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16 de mayo 2024
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Mays y Clemente engalanaron el béisbol de Puerto Rico

Mays y Clemente engalanaron el béisbol de Puerto Rico
Roberto Clemente y Willie Mays.
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Profundizando en la historia del béisbol, trata de pensar en dos patrulleros que hubieses deseado ver en unos mismos jardines. Que hayan sido de los más talentosos y populares del deporte, y que además sean miembros del Salón de la Fama.

Existe una gran posibilidad de que uno de ellos sea alguien que fue convocado a 15 Juegos de Estrellas, ganó 12 Guantes de Oro y contaba un brazo que desafiaba la lógica.

El otro pudiera ser un jugador que asistió a 24 Juegos de Estrellas — un nombre que básicamente es sinónimo del deporte. Es uno de los mejores jugadores que haya pisado un terreno de béisbol. Además, protagonizó una jugada que fue llamada sencillamente como «La Atrapada».

Sí, se trata del puertorriqueño Roberto Clemente y Willie Mays.

Durante el invierno de 1954, las dos leyendas patrullaban los mismos jardines con los Cangrejeros de Santurce en Puerto Rico. Formaron una de las mejores duplas que jamás se haya visto un diamante de béisbol, que ayudó al club a conquistar el campeonato de la Serie del Caribe.

«Santurce tenía una equipazo en la temporada 1953-1954», me dijo Thomas Van Hyning, autor del libro: ‘The Santurce Crabbers: Sixty Seasons of Puerto Rican Winter League Baseball’ en una llamada. «Obviamente, la gerencia quería encontrar la manera de obtener el título».

Clemente había acordado integrarse al equipo. El patrullero pronto a cumplir 20 años venía de una temporada con los Reales de Montreal – filial Triple-A de los Dodgers de Brooklyn. Ya había jugado con Santurce en un par de ocasiones, demostrando varias de las herramientas con las que deleitaría al mundo del béisbol durante décadas.

La llegada de Mays al club es otra historia. El cañonero de 23 años venía de ganar el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional, luego de empalmar 41 jonrones, empujar 110 carreras y liderar el Viejo Circuito con un promedio de bateo de .345 y OPS de 1.078. Además, llevó a los Gigantes a su primer título de Serie Mundial en 21 años. ¿Realmente quería seguir jugando después de disputar más de 154 encuentros?

Por supuesto que sí.

“No creo tener inconvenientes en tener un paso decente por la Liga de Puerto Rico”, dijo Mays a United Press International en octubre de 1954. “No me importa qué liga es, vivo para jugar pelota. Nunca he estado en Puerto Rico, pero no me importa”.

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Aunque nunca había estado en la isla, Mays no era extraño a varias de las caras que estarían con él. El boricua y lanzador de los Gigantes, Rubén Gómez, sería su compañero. Bill Greason – quien jugó junto a Mays en los Birmingham Barons en las Ligas Negras – también estaría en la rotación. Herman Franks, coach de tercera base de los Gigantes, era el manager. El propietario de Santurce, Pedrín Zorrilla, también tenía una relación cercana con los Gigantes, a quienes ayudó a adquirir a Gómez en 1953.

De igual manera, Mays – porque seguía siendo Willie Mays – llegó a un acuerdo para no tener que jugar toda la temporada.

“A Mays le encantaba ver fútbol americano universitario, así que Pedrín le compró boletos para que pudiera ir a ver al juego Army-Navy”, dijo Van Hyning. “Mays también recibió muchos premios en el receso de campaña y Pedrín le dio permiso de viajar en múltiples ocasiones. Básicamente, en una temporada de 72 juegos, Mays disputó la mitad de los partidos”.

Pero cuando estaba ahí, el vigente JMV era uno de los mejores jugadores de la isla: En 172 turnos, anotó 63 carreras, dio 68 hits, 15 dobles, siete triples, 12 jonrones, empujó 33 rayitas y se robó 10 bases, liderando la liga con un promedio de .335 y slugging de .773. Clemente tuvo 271 turnos, lideró la liga con 65 anotadas y 94 hits. Además, dio seis vuelacercas, impulsó 37 y bateó .344.

Mays defendió la pradera central y, curiosamente, Clemente defendió la izquierda en vez de la derecha. El astro de las Ligas Negras, Bob Thurman, que para entonces tenía 37 años, defendió el jardín derecho porque, si lo puedes creer, tenía un mejor brazo que el jugador reconocido por tener un “rifle en su hombro derecho”.

