¿Para qué prestan los organismos internacionales de financiamiento a los países tercermundistas? ¿Es para coadyuvar con su progreso y desarrollo? ¡Jamás! Se reportan como bobos, quienes así no lo crean, pues siempre median otros intereses, soterrados por supuesto.
Son esas de las múltiples preguntas que se deben formular a todos estos títeres y alienados locales, defensores a ultranza de que el país continúe endeudándose sin control alguno, bajo los alegatos de las necesidades existentes estatales; como, de que el nivel de la deuda externa es sostenible aún. Claro, ellos no saben con qué, ni quienes la van a pagar mañana.
Parece que los actuales gobernantes en Dominicana, sus adláteres, al igual que la caja de resonancia congresual de que “disfrutan” sus nacionales hoy, olvidaron el predicamento del gran maestro, con relación al “buque insignia” de esos prestamistas, y manejadores de economías a distancia.
¡Reléase!, pues es un mensaje siempre digno de recordar: “el Fondo Monetario Internacional es una maquinaria de poder mundial encargada de defender los intereses de una minoría de familias archimillonarias en perjuicio de los millones y millones de hambrientos de los pueblos pobres del mundo, entre los cuales está la República Dominicana. Por eso, negociar con el FMI es una forma de traicionar a los pueblos del Tercer Mundo”. (Juan Bosch).
Otras inquietudes que se plantea todo pensante medio respecto de la temática son: 1) ¿Importa a tales facilitadores de recursos financieros los niveles de corrupción que se verifican en las naciones prestatarias? 2) ¿Quiénes auditan, o verifican después el manejo y uso de los cuartos que bajo tal modalidad se reciban? Eso, en cuanto a los fines que se dicen en principio, y expuestos como excusa, en términos de utilización.
Ninguna de las dos cosas parece ser que mucho interesa a los que administran, distribuyen, y procuran mercados para la colocación de los excedentes de capital de esos buitres, los ricos del mundo, como decía el maestro don Juan Hay que buscarles destinos a todos esos cuartos acumulados. ¡Es, obviamente, la misión de esas entidades financieras!
Es evidente que, las concesiones de “dineros frescos, o nuevos”, van acompañadas de las condicionantes “narigoniles” procuradas; las que se aspira continúen, para que puedan seguir fluyendo las directrices desde allí emanadas, económicas, como de otra índole; hasta de corte estatales diversas propiamente, y en torno a las escogencias mismas de los primeros mandatarios que convengan a sus intereses.
Qué los políticos y sus allegados se hagan más ricos; consigan sus “buenas tajadas”, como se dice popularmente. Constituyen esos las ventanas que permiten la creación de mercados para la colocación de los dineros ajenos a su disposición; como, el lograr sus propósitos hegemónicos, y así poder injerenciar en los asuntos internos de los países envueltos, de la forma en que a ellos les venga en gana. Se infieren tales, como las poderosas razones que subyacen en su accionar pseudo colaborador, entre otras.
Luego, el encontrarse cualquiera en la prensa local con titulares como este: “Banco Mundial aprueba préstamo a Educación”, acompañado de su respectiva explicación sucinta: “El monto asciende a 100 millones de dórales para ayudar al Gobierno”, amén de la reseña complementaria de lugar, aunque medio solapado todo, en una página muy interior de un periódico, de esas que pocos se leen, ayuda a comprender mejor lo expuesto con anterioridad. (Ver: periódico “Diario Libre”, el 15-12-18).
Según el flamante ministro de Educación, “un financiamiento adicional por un monto de de US$100 millones (“un prestamito”) para ayudar al Gobierno a mejorar la calidad de la educación y del aprendizaje en la República Dominicana”. Y agregó, en el mismo tenor: “mejorar las oportunidades de empleo y de ingresos para todos y todas los dominicanos”. ¡Qué bien! ¿Se podrá creer en ese propósito?
Parece ser que el 4 por ciento del PIB está resultando insuficiente. Más cuartos, aunque haya que continuar endeudando el país, y sin importar que los resultados de la inversión muy poco se vean, en términos de lo que debe ser: “eficientización educativa no cuestionable; tampoco, tener que ir a pasar vergüenzas en los eventos relativos internacionales de evaluación que se llevan a efecto; no seguir haciendo el ridículo como país, tal ha sido hasta ahora la penosa realidad.
Finalmente, no se pueden obviar las aspiraciones reeleccionistas de los mandantes actuales, incluidos algunos advenedizos que han hecho públicas las intenciones de procurar dirigir los destinos nacionales a partir del año 2020, que bien podrían dar pie a una eventual asociación con la “ayudita” de referencia, y otras que se han venido agregando, como las que seguirán más adelante, no hay duda.
Cualquier parecido con todo lo tratado anteriormente, sería pura coincidencia, ¿verdad? ¡Reflexiónese con sosiego!
Autor: Rolando Fernández
