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26 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

Los políticos en Dominicana, ¡se están jugando con candela!

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La verdad es que, cuando uno repara, y se detiene a pensar en la cruda realidad económica-social-política que viene azotando a esta República, auspiciada no cabe duda, por la clase partidarista coloreada nacional, con raras excepciones personalizadas, y sin que nadie se preocupe por nada resolver, aspirándose solo a satisfacer deseos particulares, entre ellos las angurrias de poder, por parte de aquellos que, de disponerse en realidad, estarían en capacidad de hacerlo, la conclusión desalentadora a la que se arriba es, ¡qué este país va por muy mal camino

Ninguna de las situaciones calamitosas por las que viene atravesando esta nación, llama la atención a esos “buitres”, disfrazados de mansas ovejas; su único problema es buscar la forma de alzarse con el poder en el año 2020, en una actitud que no es nueva, con relación a otros procesos electorales anteriores.

Luego, eso de que haya aquí un grueso desorden institucional; falta de salud pública; educación escolar deficiente; corrupción e impunidad alegres; venta y  consumo de drogas en casi todas las esquinas de nuestras calles; inseguridad ciudadana; un caos de alta consideración en el tráfico vehicular; lavado de dinero a granel, como los abusos tributarios de estilo; y, que son flagelos todos ampliamente conocidos, a los políticos no les quitan el sueño jamás; ni a los que gobiernan, como tampoco a la seudo oposición que se tiene localmente. Su objetivo mayor: los sufragios en las urnas que favorezcan.

Y claro, nos estamos refiriendo a los políticos del patio, aquellos que pueden escalar hasta las principales instancias estatales, a través del voto popular, desde donde se pueden enmendar las ejecutorias desastrosas en las que estos han venido incurriendo, y colaborar con este pueblo de forma notoria, por medio de un trabajo eficiente, como oportuno. Son esos los que menos inclinación ponen en evidencia, a los fines de corregir los males derivados que se tienen en esta República, que cada vez más se reportan mayor acuciantes.

Toda la atención de esos magnates vive bien, está centrada ahora en la aprobación de una Ley de Partidos Políticos por parte de la gran caja de resonancia local “titereada” del Poder Ejecutivo, que denominan Congreso Nacional. ¡Lo demás para el país, poco importa!

Evidentemente, sería esa una legislación más, sin aplicación, solo para llenar los anaqueles en las oficinas de abogados, como las tantas que aquí existen; y, lo mismo que, otro traje a la medida de esos grupos corporativos, considerados ya, por tantos ciudadanos pensantes, como empresas lucrativas, nunca al servicio de la sociedad. Los congresistas, políticos todos, no van a disponer nada que se considere pueda ir en su perjuicio, contra sus intereses; que permita la aplicación de los controles pertinentes.

La tan cacareada normativa a la que supuestamente se aspira, incluye entre sus articulados, lo que se puede considerar como el nudo de la discordia: la celebración de primarias abiertas, o cerradas, por parte de dichas entidades, para la escogencia del candidato a presentar para optar por la presidencia de la República. ¡Nuevo eso ahora!

Las dos formas de selección, de nuevo cuño, tienen como patrocinadores a los caciques morados de última: Danilo Medina y Leonel Fernández; uno que quiere quedarse gobernando; mientras que el otro, aspira a retornar al poder. ¡“El carguito es bueno” !, según dice uno de los personajes atípicos dentro del ruedo.

Por tanto, todas las diligencias hay que hacerlas. Ambos están arengando sus respectivas manadas congresuales, como los mandriles más destacados y osados, en pos de sus propósitos individualistas. Mientras, los “recoge boronas”, partidos minoritarios, les están respaldando de manera directa o indirecta; buscándose lo suyo cada cual, como es obvio suponer.

En lo que no se está pensando, es en las consecuencias previsibles, riesgos probables, que puedan devenir para la nación, por las descabelladas actitudes presentes, de todos estos políticos locales, solamente preocupados por sus intereses personales; y, no se detienen a pensar en que están “matando la gallina de los huevos de oro”: nosotros somos los primeros, y el pueblo que se las arregle como pueda, ¡Es la actitud que siempre ha primado entre esos turpenes!

Entre lo que pueda ocurrir, está la desaparición del sistema de partidos, que sería un efecto directo de las dichosas primarias abiertas, de lograrse su aprobación; pues, ya no tendría sentido el estar inscrito en ninguna de esas entidades; amén de cuántas problemáticas organizativas esas implicarían, en términos de las votaciones necesarias para elegir, que se podrían reportar como caóticas; al igual que, los mayúsculos costos a cubrir, que limitarían bastante. También está gravitando con respecto a los mismos, el gran descrédito que en presente se verifica.

Eso puede acarrear, como es lógico suponer, la extinción del modelo de la llamada democracia representativa; y, de inmediato, dar cabida a la instauración de un régimen dictatorial en el país, que traiga como directriz principal el combate a la corrupción estatal rampante, como a su compañera inseparable, la impunidad judicial que reina.

Aunque, se entiende que no sería la mejor manera de combatir esos flagelos tan lacerantes, luce ser la única alternativa que a esta sociedad se le está dejando, para procurar combatir los innúmeros males que de los mismos se derivan. ¡Qué sería la única forma de salir de todo este grupo de tan malos dominicanos patrocinantes!

Ahí mismo se le acabaría la fiesta a esta casta de políticos demagogos y patrañosos que se gasta la nación dominicana. ¡La “candela social” que han encendido acabaría ipso facto con todos ellos!

Autor: Rolando Fernández

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