“Estaba en un programa de radio junto a Thurman Hace unos 30 años y uno de los miembros de la audiencia le preguntó: ‘¿Por qué defendiste el jardín derecho en vez de Clemente?’”, recuerda Van Hyning. “Thurman, inexpresivo, dijo: ‘Bueno, tenía un mejor brazo que él’”.

Thurman dio 14 jonrones con Santurce y anotó 60 rayitas. Es difícil imaginar unas mejores praderas. Como dijo el campocorto del equipo, Don Zimmer: “Mays, Thurman y Clemente estaban en los jardines. La gente se reía cuando les contábamos. Decían: ‘¡No!’ y yo respondía: ‘Sí, ese era nuestro outfield’”.

El antesalista Buster Clarkson añadió 15 bambinazos, mientras que el inicialista George Crowe aportó 40 empujadas. Junto a Gómez y Greason en la loma, Santurce contaba también con Sam Jones como lanzador abridor: Un estelar de las Ligas Negras, conocido tanto por su palillo de dientes como por su capacidad de ponchar (y regalar boletos).

Hasta el batboy de los Cangrejeros era un futuro miembro del Salón de la Fama; un adolescente llamado Orlando “Peruchín” Cepeda. El futuro Gigante solía participar en los calentamientos con Clemente y Mays. Imaginen a tres JMV de MLB juntos en los jardines de Puerto Rico.

“Sí, Mays y Clemente, junto a Herman Franks y Cepeda, solían ir al Estadio Sixto Escobar”, me dijo Van Hyning. “El Estadio Sixto Escobar era en donde practicaban en las mañanas. Franks bateaba elevados en los jardines y Mays y Clemente se alternaban para devolverle la bola a Cepeda, quien se las pasaba de vuelta a Franks. Todo con la intención de ayudar a Clemente a mejorar algunos aspectos de su juego”.

Como era de esperarse, el equipo fue una arrolladora. Sumaron récord de 47-25, y consiguieron el campeonato que les otorgó un boleto para participar en la Serie del Caribe en Venezuela. Una vez allí, también dominaron, al sumar registro de 5-1. Clemente bateó .517, pero Mays comenzó frío y se fue de 12-0 en sus primeros turnos, antes de conectar 11 inatrapables en sus siguientes 13 veces al bate, incluyendo un dramático jonrón de oro en el Juego 3 – empujando a Clemente desde la inicial.

Sin embargo, ninguno de ellos se llevó el JMV de la serie. El reconocimiento fue para Zimmer, de 23 años, que empalmó tres bambinazos y dejó un OPS de .971.

Tras la victoria, los Cangrejeros celebraron hasta tarde, queriendo alargar el tiempo de uno de los mejores grupos que se haya visto.

Muchos jugadores del roster de los Cangrejeros despegaron en 1955. Clemente hizo su debut con los Piratas en abril. Thurman, a sus 38 años, firmó con los Rojos para debutar en las Mayores. Jones fue convocado al primero de sus dos Juegos de Estrellas con Cleveland, con quienes lideró la Liga Americana con 198 ponches… y 185 boletos. Mays lideró la liga con 51 bambinazos. El lanzador Luis Arroyo hizo su debut y fue convocado al Juego de Estrellas. Incluso Cepeda, con 17 años, fue firmado por los Gigantes.

El equipo de Santurce de 1954-1955 es visto como uno de los mejores conjuntos invernales en la historia. Puerto Rico tuvo un “Dream Team” en 1995, que contó con Edgar Martínez, Roberto Alomar, Bernie Williams y otros, pero esa fue una colección de jugadores de varios equipos. No se trataba de un sólo club.

Van Hyning me dijo que Clemente y Mays solían recordar a menudo esa experiencia, desarrollando un “gran respeto” el uno por el otro.

“Creo que fue un vínculo”, dijo. “Una conexión bien especial entre ellos, que comenzó en Puerto Rico”.

Como dijo Mays en una ocasión en una entrevista: “La primera vez que vi a Clemente fue en Puerto Rico en 1954. Podía lanzar, correr, batear – todo”.

“Willie Mays es el mejor jugador de béisbol que haya visto”, dijo Clemente para el libro de Karl Wagenheim. “Nunca vi a Joe DiMaggio, pero si Joe DiMaggio fue mejor que Willie Mays, entonces pertenece al cielo”.

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