienen de weekend o a disfrutar de unas vacaciones largas, pese al sargazo.
Tenemos miedo ante la reelección de Abinader porque parecen estar amenazados los pocos activos que le quedan al Estado dominicano, sobre todo después de creada la oficina pública de las Alianzas Publicas Privadas en los días que se aprobó la eliminación del CEA y del INAZUCAR. Tememos a la puesta en práctica de la enajenación del Estado del poco patrimonio que le queda, luego de leer sobre lo que se reseña en relación al discurso del presidente en cuanto a su identidad con la empresa privada. Ahora bien, los vínculos del presidente son con las grandes empresas, no con las medianas, las pequeñas y las microempresas. El malestar en que vivimos lo generan las grandes empresas. Para saber que los vínculos del presidente Abinader son con las grandes empresas, véase el Periódico Hoy del 25 de junio de este año, ya que en una de sus páginas se reseña que asistió y pronuncio el discurso central en la inauguración de una planta de prefabricados de hormigón.
En relación a esto último, se trataba de un gigantesco grupo empresarial que ya tiene casi 40 años de haber sido fundado. A los grandes empresarios no les preocupa en lo más mínimo la devastación del país y la falta de planificación y ni todo el malestar a que nos conduce eso. Mis temores tienen sobrados fundamentos y a quien escribe le duele el país y la suerte del pueblo dominicano. No hacemos nada con 10 millones de turistas si la mayoría de las ganancias, explotando a trabajadores con bajos salarios, se van fuera del país, mientras el turismo destruye manglares y otros activos ambientales que deben preservarse. Nada hacemos con que grandes grupos empresariales tengan muchos trabajadores, 4,500 plazas de empleos directos ocupadas como dice ese grupo tener, si se devastan los activos ambientales y no se planifica de manera holística, incluyendo la natalidad, el medio ambiente y la agricultura, pero además pagando las empresas bajos salarios a sus trabajadores que no les permiten satisfacer sus necesidades dignamente.
Por Francisco Rafael Guzmán F.
