La grandeza del mensaje de nuestro maestro Ieoshua Ha Mashía, se encuentra en la certeza profética de sus palabras, impacta su poder de tal forma que nos deja sin aliento, oscurece nuestro tonto entendimiento, hace ver como necios a los que intentan presumir de sabios, rayando en la soberbia las pretensiones de mostrarse justos, cuando la esencia del mundo en el que vivimos es desvelarnos, mostrar la inutilidad del esfuerzo humano y la carencia de sentido alguno de las empresas que se construyen desde el ego de las naciones. “Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que YHVH no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de YHVH, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que YHVH no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él”. Deuteronomio 18, 21-22.
En la era de la información y de la interconectividad digital, abunda el conocimiento, Acuario se nos muestra con el hombre sosteniendo el cántaro de agua: “Él les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare”, Lucas 22, 10. Y también dijo: “El que tiene oídos para oír, oiga”. Mateo 13, 9. Tanta información disponible al alcance de todos, abruma y confunde, cada día al despertarnos ¿no experimentan el agobio de un nuevo día, la pesadumbre del que emprenderá una dura jornada de trabajo esclavizante, haciendo de nuestros movimientos pausados y sin entusiasmo?
Mas para aquellos que ven con ojos ocultos, cerrando sus palpados al mundo enceguecedor, dejándose guiar de cada palpito de esa bomba carnosa ubicada en el Tórax (Torá), el corazón, del cual dijere nuestro maestro: “Porque donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”, Mateo 6, 21. Esos, que tal hicieren, reciben los tesoros inmateriales de un Reyno que se encuentra fuera del alcance de este mundo, de la ilusión y de la vanidad. Ruego a nuestro benigno Padre Universal, alcance este pecador la Gracia de mostrar los maravillosos bienes de su poderío, y sea su santo espíritu, corriendo por la sangre redimida por nuestro venerable redentor, quien ilumine por medio a estas sencillas palabras la grandeza de su verdad.
Aun en medio de tu sentencia justa ¿hay espacio para que clamemos por tu misericordia? El mundo con todos sus confusos artilugios nos tiene sumidos en la oscuridad de la ignorancia, a ello exclamaste amadísimo maestro: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”, Juan 15, 26. Los tesoros del Reino del Padre se encuentran disponibles para todos sus hijos, Él oscurece a los que se creen sabios, a los vanidosos y sensuales, los hacedores del mal se aferran a sus obras inicuas, estos perecerán, cortados serán como árbol seco que no da frutos.
Lo diré nuevamente, la noche oscura nos atraviesa, tiempos de pruebas muy grandes para las almas, no juzguemos, comprendamos, perdonemos, aunque recitemos las Escrituras Divinas, solo el Espíritu de la Verdad, el testimonio y la humillación ante el sublime Redentor, nos salvará de tiempos terribles y de gran angustia: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”, Juan 16, 8.
¡Será terrible! Ya están advertidos, ha iniciado.
Por Rafael Guillen Beltre
