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27 de diciembre 2025
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OpiniónAmérica PérezAmérica Pérez

Lo peor en un periodista

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El artículo de esta semana en esta plataforma de construcción social y evidencia histórica de nuestra amada nación, como lo es El Nuevo Diario, lo comenzaré con esta frase:

«No escribas como periodista lo que no puedas sostener como hombre». — Francisco Zarco.

Esta sentencia encierra la esencia del periodismo ético: la coherencia entre lo que se dice y lo que se es. El periodismo no solo es un oficio, es un compromiso social que exige responsabilidad, veracidad y valor. Sin embargo, lo peor que puede habitar en un periodista es la pérdida de esos pilares.

Cuando un periodista traiciona la verdad por intereses personales, políticos o económicos, se convierte en un instrumento de desinformación. Un mercenario burdo y cruel. Peor es cuando atenta contra su propia clase profesional. La ética es la brújula que guía cada palabra publicada, y sin ella, la credibilidad se desmorona.

En la era de las redes sociales, la prisa por ser el primero en informar ha dado paso al amarillismo, al morbo y a las noticias sin contexto. No le permite al periodista que no se respeta verificar lo que nos dicen las “fuentes”. Un periodista que sacrifica la profundidad por el impacto inmediato, más que informar, confunde y desorienta. No es digno del ejercicio.

Tan grave como mentir es callar ante la injusticia. El periodista es la voz de los que no tienen voz. Eso estamos cansados de leerlo y escucharlo, pero es la verdad, siempre y cuando se haga con responsabilidad. Guardar silencio frente a la corrupción, la impunidad o el abuso de poder es ser partícipe del problema.

Y también es ser corrupto, porque tan culpable es quien mata al cerdo como quien le amarra las patas. Decía mi abuela Juana Peña, antes que el alzhéimer borrara parte de su sabiduría dada por las canas y las vivencias entre San Francisco de Macorís, Mendoza, La Toronja y ahora San Isidro.

Creerse dueño absoluto de la verdad y no escuchar otras voces es un error imperdonable. El periodismo es diálogo, es contraste, es debate. Quien solo se escucha a sí mismo termina desinformando. Usted solo es un instrumento de la investigación, portavoz de la realidad.

El periodismo es una disciplina que exige estudio constante. Desconocer el contexto histórico, cultural o político de una noticia es faltar al rigor profesional. La investigación y la preparación son armas contra la ignorancia.

Francisco Zarco nos recuerda que el periodista debe ser una sola pieza: lo que escribe y lo que vive. La sociedad necesita periodistas valientes, críticos y, sobre todo, íntegros. Ser periodista no es solo un trabajo, es un pacto con la verdad y la historia.

Porque lo peor en un periodista no es cometer errores, sino traicionar su conciencia y fallarle a su pueblo. Que nos desmientan es más pasable a que tengamos que admitir que no dijimos la verdad, por supuestamente boca de terceros.

A propósito del tema USAID, periodistas dominicanos y el señor Johnny Arrendel, quien admitió:
«Mi grave error fue producto, en gran parte, de la efervescencia nacionalista derivada del momento político».

Como él, también hay periodistas que ante cualquier hecho no investigan antes de hablar. Johnny Arrendel utilizó la plataforma de la cuenta X (antiguo Twitter) para difamar a personas, y luego pidió disculpas en inglés y español. Ahí está el reflejo del mal uso de las redes sociales, donde la irresponsabilidad informativa se disfraza de opinión y la mentira se propaga con rapidez.

¡La credibilidad profesional tiene cimiento en la verdad!.

Por: América Pérez.
Licenciada en Comunicación Social (Periodismo)
Magíster en Diplomacia y Derecho Internacional

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